Arcelia Ramírez

«Quisiera que ‘La civil’ explote en la conciencia y el estómago de los mexicanos»

La actriz Arcelia Ramírez estrena el filme justo cinco años después del asesinato de Miriam Rodríguez, quien inspiró la historia y fue masacrada un 10 de mayo

Arcelia Ramírez está por cumplir cuatro décadas de carrera con casi medio centenar de películas y personajes icónicos del cine mexicano, coronada en el Festival de Cannes 2021 con ocho minutos de aplausos por su interpretación de Cielo, una madre que caza a los secuestradores y asesinos de su hija en La Civil, de la rumana Teodora Mihai, que ganó el premio Courage en la sección Una cierta mirada.

“Quisiera que La civil le explote al público en la conciencia, en el espíritu, en el estómago”, comenta en entrevista después de la presentación en Cineteca Nacional de su película, en espera de contribuir con ella a revertir la violencia en México y, en especial, a que paren las desapariciones forzadas.

El filme llega a las salas de cine este 19 de mayo, justo cinco años después del asesinato de Miriam Rodríguez, quien inspiró la historia y fue masacrada un 10 de mayo, Día de la Madre, afuera de su casa en San Fernando, Tamaulipas,  tras llevar ante la justicia a los verdugos de su hija Karen Alejandra.

Arcelia Ramírez (DF, 1967) conversa sobre su papel de Cielo, una mujer que se transforma de ama de casa en vengadora y desciende a su propio infierno moral, y que la actriz ve como “un abrazo” a miles de madres que, como Miriam, buscan a sus hijos, hijas, esposos, hermanos desaparecidos en México.

—Tengo la impresión que muchos personajes que ha interpretado la llevaron a Cielo, desde Natividad, en La Mujer de Benjamín, o Julia, de Así es la vida, hasta Desaparecer, de Pascal Rambert. ¿Cree en el destino?

—Siempre he tenido la sensación de que los personajes me eligen a mí. ¿Qué te puedo decir sobre este papel? Cuando recibí esta invitación por parte de Teodora Mihai y leí el guion, me pareció un privilegio enorme tener un personaje de tal magnitud y poderoso en mis manos. Y muy poco tiempo después Pascal Rambert –un director y dramaturgo francés de quien ya había hecho dos obras de teatro, La clausura del amor y Hermanas– tenía el proyecto desde hacía un par de años de trabajar en México sobre el tema de las desapariciones y que derivó en su pieza Desaparecer, donde yo hacía el papel de la madre de Ángel, el personaje que desaparece. Creo que eso preparó mi corazón, mi espíritu para poder entender a cabalidad la situación de Cielo. Yo ya sabía que iba a hacer la película antes de empezar a ensayar Desaparecer en el teatro Juan Ruiz de Alarcón de la UNAM a principios de 2020 y que se suspendió por la pandemia. Son dos proyectos como que se eclipsaron y se retroalimentaron.

“Quizás haya una parte de destino y otra parte de que uno se pone ahí. Cuando recibí la invitación para hacer Cielo pensé: ‘¿Qué pasó, qué puse? No puse, porque habría sido muy pretencioso pensar que puse algo para recibir ese regalo tan grande, pero sí creo que hay cosas que llegan así como una fortuna, pero uno tiene que estar listo para recibirlas y para responsabilizarse de ellas, que es un poco lo que sentí cuando recibí este guion, que además de tener un material artístico muy valioso y un proyecto súper sólido, era la ocasión de darle voz a tantas mujeres, madres, tantos padres, hermanos y hermanas, que buscan a sus seres queridos en este país; teníamos la ocasión de hablar sobre una herida profunda, una herida abierta, sangrante, de poner este tema sobre la mesa para robustecer este debate, este análisis esta necesidad de entendimiento de lo incomprensible, de lo que no tendría que suceder en México”.

—Usted hizo un papel con el maestro Arturo Ripstein, que es el otro extremo de la madre: Julia en Así es la vida, inspirada en la Medea de Eurípides, una madre que asesina a sus hijos por la traición de su pareja. ¿Cómo concilia a ambas madres, ambos papeles, Julia y Cielo?

—Ay, pues, son muy distintas. Julia se antepone a sí misma antes sus hijos, está ella primero, ella y su herida y su soberbia, su orgullo y su ego, está ella antes que sus críos. Y Cielo es al revés, ella vive para encontrar a su hija, vive para su hija, para empezar, vuelve la búsqueda de su hija su razón de ser. No sé, por otro lado, creo que Julia y Cielo llegan en dos momentos muy distintos en mi vida profesional y personal, así que no sé. Estoy muy agradecida de haber tenido a Julia en mis manos también. Fue una cosa que me costó tanto comprender y me dolió tanto ese personaje, tanto, tanto. No era mamá en aquel entonces, quizás eso me ayudó. Me pongo a pensar ahorita que lo mencionas en eso. Quizás hasta era mejor que no haya sido mamá en aquel entonces, pero sin duda que ser mamá ahora también me ayudó a dimensionar la travesía, el viacrucis que vive Cielo en La civil, ¿sabes? como pulsar esta tragedia, esta incertidumbre, la tortura de la incertidumbre que viven las mujeres en esta situación.

Arcelia Ramírez
La actriz Arcelia Ramírez y parte del elenco. Foto: José Juan de Ávila.

De hecho, con Julia la actriz tuvo su primera incursión como actriz en una película exhibida en Cannes en 2000, en la selección oficial también de Una cierta mirada. Y le redituó un premio en La Habana.

—¿De qué manera logra salirse de un personaje como Cielo? ¿Cómo es posible que una actriz pueda desprenderse de un personaje así o del Julia o el de Natividad?

—La experiencia como actriz me ha llevado a cada vez a identificar la frontera entre la ficción y la realidad; es decir, cada vez veo más clara esa línea y eso me permite ir con más plenitud de la ficción a la realidad. Que no pasó así con Julia, porque justamente ese es casi de los únicos proyectos en los que yo me llevé el personaje a mi casa. Creo que tenía que ver también con una cierta inseguridad de, en aquel entonces, no acceder al día siguiente a la intensidad que me exigía ese personaje, que debía estar en la misma situación todo el tiempo, porque pasa en dos días; como que Julia nunca dejaba de estar en ese estado de ánimo de base, me costaba mucho trabajo pensar que al día siguiente no iba a llegar, no iba a alcanzar la intensidad. Y también creo que se debió al estrés que me daba trabajar por primera vez con Arturo Ripstein, quizás también jugó ahí inconscientemente, no sé.

“El caso es que me llevé el personaje de Julia a mi casa y fue muy agotador, no me gustó, no lo recomiendo, no es necesario, salvo cuando te ocurre como me ocurrió en aquella ocasión, porque sin duda, vaya, Así es la vida fue uno de los proyectos que más satisfacciones me ha dado, y yo las he sentido a la hora de hacerla. Pero, en La civil, no había necesidad de esto, no me llevaba a Cielo a mi casa; hacíamos el corte en el set y ya, yo regresaba a mi vida real. En La civil sí hubo una permanente concentración, una necesidad de estar muy al pendiente de todos y cada uno de los elementos que yo necesitaba controlar como mi entrenamiento físico, mental emocional, estar muy bien preparada para echar mano en cualquier momento de lo que hiciera falta a la hora de verificar las escenas en el set”.

La talentosa y guapísima actriz, que ha sido dirigida por Carlos Carrera, Arturo Ripstein, Busi Cortés, Rafael Montero, Maryse Sistach, entre otros, cuenta cómo fue trabajar con la directora Teodora Mihai, en una producción Bélgica-Rumania-México, apoyada ni más ni menos que por cineastas como los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne, su colega también rumano Cristian Mungiu e incluso Michel Franco.

“Mis primeros contactos con Teodora fueron por mail. cuando me propuso La civil; me mandó el guion. El proyecto se atrasó y nos alcanzó la pandemia, entonces los encuentros en relación al trabajo completo fueron por zoom, hasta que ella pudo viajar a México y nos encontramos durante mes y medio todos los días para hablar del personaje, para analizar el guion, cada escena, cada obstáculo, cada objetivo, estado de ánimo del personaje, los matices, las intenciones… Es decir, había que diseñar, que acordar muy claramente este arco dramático, esta trayectoria o recorrido del personaje de principio a fin que empieza en un lugar muy distinto al que termina; para poder tener todos los acuerdos y las demás herramientas posibles que nos hicieran falta a la hora de hacer las escenas en el set”.

Después de que entraron todos los demás elementos para la película, desde la fotografía, el diseño de arte o el sonido, vino el trabajo con el reparto: Álvaro Guerrero, que encarna al ex esposo de Cielo y padre de Laura, un actor condiscípulo suyo en el Centro Universitario de Teatro y con quien ha trabajado en múltiples proyectos; Jorge Jiménez, Juan Daniel García Treviño y Mónica del Carmen.

“Todos esos elementos intervinieron para que Cielo estuviera ahí cabal y en la justa medida. Teodora hizo un trabajo estupendo de dirección de actores y general, fue muy meticuloso el trabajo de dirección, con una enorme sensibilidad, respeto profundo al contenido de la película. No sé, lo disfruté mucho. A pesar de que es una ficción tan dolorosa y tan dura, el proceso fue por demás gozoso. Teodora nos puso a todos en el mismo riel, y cuando uno siente eso en los proyectos, realmente hay una enorme libertad y plenitud. La directora cuidó mucho el tono, no quería irse ni al melodrama ni al amarillismo, ni a hacer una película de entretenimiento, por más que es una muy emocionante y hasta de pronto una película de acción, un poco por este viacrucis, por este viaje a los infiernos que recorre Cielo”.Arcelia Ramírez

La civil está inspirada en la historia de Miriam Rodríguez, asesinada un 10 de mayo, después de su búsqueda de los asesinos de su hija, es obvio que la mataron justo ese día con un mensaje claro. Si usted tuviera enfrente a la señora Miriam ¿qué le diría después de haber hecho La civil?

—No sabría qué decirle a Miriam Rodríguez. Creo que la abrazaría, creo que Cielo es un abrazo, La civil es un abrazo a todas las mujeres que están pasando por esta situación. Incluso los ocho minutos de aplausos que me dio el público en Cannes eran producto de la empatía que sintió con el personaje de Cielo y, a través de él, con todas las mujeres mexicanas que buscan a sus seres queridos. Porque justo por eso Teodora cambió el sentido de su proyecto y en vez de hablar de una sola mujer habló de Cielo, que recogía el testimonio no nada más de Miriam Rodríguez sino de tantas mujeres con las que se entrevistó. Es decirles: “Aquí estamos poniendo un granito de arena para tratar de revertir esta situación; no están solas, estamos con ustedes, queremos que esta realidad cambie y que haya justicia”.

—¿Qué pensaba durante esos ocho minutos de aplausos en Cannes? Debieron ser una eternidad.

—¿Qué pensé esos minutos? Pues nada, no pasaba por la razón el momento, era pura emoción y puro asombro, porque fue muy inesperado, la verdad. Conocía muy bien ese festival, como espectadora fui varias veces, lo fui conociendo y disfrutando poco a poquito, porque las primeras no hablaba francés, ya después fui dominando el idioma y disfrutaba cada vez más ese extraordinario festival, que es un manjar. Pero el regresar –tenía como 10 años sin ir– y regresar como actriz y vivir en esta experiencia con el público en Cannes fue una cosa que no me esperaba, y durante esos ocho minutos de aplausos lo único que pasó fue que me llené de emoción, de pura sorpresa y, sí, de satisfacción también.

—Con toda su trayectoria en México, no ha recibido un reconocimiento como se merece, creo, por ejemplo un Ariel. ¿Cree que con La civil, el premio Courage y los aplausos en Cannes ahora sí llegue ese reconocimiento a su extraordinaria y prolífica carrera en México?

—No tengo idea, cuando uno hace su trabajo no piensa en los reconocimientos, es una consecuencia y son cosas que uno no piensa de entrada. No sé, que llegue al público, eso es a lo que aspiramos. Toda la ovación de Cannes sirvió para que México se apropiara de esa noticia y de ese momento hace un año, respondiendo quizás a esta sed que teníamos de recibir una buena noticia, una noticia luminosa, un abrazo. También provocó el deseo en el público de ver la película, todo el mundo cuando me veía en la calle, en muy diferentes ámbitos, la gente se acercaba y me decía: “¿Cuándo la vamos a poder ver en México?” Y pues ese momento ya llegó. La civil ya está en las pantallas grandes, eso también me da muchísimo placer. Cine Caníbal le está dando una digna distribución, en 200 salas de todo el país.

“Me da muchísimo placer que La civil llegue al público en las magnificas condiciones de la pantalla grande, alrededor de otras personas, con esa calidad de sonido, con esa posibilidad de inmersión que nos da la sala cinematográfica. Eso es lo que yo quisiera, que el público la reciba, que el público la disfrute, la comente, la analice, la critique, la acepte, se la apropie, que le explote en la conciencia, en el espíritu, en el estómago, que suscite un pequeño o gran cambio, dependiendo de cada quien, de cada lugar que uno ocupe, que con pequeños gestos tratemos de revertir esta situación, de cambiar nuestra realidad. Hay gentes que tendrán maneras de incidir más directamente sobre la realidad de este país, a nivel político, social. Nosotros no somos políticos, activistas, periodistas, somos creadores y narradores de historias, y ofrecemos esta historia justo para tratar de que las cosas se muevan y se modifiquen”.Arcelia Ramírez

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