Soñamos, ¡pero tan negligentemente, tan a la ligera! “Revivamos a Elvis”, si pudiéramos recuperar el genoma de Elvis de un mechón de su cabello o de alguna otra fuente, ¿se podría usar de alguna manera para traer de vuelta al Rey? Y, si lo hiciéramos, ¿cuánto de original o de diferente tendría el nuevo Elvis? Pero, lo más importante: ¿qué es lo que se vería de diferente con respecto a su época? Llegado a este punto estoy seguro que algunos estarán mordiéndose las uñas desesperadamente: ¡No tiene sentido clonar estrellas pop!, oigo gritar. Pero si el sumiso destino nos entregara al músico de su última etapa, ¿nos sentiríamos desencantados? ¿No es eso, precisamente lo que pedimos? Aún peores serían los peligros con el vehículo del tiempo. “Me gustaría despertar a Shakespeare en el México del primer cuarto del siglo XXI”, pensó despreocupado Pablo Hiriart, imaginando que con eso basta. Que naturalmente pasearía por la selva maya, por donde pasa un tren de 500 mil millones de dólares. Que, con una dulce sonrisa, el dramaturgo contemplaría los manglares destruidos para poner una refinería de 400 mil millones de dólares sobre un pantano. Y luego, se iría de bruces al ver las ruinas de un aeropuerto que la daría al país miles de pesos cada año y en lugar de ello los mexicanos pagan miles de millones de pesos para destruirlo. Y justo cuando Hiriart consigue, con miles de dificultades, levantar al inglés, una hoja del periódico del día se le atasca en la cara y “The Bard of Avon” divisa que las encuestas confirman el apoyo mayoritario de la población al partido gobernante para que siga en el poder y consume la desestructuración de un gran país. Aterrado y contra la pared, Hiriart atestigua que el dramaturgo no tiene más remedio que sacar el manuscrito de El rey lear y subrayar la línea que escribió hace más de 400 años: “Calamidad de los tiempos cuando los locos guían a los ciegos”.
Hiriart y las red flags
El nuevo libro de Pablo Hiriart, AMLO. El costo de una locura. $2,520,000,000,000.00, no es una novela de ciencia ficción, así que el periodista no piensa en una manera ingeniosa para sacar a William Shakespeare de ese embrollo. Pero le cuenta que en 2018 la mayoría de mexicanos, de manera voluntaria y sin presiones, decidió introducir a López Obrador a Palacio Nacional, a pesar de las red flags que se asomaron en el horizonte. Como si de un caballo de troya se tratara, con él entraron, entre algunas personas valiosas, enemigos de la economía de mercado, de la pluralidad política, de la tolerancia, de la diversidad cultural al gobierno del país. ¿Es exagerado el análisis de Pablo Hiriart? No. En sus ocho capítulos el periodista se aleja de la ideología y toma la voz de las cifras. En el último sexenio México perdió dos billones 520 mil millones de pesos. Cuando el autor de El sueño de una noche de verano se pone pálido, Hiriart aprovecha para soltar una serie de datos duros que no dejan de acumularse, cada uno de ellos como una astilla que se le clava en la piel y que solo pueden extraerse con las respuestas que el gobierno parece cada vez menos dispuesto a proporcionar. Aquí van algunos ejemplos: uno, lo que dejamos de crecer en esta administración, de haber seguido la tendencia de 2.58% anual, que equivale a 10.2 puntos del PIB y es igual a 140 mil millones de dólares. Otro, “en lugar de ganar dinero, que es la función de cualquier empresa productiva, el presidente López Obrador tomó las decisiones correctas para que Pemex perdiera dinero. En este sexenio la petrolera del Estado les ha costado a los mexicanos un billón 300 mil millones de pesos”. Uno más, “El Tren Maya. Para 2024 tendrá un presupuesto de 120 mil millones de pesos, lo que implica una inversión total, desde su inicio, de 515 mil 762 millones de pesos. Eso quiere decir que costará, cuando menos, tres veces más de lo presupuestado cuando se lanzó el proyecto. Unos 30 mil millones de dólares. La rentabilidad del Tren Maya será de cero pesos”.
Atolondrado, William Shakespeare regresa a su época, no sin antes comprar el libro por el que debió haber empezado: AMLO. El costo de una locura. $2,520,000,000,000.00, que le ayudará a entender aquella magnífica frase con la que Carlos Marx abre El 18 brumario de Luis Bonaparte: “Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa”. ¿Qué somos: tragedia o farsa?
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— Pablo Hiriart (@PabloHiriart) April 12, 2024