Sebastián: en la obra no puedo ser indeciso

El reconocido escultor festeja 55 años de trayectoria con la exposición “Chac Mool” en el Museo Nacional de Antropología
Sebastián festeja 55 años de trayectoria con la exposición Chac Mool en el Museo Nacional de Antropología
Cuenta con una nutrida y persistente obra artística desde 1968 hasta nuestros días. Foto: Juan Carlos Aguilar

A Enrique Carbajal, conocido mundialmente como Sebastián, lo define una palabra: vocación. La misma que le ha permitido producir una nutrida y persistente obra artística desde 1968 hasta nuestros días. Actualmente celebra sus 55 años de trayectoria con la exposición Chac Mool: Sebastián en el Museo Nacional de Antropología, en la que exhibe 35 esculturas que se inspiran en la enigmática figura prehispánica.

A esta celebración se suma un festejo más: su escultura Dragón Rojo, que realizó para el Concurso Mundial de Diseño del Zodiaco, será exhibida en China con motivo del Año del Dragón, que se celebra este 2024.

Respecto a las diferentes representaciones de Chac Mool, las cuales podrá apreciar el público hasta el próximo 3 de marzo, las comenzó a concebir Sebastián (Camargo, Chihuahua, 1947) desde sus inicios como creador (inmediatamente después de participar en las protestas estudiantiles de 1968) y cada año o cada dos realizaba una versión en plata, bronce, hierro o terracota.

“Me acostumbré a hacer una visión diferente de esta figura icónica, de acuerdo con lo que yo estaba viviendo en ese momento en mi expresión plástica. Ahora, como un gusto para festejar mis 55 años de artista, las exhibo en esta muestra”, dice el laureado escultor, autor de El Caballito.

“Tomé al mundo prehispánico, el cual me pertenece como mexicano y mestizo irredento, e hice recreaciones para traer a los antiguos dioses y hacerlos existir en lo contemporáneo, en una forma industrial con el color y con la forma, porque están hechos de hierro. Eso es muy bello: tomar nuestra tradición, transportarla y hacerla otra vez presente, porque son nuestros dioses y están aquí, más fuertes que nunca.”

A Enrique Carbajal, conocido mundialmente como Sebastián, lo define una palabra: vocación.
«Tomé al mundo prehispánico, el cual me pertenece como mexicano y mestizo irredento, e hice recreaciones», dice el escultor. Foto: JJuan Carlos Aguilar
Sebastián, toda una vida

—Tras 55 años de creación artística, ¿cómo ve Sebastián a ese joven Sebastián, colmado de aspiraciones artísticas?

—Lo veo con un profundo respeto. Respeto al niño, al joven y al adolescente (Sebastián) que me trajo aquí a estar contigo, porque tuvo la fortaleza, la visión y la vocación inquebrantable para poder recorrer el camino y no vencerse, hasta llegar a producir una obra desde 1968 hasta nuestros días. Lo admiro profundamente, porque no se venció y me trajo aquí y me ayudó a ser lo que ahora soy.

—Sus obras monumentales son celebradas en todo el mundo. ¿Qué sentimiento le produce este reconocimiento?

—Me honra y me gusta mucho. He trabajado durante toda mi vida pensando en que soy un escultor para hacer obra monumental urbana, que tiene la característica de estar en cualquier lugar del mundo, siempre y cuando esté en la calle, en el gran entorno, jugando con la arquitectura y el urbanismo. A eso me he dedicado toda mi vida.

—¿Cómo surgió la posibilidad para crear su escultura Dragón Rojo, que será exhibida en China?

—Me invitaron e inmediatamente acepté, porque tengo un cariño muy especial a la atmósfera del arte y del mundo chinos. Lo diseñé con las reglas del carácter mexicano, pero involucrando toda la simbología de lo que es el dragón rojo asiático. Salió un producto que me dejó muy satisfecho, porque es verdaderamente un dragón en mi lenguaje, en mi código sebastino, con mis constantes, pero que no deja de tener la imagen que venera la cultura y el mundo chinos como esencia, luz, transformación y figura cósmica. Hay mucha fuerza en esa representación y en esa simbología.

—¿En qué te inspiraste para su creación?

—Cuando lo hacía pensaba también en una figura muy fuerte del mundo prehispánico: Quetzalcóatl, la Serpiente Emplumada. Entonces, de alguna manera hay una similitud, una unión entre las dos culturas a través de esa figura y de esa visión. Es el producto de una visión mexicana hacia el mundo chino. Como símbolo, el dragón me apasiona mucho. Es una figura icónica de la China ancestral y moderna, casi en paralelo a la figura mexicana del Chac Mool. Son tan fuertes y poderosos que son icónicos de las dos culturas.

A Enrique Carbajal, conocido mundialmente como Sebastián, lo define una palabra: vocación.
Desde sus inicios como creador y cada año o cada dos realizaba una versión del Chac Mool en plata, bronce, hierro o terracota. Foto: Museo Nacional de Antropología

“Otro aspecto es el color rojo que utilicé para la escultura. El rojo es un símbolo fundamental de los chinos. Aunque ellos lo representan con muchos colores y muy festivo, yo lo mostré como una escultura fuerte y poderosa. Además, hay un paralelo con mi quehacer: yo uso mucho el rojo mexicano, el rojo de Nahui-Ollin, el rojo de la religión profunda del mundo prehispánico. Es el símbolo de Nahui-Ollin, de la sangre derramada de los mexicanos para enaltecer la aurora. Yo lo uso porque soy mexicano.”

—¿Qué ideas de diseño hay en esta escultura?

—El asunto es que todo lo que yo aplico en la geometría y en las constantes está aplicado en la escultura, porque son juegos de círculos en movimiento que van transformando la forma del cuerpo del dragón, y recreo con esas mismas proporciones sus agresivas patas y las uñas para darle fortaleza al animal.

“Su cabeza es fundamental, con una cabellera agresiva y fuerte, con ese hocico que da terror al verlo, y con una lengua muy de dragón, muy extraordinaria. Por supuesto, tiene la clásica cola; está modelada en constantes: son tetraedros que evocan un movimiento para hacerla más dinámica. Todo está hecho en geometría, dibujado y transformado con exactitud.”

—En el zodiaco chino, usted nació bajo el signo del cerdo, al que se considera portador de buena fortuna, además de sincero, bondadoso, indeciso, fiel y con un gran sentido del humor. ¿Cuántas de estas características van con Sebastián?

A Enrique Carbajal, conocido mundialmente como Sebastián, lo define una palabra: vocación.
Me acostumbré a hacer una visión diferente de esta figura icónica, de acuerdo con lo que yo estaba viviendo en ese momento en mi expresión plástica», indica. Foto: Museo Nacional de Antropología

—¿No se nota? —ríe el artista de buena gana—. Yo creo que la mayoría están perfectas. ¿Indeciso? Esa no se me da. Porque en la obra no puedo ser indeciso. Ahí tengo que ser preciso y llegar a la mejor solución plástica. No hay indecisiones. Creo que es la única característica que no se lleva con mi signo.

—¿Cómo es Sebastián cuando no está pintando?

—Pues como un ser humano común y corriente. A pesar de que he logrado tener esculturas por todo el mundo y tener fama y prestigio, soy una persona sencilla; no hay razón para sentirme ni más ni menos que la gente que conozco. Todos los seres humanos tenemos diferentes cualidades y calidades humanas que hay que resaltar y aprovechar. Todos tenemos inteligencia, sensibilidad y capacidad de ser artistas, de crear. Entonces no tengo por qué sentirme diferente o superior, eso no está en mi corazón ni en mi mente.

—¿Qué palabra define mejor a Sebastián?

—Es muy difícil, pero yo creo que sería vocación. Mi vocación es el camino de lo que he realizado en el mundo, que es la escultura monumental. Es una vocación inquebrantable, que no la destruye nada ni nadie, yo creo que sólo la muerte.

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