El escritor checo Milan Kundera falleció en Francia a los 94 años.
El prosista, dramaturgo y poeta, quien desde 1975 vivió en Francia como exiliado primero y después como ciudadano, desde los ochenta escribía en idioma francés y se le recuerda indiscutiblemente a escala mundial por haber escrito obras como La insoportable levedad del ser, La broma y El festín de la insignificancia. Nunca ganó el Nobel, pero lo trascendió.
Y es precisamente por La insoportable levedad del ser que generaciones fueron marcadas. Ya fuese por gusto o como asignatura escolar, muchos leyeron completo o al menos el resumen del libro.
La trama se desarrolla durante la primavera de Praga que finaliza con la invasión rusa en el año de los movimientos, 1968. En ella se narra la historia de Tomás y Teresa, sin ser una obra de amor como algunos han querido señalarla, sino más bien del poco amor que Teresa tuvo por ella misma y por lo que termina enganchada en una relación en la que no recibe lo que da. A pesar de ello, Tomás persiste en mantener presentes los elementos para perdurar juntos a sabiendas que él no la ama. O no como ella lo desea.
Ahora, podría alegarse que tampoco Teresa fue una víctima total de él. Ella llega a instalarse a la fuerza en su casa. Y Tomás se siente incapaz de rechazarla al desarrollar lástima por ella. Pero no deja pasar la oportunidad de entablar una relación erótica para él, amorosa para ella.
Sin embargo, Tomás no solo muestra esta irresponsabilidad afectiva sólo con Teresa. En el libro se da cuenta de sus relaciones con otras mujeres, su negativa a siquiera pernoctar una noche completa con una mujer, y su desapego por la madre de su hijo y por su hijo mismo.
Y es digno de tomar apunte cómo a lo largo de los últimos años Kundera fue señalado como misógino debido a los personajes con esas características presentes en varias, casi todas sus obras.
¿Es válido señalarlo como tal debido a lo escrito en su obra? Para muchos la obra es lo social del autor. Nos comparte de su yo interno aquello que lo atormenta, que lo atrapa Y si bien la obra es creación del artista, ésta no es una mímesis de la realidad.
Sería muy pobre reducir la obra de Kundera a sus personajes. Aunque con ello no se implique que sí se pueda hacer un análisis de la trama y determinar si ésta posee rasgos de misoginia en sus personajes.
Hemos de trascender al autor y su creación. Separarla y ver la majestuosidad de uno y la personalidad de aquello producido en el mundo sensible.
