“Ando en mis días”, “Me llegó Andrés”, “Me bajó”, todos ellos eufemismos para señalar que estamos menstruando.
Para algunos, el estigma alrededor de la menstruación es una forma de misoginia. De hecho, en el mundo hay al menos 5 mil maneras diferentes de referirse a la menstruación sin nombrarla, según una encuesta mundial realizada por la aplicación de salud femenina Clue.
Para la psicóloga experta en género Eugenia Tarzibachi, el cuerpo masculino (el que no menstrúa) es el que ha sido el eje de medidas de muchas cosas, de cómo funciona el organismo normalmente y de cómo la menstruación entonces sería considerada como una patología. Por eso la vergüenza. Por eso históricamente menstruamos en silencio, sin nombre, con toallas escondidas y con el temor de mancharnos. Porque la menstruación mancha… de vergüenza.
Y esto no solo pasa en países latinos, considerados machistas. Por ejemplo, Suecia, que se clasifica regularmente como uno de los países más feministas del mundo, con generosas licencias parentales, cuidado infantil asequible y una historia de mujeres en la política, en 2017 enfrentó una batalla por unas imágenes en el metro. El tunnelbana, como se le llama al metro de la capital sueca, hay arte expuesto en 90 de las 100 estaciones a lo largo del sistema de túneles de 109 kilómetros.
Las obras permanentes de décadas de antigüedad manejan temas sociales, desde los derechos de las mujeres, hasta la inclusión y la deforestación (BBC). Pero cuando en octubre de 2017 fueron expuestas tres imágenes diferentes de patinadoras sobre hielo con manchas menstruales en la entrepierna, el debate se encendió, pues muchos lo consideraban de mal gusto, aberrante y “mal” que usaran el dinero público para mostrar una escena tan cotidiana como una mujer que se mancha en su periodo menstrual en sus actividades cotidianas.
Hoy en día no sólo se ha comenzado a popularizar el tema en espacios públicos y laborales. Poco a poco las nuevas generaciones comienzan a cuestionar el porqué llevar el tampón escondido y murmurar cuando se pregunta si estás manchada.
Será que por eso el equipo de Glow, el estudio desarrollador de las apps de seguimiento del periodo Eve y Glow, tiene como misión cambiar lo que se dice sobre la menstruación, al menos en el mundo virtual. En sus apps para seguir las fechas menstruales dan información y resuelven con conocimiento las dudas al respecto; según el equipo de Glow, la clave para normalizar la discusión sobre la menstruación es animar a todo mundo a educarse y abrir su mente.
We will do our very best to make every single Glow user’s experience as positive and safe as it can be. We deeply thank you for being a part of this wonderful community and trusting us to serve you everyday!
— Glow, Inc. (@GlowHQ) June 25, 2022
Abrir la mente a normalizar que la menstruación está presente donde quiera que estemos. Que debe ser normalizada en el arte, que impacta la economía, a las atletas de alto rendimiento, a las estudiantes, etc. Que no somos impuras ni imperfectas. Sólo mujeres menstruando.
Y vale la pena retomar la frase en la ilustración en el metro de Suecia: «Está bien. (Sólo estoy sangrando)», reciclando y dándole un giro feminista al título de la canción de Bob Dylan: «I’m alright, Ma (I’m only bleeding)».
Sólo sangramos. ¿Y?