Ya legendaria en la escena mexicana, Wenses y Lala llega a su noveno año en cartelera, con más de 600 funciones y una nueva temporada ahora en La Teatrería, con una flamante protagonista: Fátima Molina.
Adrián Vázquez, autor, director y coprotagonista de esta historia de amor en medio de la violencia, presentó en conferencia de prensa la renovación de los votos matrimoniales (aunque nunca se casaron) entre sus dos entrañables personajes, inspirados en el amor de sus propios padres en Baja California.
Otra bajacaliforniana, Fátima Molina releva en el protagónico de Lala a Teté Espinoza, para quien fue creado el papel y con quien compartió créditos en El último vagón (2023), la más reciente película de Ernesto Contreras, con quien la actriz colaboró en la maravillosa Sueño en otro idioma (2017).
Molina se suma así a la larga lista ya de actrices que han encarnado a la bellísima por dentro y por fuera Lala: Teté Espinoza, Mariana Cabrera, Pamela Ruz y Sofía Sylwin. Todas ellas maravillosas en el rol.
La Teatrería (Tabasco 152, Roma) vuelve a acoger Wenses y Lala, multipremiada con tines rulfianos para una nueva temporada que se inicia este sábado 14 de octubre hasta el 17 de diciembre, con dos funciones los sábados, a las 19 y 21 horas, y una los domingos, a las 18 horas.
Wenses y Lala, amor de principio a fin
“Amor” es la última palabra que se pronuncia al finalizar esta obra sobre dos niños huérfanos a causa de la violencia en un país que no cambia aunque cambien los presidentes y los partidos en el poder, porque justo la relación entre Wenses y Lala perdura más allá de la muerte, el real escenario de la pieza.
La violencia, la orfandad, la amistad, la educación, el despertar sexual, la relación de pareja y familiar e incluso el perdón son temas que se van hilando en Wenses y Lala, donde Adrián Vázquez y Fátima Molina comparten su diálogo con un público que no para de reír aunque la obra se tiña de tragedia.
Wenses es tímido, casi no habla, pero cuando habla dice, sus escaso vocabulario adquiere gran significado; Lala, locuaz, animada siempre, erótica, interpretada por Fátima Molina, es una mujer que nunca dejó de ser niña en su amor hacia el hombre con el que “siempre se sintió segura”.
Apenas dos actores, vestidos a la usanza del campo, con un acento que podría ser del norte, pero también de las costas, sentados en una banca, sin otra escenografía que un fondo negro, iluminados como en un retrato, van contando cómo la vida los juntó para separarlos y reunirlos en el Más Allá.
Teatro puro, sin paja: palabras y actores dramatizando una historia compleja, pero facilitada al público por la sencillez de sus personajes, sobre ese amor que nació en la barbarie, en un país sin identificar, afectado por el crimen y la violencia, en el que nos reconocemos, y en el que quedamos atrapados.
Pero al final del túnel sobrevive esa palabra, la última pronunciada por Wenses y Lala: Amor.
Producida por Los Tristes Tigres Compañía, del dramaturgo, actor y director Adrián Vázquez, autor también de El hijo de mi padre, Algo de un tal Shakespeare, Los días de Carlitos o Los que sobran.
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— FATIMA MOLINA (@LAFATIMAMOLINA) October 11, 2023