A 50 años de su estreno cinematográfico el 13 de enero de 1972, La Naranja Mecánica sigue siendo una crítica social universal y atemporal que, con la dirección de Stanley Kubrick, modificó la visión y realización del séptimo arte a través de una obra de 137 minutos de 24 imágenes por segundo.
Así lo expuso Adriana Chávez Castro, comunicóloga, crítica y maestra en cine documental por la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas de la UNAM, al asegurar que la prohibición de la cinta durante casi tres décadas la volvió mítica.
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— UNAM (@UNAM_MX) January 13, 2022
“Lo que hace especial al filme es la dirección de Stanley Kubrick, la creación de toda una atmósfera, una estética que tiene mucho que ver con la onda psicodélica de los años 60 y ahora como obra de arte universal se ha vuelto atemporal. Continúa funcionando porque nos sigue haciendo sentir”, expresó.
La también integrante de la Secretaría de Extensión Académica de la Facultad de Filosofía y Letras, quien dirige el cineclub de dicha entidad académica, añadió que es una de las grandes obras maestras del séptimo arte por la innovación en el lenguaje cinematográfico, además de su proyección y crítica social.
En palabras de la experta, La Naranja Mecánica no es solamente la adaptación innovadora de una novela, escrita por Anthony Burgess, al cine, sino el tratamiento estético sonoro con temas y adaptaciones musicales de Henry Purcell y Ludwig van Beethoven.
De acuerdo con Chávez, la película cambia la estética de otras, pues cada toma y encuadre tiene sentido en la obra porque su director era un gran conocedor de las formas cinematográficas.
“El trabajo meticuloso de Kubrick queda constatado en cada escena. Por ejemplo, Alex, el personaje protagónico de este filme, tiene que aventarse desde cierta altura, por lo que para dicha toma se sabe que Stanley lanzó solo la cámara grabando para representar y darle credibilidad a la caída con un POV (cámara subjetiva)”.
La película, aseguró, retoma el tema de la ultraviolencia, pero “no solo es la violencia por la violencia”, pues se trata de un trabajo que busca que los espectadores piensen y reflexionen, ya que de fondo tiene dos tópicos: la crítica y emprender esta revisión de cómo el libre albedrío puede llegar al ser humano; “esta posibilidad de elegir entre el bien y el mal”.
“Vemos incluso esa crítica visual a los regímenes totalitarios de la primera mitad del siglo XX, por lo que invito a las generaciones que no conocen esta película a que se acerquen y encontrarán en el pasado un futurismo extraño”.
La cinta fue tan importante que, hasta después de la proyección, el libro se empezó a popularizar. De acuerdo con la académica, el largometraje fue polémico ya que, después del estreno, jóvenes en Reino Unido trataron de imitar la hiperviolencia que en él se mostraba, ocasionando incluso que Kubrick y su familia recibieran amenazas de muerte.
“Por ello, no se presenta en su momento en festivales, aun cuando cuenta con nominaciones al Oscar, se trunca su exhibición, porque él mismo la retira y es hasta 1999, cuando fallece, que vuelve a circular”, finalizó.