La soprano mexicana Cecilia Eguiarte encarnó a sor Juana Inés de la Cruz en la ópera La sed de los cometas, de Antonio Juan-Marcos, que se estrenó el viernes 30 de septiembre en la sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario, en la inauguración también del nuevo Festival Cultura de la UNAM.
“Mimetizarme con sor Juana sigue siendo todo un descubrimiento”, comenta en entrevista sobre el rol.
Para la cantante, que conoció de niña a sor Juana primero por los billetes de 200 pesos y luego por las clases de Historia de México en la secundaria, ya es su segundo acercamiento a la intelectual novohispana, tras grabar en 2021 la película basada en la ópera de Juan Trigos, El divino Narciso.
Eguiarte (Ciudad de México, 27 de abril de 1992) ya interpretó a dos poetizas en su carrera, Alcira Soust Scaffo y sor Juana Inés de la Cruz, ambas para dos óperas mexicanas: Luciérnaga, de Gabriela Ortiz, y La sed de los cometas, de Juan-Marcos, que contó con libreto de Mónica Lavín, autora de Yo, la peor (2009), por la que ésta ganó el Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska 2010.
Beneficiaria del Estudio de la Ópera de Bellas Artes, la artista destaca la sororidad que halló en la obra en tres actos de Juan-Marcos. Y afirma que en la puesta en escena de Belén Aguilar se creó un espacio de visibilización de las mujeres, bajo la batuta de José Areán al frente de Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata y con el Coro de Madrigalistas de Bellas Artes, dirigido por Rodrigo Cadet.
—¿Cuál fue su primera reacción cuando obtuvo el papel de sor Juana?
—En febrero de este año, recibí una llamada del maestro José Areán preguntándome si me interesaba hacer el papel de una ópera nueva y, en cuanto me dijo que sería sobre la vida de sor Juana Inés de la Cruz, no lo dudé ni un segundo. Organizaron una audición con los directivos de la sala Nezahualcóyotl para escucharme y corroborar que mi voz era adecuada para el rol, y a las pocas semanas me avisaron que en agosto comenzaríamos ensayos. Estaba muy emocionada y curiosa de explorar todo el mundo que Antonio Juan-Marcos y Mónica Lavín estaban creando para así empezar a crear mi versión de la Décima Musa mexicana.
—¿Cómo fue su primer acercamiento que recuerde con sor Juana y cómo fue ahora para el papel?
—Cuando iba en la secundaria, en la clase de Historia de México, fue mi primer acercamiento con ella. Claro que antes ya la identificaba en los billetes de 200 pesos (ahora de 100 pesos). A esa edad solo sabía que fue la gran escritora del Siglo de Oro y conocía alguno de los títulos de su obra. Justo el año pasado, con la compañía Ópera Cinema grabé la película basada en la ópera de Juan Trigos El divino Narciso (auto sacramental de sor Juana), donde interpreté a Eco. En este momento, me puse a investigar muchísimo sobre sus auto sacramentales.
“Por coincidencias de la vida después de que José (Areán) me habló, leí el libreto de Mónica Lavín, basado en su libro Yo la peor, y descubrí que hablaríamos de sor Juana desde la época más prolífica de sus escritos, 1680, cuando le encargan el arco alegórico (Neptuno Alegórico) para la llegada de los virreyes, y desde ese momento su palabra iba a ser escuchada más que nunca. Entonces, me puse a investigar a profundidad sobre toda su vida.
—¿Qué características para su voz le exige este papel?
—Es un rol que exige un rango vocal amplio; tiene muchos graves, muchas líneas melódicas en la zona del paso hacia los agudos, lo cual es un reto mantenerlo, por ejemplo, toda la escena 3 del acto 2 oscila entre mi, fa, sol 5; tiene un clímax en do 6 y sigue jugando con si y la 5 hasta acabar la escena (que dura 17 minutos). Por otro lado, tiene momentos muy expresivos como la escena 2 del acto 1 donde describe a México. También tiene momentos que te llevan a expresarte desde la parte más profunda de las entrañas, hay que saber balancear para no perder la línea vocal y al mismo tiempo transmitir la emoción. Creo que Juan-Marcos logra exponer la evolución, transición y conexión de cada personaje; la orquesta siempre juega un papel dador de texturas y el coro es juez y parte de las situaciones, por lo que hay que entender la estructura de cada uno de los elementos e integrarlos como uno solo.
—¿Qué representa para usted estrenar una ópera y en particular una mexicana?
—Primero que nada, es un honor tener esta oportunidad. En México tenemos enormes artistas y creadores. En el 2019, tuve la fortuna de estrenar la ópera-monólogo de Gabriela Ortiz Luciérnaga y explorarme a través de otra poeta, Alcira Soust Scaffo (poeta uruguaya que residía en México). Ahora tocó a mi puerta la gran sor Juana, me siento con una gran responsabilidad y también feliz de que siga resonando su palabra en nuestro siglo. La ópera mexicana debe ser escuchada en todo el mundo.
—¿Cómo alimento al personaje de sor Juana?
—Todos sus vínculos son muy importantes. La otra Juana (Araceli Pérez, contralto), mujer que le ayuda a Sor Juana en todos los quehaceres de su vida, es su aliada, su confidente, su amiga. La virreina María Luisa (Frida Portillo, mezzosoprano), mujer que comparte los mismos gustos, enamoradas del arte y de sus almas. Entre la otra Juana y la virreina podemos encontrar la sororidad y acompañamiento entre mujeres siempre latente.
“Con su mejor amigo de sor Juana, (Carlos de) Sigüenza y Góngora (Enrique Guzmán, tenor), encontramos el entendimiento del mundo, de la ciencia y de lo intelectual. El confesor Antonio Núñez de Miranda (Rodrigo Urrutia, barítono) es quien primero apoya a sor Juana y después la traiciona. El juego de poder presente. Con todo el entendimiento de sus relaciones y con la guía de Belén Aguilar logramos crear un mundo en el que sor Juana es humana, erudita, amiga. Un espacio de visibilización entre mujeres”.
—¿Qué descubrió de sor Juana y de usted al interpretar este papel?
—Mimetizarme con sor Juana sigue siendo todo un descubrimiento. Mujer curiosa, amante del arte, de la palabra, mujer que expresa lo que siente, mujer presente.
—¿Qué le gusta del personaje y qué no?
—Tener que decidir entre casarse o estar en un convento para hacer lo que uno quiere me parece muy fuerte y al mismo tiempo una estrategia muy poderosa. En nuestro siglo lo vivimos de diferentes maneras, pero me encanta que sor Juana abrió la brecha para muchas mujeres. Nos da valor, nos da credibilidad, una mujer adelantada a su siglo y que seguimos aprendiendo de ella y seguiremos…
—¿Quién es ahora para usted sor Juana después de interpretarla en La sed de los cometas?
—Una mujer valiente, vulnerable, aliada, amiga, hermana, enamorada, creativa, conectada. Una mujer que vivirá para siempre. Un verdadero placer coincidir y descubrir tu mundo, sor Juana.
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Aún puedes verla este 2 de octubre, 18h.
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— CulturaUNAM (@CulturaUNAM) October 1, 2022