El próximo 23 de marzo se cumplirá casi un siglo de que se presentó La Creación, el primer mural del pintor mexicano Diego Rivera, en el Anfiteatro de la Escuela Nacional Preparatoria del Antiguo Colegio de San Ildefonso.
La obra explora el concepto del mestizaje, pero también es una alegoría sobre las artes y las ciencias, y una escala cósmica que plantea la transmisión del conocimiento desde lo celeste hasta lo terrestre, indicó la especialista del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, Sandra Zetina.
“La iconografía es compleja en extremo y probablemente está basada en las pinturas al fresco de la Estancia de la Signatura, en el Vaticano, de Rafael, donde confluyen temas cristianos y paganos: Adán y Eva con el árbol de la vida, Apolo y las musas, así como las virtudes teologales y cardinales.”
El mural fue pintado por Rivera entre 1922 y 1923 por encargo del entonces secretario de Educación Pública, José Vasconcelos, durante el gobierno del presidente Álvaro Obregón.
“Es considerado el primero de una serie que inauguró un nuevo modo de figuración y, también, una nueva relación con el espacio arquitectónico”.
A cada lado del mural hay dos escenas: en la de la izquierda aparece la Mujer sentada y desnuda; luego están las musas o alegorías de las artes y las ciencias: la Música, con piel de oveja y una flauta; el Canto, con vestido rojo; la Comedia, con trenzas; y la Danza, de pie y con los brazos alzados.
Junto a ellas se ven las personificaciones de las virtudes teologales: la Fe, la Esperanza y la Caridad.
En la escena de la derecha se aprecia al Hombre sentado y desnudo; la Fábula, vestida de azul y oro; la Tradición, con un vestido carmesí; la Poesía Erótica, con el cabello rubio; y la Tragedia, con el rostro cubierto por una máscara.
A lado de ellas están las personificaciones de las virtudes cardinales: la Prudencia, la Justicia, la Continencia y la Fortaleza. Arriba de cada escena flotan las figuras de la Sapiencia y la Ciencia.
De acuerdo con Zetina, Rivera recurrió a varias personalidades de la época para usarlas como modelos. Para la Música se basó en la entonces bailarina Dolores del Río; para el Canto en la modelo y novelista Guadalupe Marín, con quien Rivera se casó posteriormente; para la figura de la Comedia se inspiró en la actriz de tandas Guadalupe Rivas Cacho; para la Danza, en la compositora, organista, pianista y profesora Julia Alonso; y para la Poesía Erótica en la pintora y poeta Carmen Mondragón.
“Como el Anfiteatro de la Escuela Nacional Preparatoria era un lugar simbólico muy importante para la Universidad Nacional de México, Vasconcelos concluyó que debía buscar a un pintor experimentado para que pintara un mural en su interior y pensó en Rivera”, señala la experta.
El entonces funcionario estableció comunicación con el artista por medio de Alfonso Reyes. En esa época el guanajuatense todavía estaba en París, donde había participado en los movimientos vanguardistas, especialmente el cubismo; sin embargo, ahora proponía una nueva figuración a partir del constructivismo y la representación de más dimensiones espaciales en un plano bidimensional.
“Gracias a este primer contacto con Vasconcelos y a la venta de algunas de sus pinturas, Rivera tuvo la oportunidad de hacer un viaje por Italia, que resultó fundamental para lo que sería el primer muralismo, pues ahí pudo ver y estudiar a los autores de las grandes obras de la pintura mural”.
Una vez que llegó a México en 1921 y se relacionó con el proyecto del secretario de Educación, comenzó a ofrecer una serie de conferencias en las que, además de mostrar cómo funcionaban las vanguardias europeas, incitó al medio artístico mexicano a renovarse.
En la actualidad se conocen varios bocetos de La Creación, en los cuales se aprecia cómo fue cambiando su composición para anclarla en la estructura arquitectónica y transformar el espacio.
Para realizarla, Diego Rivera utilizó la técnica encáustica, la cual emplea cera fundida y resina para aglutinar los pigmentos y que se aplica con fuego directo.
El pintor dijo que había recuperado esta técnica griega antigua y al mismo tiempo creado la encáustica mexicana, pues a la fórmula le añadió resina de copal y utilizó un soplete para fundir los colores sobre el muro.
“Como la encáustica es muy complicada tardó un año en terminar dicho mural, por lo que nunca más se sirvió de ella para pintar otro».
«Como asistentes tuvo a Carlos Mérida, Xavier Guerrero y Jean Charlot. Tan colectiva fue la hechura de La Creación, que no está firmado”.
El 23 de marzo de 1923 la obra La Creación fue presentada en el emblemático recinto por Vasconcelos, Alfonso Caso y Manuel Maples Arce, fundador del estridentismo.
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En el mural «La Creación», de Diego Rivera, la luz solar actúa como metáfora de la energía cósmica, que el hombre puede transformar en belleza y conocimiento. ?#UNAM100AñosDeMuralismohttps://t.co/5w9d0Yr1pf«
— Gaceta UNAM (@Gaceta_UNAM) March 21, 2022