“Nacho López no ha sido valorado ni reconocido en toda su dimensión. Los fotógrafos debemos hacer un esfuerzo para promover más su trabajo, estamos en deuda con el maestro”, expresó Pedro Valtierra durante la presentación del número 178 de la revista Cuartoscuro, que hace un “pequeño homenaje” al destacado artista a 100 años de su nacimiento.
“Hay investigaciones sobre su trabajo, pero me parece que siempre se le ubica sólo como fotógrafo. Eso es muy injusto y poco riguroso, porque fue un hombre que supo responder a su tiempo y defender sus ideas: era un filósofo de la fotografía”, señaló Valtierra, en el evento realizado el pasado miércoles en el salón de usos múltiples de la biblioteca del Centro Nacional de las Artes.
Aún más: “Nacho era un personaje fuera de serie y tenía una gran capacidad para producir y editar imágenes. No sólo fue fotógrafo, también fue cineasta y filósofo”, consideró.
Durante el evento, que forma parte de las actividades que acompañan la exposición Nacho López: imagen, memoria y visión crítica a 100 años de su natalicio, el director de la agencia Cuartoscuro estuvo acompañado por Pilar López Urreta (hija mayor de Nacho López), el fotógrafo Andrés Garay y Denisse Hernández, autora del texto “Un provocador de la imagen”, que se incluye en la publicación.
En opinión del fotógrafo zacatecano, el desdén a Nacho López (1923-1986), innegable en estos días ante la falta de exposiciones y conferencias que revisen su obra a 100 años de su nacimiento, se puede explicar por la postura crítica que el fotógrafo siempre mantuvo con sus colegas, algunos intocables como el maestro Manuel Álvarez Bravo o Héctor García, a quien la Secretaría de Cultura federal sí celebró en su centenario con diferentes exposiciones.
“Pienso que Nacho ha estado olvidado, marginado de la historia de la fotografía mexicana, sobre todo por el sector oficial, porque era un hombre muy crítico. Cuestionaba al mismo Álvarez Bravo por su falta de compromiso social. Y tenía razón. Don Manuel es un gran fotógrafo, pero en un estilo diferente”.
En el caso de García, Nacho López participó en 1980 en la mesa redonda “El tema fotográfico de Héctor García”, en la que el fotógrafo desaprobó el descuido que su colega había tenido días antes al momento de presentar imágenes impresas. Los cuestionamientos los retomó López en su columna “¿Contenido vs. técnica?”, que publicó en el unomásuno.
Se pregunta: “¿Por qué H. G. exhibe las mismas fotografías de otras exposiciones y no nos brinda lo último de su exposición? ¿Por qué H. G. exhibe fotos rasgadas y sucias como si las hubiera sacado del cesto de la basura? ¿Suple la penetración del ojo de H. G. de su concepción fotográfica, el descuido en la presentación de su material?
Explica Valtierra: “Decía Nacho que era poco serio, no por el contenido de las fotografías, sino por su presentación, porque no eran buenas impresiones. Afirmó: ‘Las fotografías son muy importantes, pero necesitan un mayor cuidado’. Héctor sí era muy descuidado. A mí me parece que Nacho López, cuando habla del trabajo de Héctor, lo hace desde un punto de vista muy honesto. Lamentablemente en México ese tipo de críticas no se hacen”.
A un mes de que se cumplan los 100 años de Nacho López (nació el 25 de noviembre de 1923), sólo se han presentado dos exposiciones para celebrarlo: la que se puede ver en el Cenart, que propuso la propia Pilar Urreta, y la que se montó en la galería Ramón Alva de la Canal en Xalapa, Veracruz, El México de Nacho López: 100 años, 100 fotografías, que curó la otra hija del fotógrafo, Citlalli López.
Una larga amistad con Nacho López
Sobre la relación que cultivó con Nacho López, Valtierra recordó que lo conoció a principios de la década de los 70 y que poco tiempo después coincidieron en el periódico unomásuno, donde Nacho López escribía artículos sobre fotografía. Mencionó que, aunque no fue su alumno de manera formal, sí aprendió de él a tener una mirada crítica.
“Nos hicimos muy amigos. Iba a su casa, comíamos, bebíamos (a él le gustaba el Bacardí blanco) y debatíamos sobre temas políticos. Era muy duro como maestro, hacía observaciones muy puntuales. Fue él quien me organizó mi primera exposición en la UAM-Xochimilco en 1980”.
“A mí algo que me ayudó mucho fue su orientación a que teníamos que leer y estar al pendiente de lo que estaba pasando en la sociedad. Recuerdo que una vez que regresé de Nicaragua me regaló el libro Diez días que estremecieron el mundo de John Reed, expresó.
Nacho, Rulfo y la fotografía que no se tomó
Ya entrado en el relato de anécdotas, Valtierra recordó que un día Nacho López lo invitó a comer a un restaurante que está (aún existe) en las calles de Ámsterdam y Teotihuacán. Cuando llegó, su sorpresa fue que ahí estaba también el escritor Juan Rulfo.
“Cuando vi a Rulfo me asusté y me senté al lado de Nacho. Esto no debería contarlo, pero guardé mi cámara poque me impactó. Dije: ‘Ahorita le tomo una foto, pero antes me voy a echar una cubita’. Le quería tomar la foto en cuanto me sintiera más seguro.
“Estaba cavilando y… me da pena contarlo, porque un fotógrafo no puede hacer ese tipo de cosas. Tú llegas, está Rulfo ahí, si te da miedo, bueno, pues dices: ‘Nacho, una foto’, y la tomas… pero no tomé la foto. Le estaba dando apenas el segundo trago a mí cuba y Rulfo se paró y se fue. He sufrido mucho toda mi vida por no haber tomado esa fotografía”.
Provocador nato
En su turno, el fotógrafo Andrés Garay, quien fue alumno de Nacho López de 1981 a 1986, habló sobre los famosos actos performáticos que realizaba su maestro y con los cuales buscaba provocar alguna reacción de los transeúntes, ya sea con un maniquí (La Venus se va de juerga) o con la delgada figura de una mujer (Cuando una mujer guapa parte plaza en Madero).
Garay aclaró que no se trata de fotografías posadas, como algunos han asegurado, sino de puestas en escena que provocaban reacciones naturales. En el caso de la serie Cuando una mujer guapa… dijo que, desde luego, la modelo, la actriz Maty Huitrón, sabía que estaba siendo fotografiada, precisión que corrige la versión que asegura que la propia Huitrón fue “engañada” por el fotógrafo.
“Lo criticaban mucho porque decían que posaba las fotos, pero él hacía la propuesta y era la gente la que caía solita, pues su reacción a la escena sí era natural”, insiste Garay en el texto firmado por Denisse Hernández.
En el mismo sentido se expresa López Urreta: “A Nacho López no le importaba que no fuera natural, era otro territorio de la fotografía, la intención era de índole social: capturar qué pasaba con los individuos que veían al hombre vestido de campesino subiendo a un camión con un maniquí desnudo. Todo es con intención de ver qué pasa con el resto del mundo ante un suceso tan inusual, tan nada probable y eso es una provocación. Nacho, en ese sentido, es un auténtico provocador”.
¡No te pierdas HOY la presentación de la revista Cuartoscuro 178!
Hablaremos del legado y trabajo del fotógrafo Nacho López
📷 Salón de Usos Múltiples de la Biblioteca de las Artes a las 19:00 horas
Avenida Río Churubusco 79, Col. Country Club Coyoacán. pic.twitter.com/hrobIrPj3P— Revista Cuartoscuro (@CuartoscuroMex) November 8, 2023