No te ayudes, compadre. Esta frase parece acomodar al cien por ciento a la organización animalista estadunidense PETA (People for the Ethical Treatment of Animals).
En una sociedad donde las diferentes agendas tanto feministas como ambientalistas cada día se enfrentan a más enemigos debido a las polarizaciones y en ocasiones excesos de sus seguidores, que terminan por ser misiles en manos de sus detractores, surge este declaración: “Si eres feminista no puedes ni debes comer huevos o leche”.
Y, lejos de cualquier asociación en doble sentido, el tema del consumo de huevos y leche, de acuerdo con PETA, es incompatible con el hecho de ser feminista.
En la última campaña contra las dietas no veganas, el organismo ha comparado la inseminación artificial de vacas lecheras con el abuso sexual que sufren las mujeres. En su portal web ellos mismo han externado su posición al respecto.
«Las industrias de la carne, los huevos y los lácteos se basan en la explotación de hembras, algo que nadie debería apoyar. Cada vez que pides o solicitas una comida vegana, estás defendiendo a las mujeres», dice su pronunciamiento.
«La negación de los derechos de los animales tiene su origen en el mismo pensamiento supremacista que ha obstruido los derechos de las mujeres», añade el texto.
Si bien el tema no es nuevo pues desde hace un par de años han sostenido y difundido frases similares donde comparan las agresiones sexuales hacia las mujeres con la sobreexplotación a las vacas y gallinas, la polémica se ha revivado por la publicación realizada en la última semana y señalada previamente.
Y el tema no sería merecedor más allá de una sonora carcajada si el efecto de estas declaraciones sin sentido no causaran un daño a la agenda feminista, que día a día lucha por la igualdad y por que todas las mujeres puedan acceder a la justicia, ejercer sus derechos a plenitud y alcanzar un desarrollo autónomo y emancipador.
Uno de los principales enemigos de los activismos sociales es precisamente el tipo de premisas que rayan en fanatismos propios de la Edad Media. Y que, en gran medida, se dicen desde un privilegio de clase.
La revista feminista y anticolonial Afroféminas publicó un artículo que llevaba por título “Del privilegio a la mesa”, donde se exponía que “ser vegana es tener el privilegio de poder elegir lo que pones en tu plato”. Quizá, aun cuando la realidad de muchas mujeres no es elegir qué comer, sino librar una lucha para tener qué comer.
Nadie niega que se debe de promover un trato digno para los animales. Sin embargo, con posturas como la ya reseñada, PETA solo ha conseguido unir a todos, pero en su contra.
Dairy kills 💔
Every dairy “product” comes from cows who—after years of emotional, physical, & sexual abuse—will eventually be slaughtered. pic.twitter.com/wucSQn3Rf4
— PETA (@peta) September 10, 2023