Tin Tan nos enseñó grandes clásicos

A cincuenta años de que nos dejó el pachuco, recordamos cuatro adaptaciones geniales que se volvieron películas de éxito en el cine nacional
Tin Tan participó en adaptaciones de clásicos de la literatura como La marca del Zorillo, El vizconde de Montecristo, Lo que le pasó a Sansón y Las mil y una noches.
El señorito Tin se convierte en el héroe de las Californias El Zorrillo.

Tin Tan participó en adaptaciones de clásicos de la literatura como La marca del Zorillo, El vizconde de Montecristo, Lo que le pasó a Sansón y Las mil y una noches.
Germán Valdés, en La marca del Zorrillo.
Dispensen ustedes, muy buenos Diógenes. Esta es una confesión: no soy ningún experto, pero sí un cliente frecuente del cine de Tin Tan y por eso puedo vivir del cuento y a veces hablando sabrosón. Así que con su permiso…. contemos cosas su avena y su arroz con leche porque aunque nuestro trompudo lleva un tostón bien helodio, como cerbatana de cantina, naranjas agrias que nos ponemos a Yolanda y mejor hablemos de esos grandes clásicos (y no griegos, como el perfil) que llevó a la pantalla. Ojo al parche.

Tin Tan, de Zorro a Zorrillo

Para abrir buchaca tenemos al héroe de las Californias, sí, el Zorro que esta vez fue La marca del Zorrillo, donde el señorito Tin (Tan) y su escudero, el diantre de botana con patas de Tun Tun, rescatan la hacienda del vizconde de Texmelucan, padre del protagonista, con la ayuda de una bruja agradecida tras ser salvada y su ungüento mágico que convierte al cobarde (aunque alegue ser pacifista y odie la guerra fría, la guerra caliente y la guerra tibia) en el héroe de la cuadra.

El orgulloso padre del personaje original fue el gabacho Johnston McCulley, quien presenta al Zorro en su novela por entregas La maldición de Capistrano en 1919.

Tin Tan participó en adaptaciones de clásicos de la literatura como La marca del Zorillo, El vizconde de Montecristo, Lo que le pasó a Sansón y Las mil y una noches.
El vizconde visita el banco de su rival.

Un trompudo busca venganza

Y pues hablando de vizcondes, y no de ojos bizcochos, Tin Tan también fue Inocencio Dantés, quien acaba guardado un tiempo en el Botticelli por “confiar en la honradez de una mujer y en el amor de un hombre”, ¿o cómo era? Pues en El vizconde de Montecristo, nuestro querido piano con bigotes busca venganza a toda costa y la consigue al arrebatarle un banco (no de sentar, sino de dinero) al padre de aquella muchacha (Ana Bertha Lepe) que lo enamoró sólo para inmiscuirlo en un fraude.

Claro, la historia es la del franchute Alexandre Dumas, que publicó su novela en 1845 y conocimos en otras adaptaciones para la pantalla grande y hasta en series de lo más actuales.

Tin Tan participó en adaptaciones de clásicos de la literatura como La marca del Zorillo, El vizconde de Montecristo, Lo que le pasó a Sansón y Las mil y una noches.
Selim y Gota de Miel.

El pachucho en el desierto

Y como acá le hacemos a Todosio, también contamos Las mil y una noches, pero con estilacho. Érase una vez, que en Damascotepec el Alto el pariente de Sherezada, Ven Aquí, y su adorada Ven Acá ofendieron con su amor al sultán, pero sacan el oficio familiar para evitar que les pase lo que al perico y relatan unas historias macanudas para evitar la ejecución.

Entre esos cuentos, está ese en que los esposos Gota de Miel (María Antonieta Pons) y Selim (Tin Tan) se quedaron sin un clavo y debiendo dos letras del elefante que compraron para transportarse, así que se inventan una trampa para engañar al emir y a su esposa, fingiendo sus muertes para pedirle a uno y al otro dinero para el entierro.

En la colección original del Medio Oriente este relajito es parte de la “Historia del durmiente despierto” y los personajes se llamaban Abu I-Hasan y Caña de Azúcar, quienes también se avientan la puntada de engañar a los soberanos de Bagdad. Ah, ¿verdad?, seguro el ojal se les saltó de la carátula. De Simbad el mareado, después hablamos.

Tin Tan participó en adaptaciones de clásicos de la literatura como La marca del Zorillo, El vizconde de Montecristo, Lo que le pasó a Sansón y Las mil y una noches.
Sansón, en la versión del pachuco.

Un dientón bíblico

Para cerrar con broche de oro, una de la Biblia sobre un carnalito fortachón que le patinaba la azotea por una tal Dalila y se dejó despelucar mientras dormía. Anjá, eso fue Lo que le pasó a Sansón. Me lo dejaron píldoro y con las linternas apagadas. La trama se la saben, porque viene en el libro de los Jueces del 13 al 16, y aquí mi pachuco de oro brilló una vez más.

Clarín corneta que muchas de las adaptaciones no hubieran sido posibles sin la prodigiosa chompeta de Juan García, El Peralvillo, quien fue guionista de muchas de las cintas de Tin Tan, incluyendo El rey del barrio.

Así que si hay ganas de ver más, habrá varios homenajes al trompudo, incluyendo un ciclo de cine en la UNAM. Y como no soy un experto, sino un cliente frecuente, me iré a ver todo eso. Este rorro Sebastopol para otro chante, ¿ve? Ahí los vidrios, carnalitos.

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