A lo largo de la historia de la humanidad es recurrente que la locura haya sido asociada a la creación artística.
Antonin Artaud, Edvard Munch y Vincent Van Gogh, entre otros, han sido genios creativos que han dejado un patrimonio artístico. No obstante, la duda siempre persiste de si es a pesar de su condición, o gracias a ella, que se cataliza la creatividad.
En el caso de Yayoi Kusama no existe duda. Ella, nacida en 1929, es considerada una artista clave en la escena actual y pionera de dos de los movimientos artísticos imprescindibles del siglo XX: el arte pop y el minimalismo.
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La psicosis esquizofrénica que padecía encontró en el arte una estabilización mental, lo que algunos definen en el arte como “el lenguaje fundamental del ser humano dada la expresión de la vida intrapsíquica que se hace posible a través de él”.
Las inclinaciones artísticas de Yayoi Kusama surgieron a los doce años junto con las alucinaciones visuales y auditivas, que han sido una presencia constante a lo largo de su vida y que ha usado como motor de su arte.
Describe la relación de su creación con los episodios alucinantes. Narra que cuando comenzaron las alucinaciones, “en vez de llorar y sentirse víctima”, decidió “volcar todo eso que se le venía encima, sin que lo buscase, en sus dibujos que empezaron siendo algo más una cura que algo artístico”.
Fue consciente del peso de ser mujer en un país donde ellas no eran valoradas, con las implicaciones que eso tuvo para su arte, por lo cual emigró a Estados Unidos en 1957.
“Para un arte como el mío —arte que combate en la frontera entre la vida y la muerte y que cuestiona lo que somos y lo que significa vivir y morir— [Japón] resultaba demasiado pequeño, demasiado servil, demasiado feudal y desdeñoso con las mujeres. Mi arte necesitaba una libertad más ilimitada y un mundo más amplio”. (Woman Art House 2018).
Retorna no obstante a Japón en los setenta, donde tras recaídas y desgaste emocional, ingresa por voluntad propia a un hospital psiquiátrico en 1977 donde reside hasta hoy. Ha llegado a ser considerada la artista más importante del arte contemporáneo japonés, pues no ha dejado de crear desde su confinamiento voluntario.
Yayoi Kusama, a lo largo de seis décadas, es conocida en todo el mundo por sus Accumulation sculptures (Esculturas de acumulación), obras en las que motivos como penes, lunares y espejos se repiten de manera obsesiva. Asimismo, sus primeros trabajos en papel, sus series de collages fotográficos alucinógenos que creó al regresar a Japón o sus Infinity nets (Redes de infinito) son de impacto. De hecho, los Infinity mirrors de Yayoi Kusama, habitaciones revestidas de espejos que parecen durar una eternidad, son parte de lo que se denomina la última locura del arte que se apodera de las “selfies” en redes sociales, siendo una habitación llena de espejos y luces LED que dan la sensación de estar inmersos en un espacio infinito.
¿En qué punto la locura es paralela a la creación? La respuesta es infinita.