En Triste tigre la autora Neige Sinno (Los Altos Alpes, 1977) escarba en lo más doloroso del alma humana, a través de su propio testimonio, para interrogarse sobre el incesto y el abuso.
Un intento, a modo ensayístico y con un increíble talento literario de nombrar lo innombrable y de reflexionar acerca del origen y las posibles causas del mal, así como de sus consecuencias; de qué posición adoptar frente a los verdugos, pero también frente a las víctimas; y, sobre todo, de las posibilidades de la narración y los límites del relato.
Aunque la RAE define la pedofilia como la «atracción erótica o sexual que una persona adulta tiene hacia niños», Neige Sinno recalca en Triste tigre que, cuando su padrastro la violaba —algo que empezó a suceder cuando la escritora tenía siete años y que se prolongó durante siete años más, hasta los14—, no era tanto una cuestión sexual como un macabro juego de poder.
El propio padrastro encontró inadmisible, durante el juicio que se celebró años más tarde, la insinuación de que pudiera sentir atracción por los niños y niñas: él no se consideraba pederasta; lo que había tenido con la pequeña Neige era «algo especial».
En su editorial semanal Anagrama cuestiona: ¿Qué puede motivar a un ser humano, entonces, a cometer estos actos atroces, si no es un deseo perverso y deformado, una pulsión monstruosa?
Triste tigre no es una confesión, pero, por encima de todo, no es un texto terapéutico. Neige Sinno ya nos advierte: «No creo en la escritura como terapia. Y, si existiera, la idea de curarme a través de este libro me da asco».
Para la autora, el proceso parece ser el inverso: «la escritura puede surgir cuando el trabajo ya está hecho, o al menos parte del trabajo, el que consiste en salir del túnel».
Sin embargo, pese a que para ella la escritura no pueda sanar, su libro rastrea con ahínco las huellas de este tema en numerosos textos autobiográficos, desde el crudo retrato que Camille Kouchner hizo de las violaciones que sufrió su hermano gemelo por parte de su padrastro –el ex diputado europeo y fundador de Médicos Sin Fronteras Olivier Duhamel– en La familia grande.
Así como la obra de Christine Angot, que ha abordado el tema de los abusos que ella misma sufrió desde distintas perspectivas en novelas como Viaje al este o Una semana de vacaciones; el podcast Ou peut-être une nuit de Charlotte Pudlowski, que recoge diversos testimonios; o también al libro del que Neige Sinno saca el título, Tigre, tigre, de Margaux Fragoso; pasando por tantísimos otros autores como Virgina Woolf, Michel Foucault, Jean-Paul Sartre, Émile Zola, Primo Levi o Toni Morrison.
La literatura emerge, así, no como un espacio para la sanación personal («Quise creerlo, quise soñar que el reino de la literatura me acogería como a cualquiera de los huérfanos que allí se refugian, pero ni siquiera a través del arte se puede salir victorioso de la abyección. La literatura no me salvó. No estoy a salvo.»), sino como un espacio para la recuperación colectiva, incluso para la movilización.
No hay que olvidar que, a raíz de la publicación en 2021 de La familia grande, se generó en Francia una ola de testimonios bajo el hashtag #MeTooInceste, lo que, a su vez, forzó al gobierno a la creación de una comisión estatal para abordar dicha cuestión: la Commission Indépendante sur l’Inceste et les Violences Sexuelles faites aux Enfants (Sinno ha declarado que este aluvión de testimonios fue lo que la motivó a ella a empezar Triste tigre).
La literatura, la palabra escrita –que incluye no solo libros publicados, sino también este vasto volumen de testimonios cruzados que inundaron las redes–, se transforma así en un espacio protegido, construido conjuntamente; un bálsamo de identificación y comprensión, que aboga por una catarsis colectiva, tal y como declara la autora en este artículo de Le Monde:
«Un espacio privilegiado, una mesa sobre la que podemos colocar cosas conscientes e inconscientes que intentamos resolver como grupo social». Incluso aquellas que nos resultan más repulsivas, aberrantes e inconcebibles. O, quizás, precisamente estas.
¿Quién es Neige Sinno?
Neige Sinno nació en 1977 en la región de los Altos Alpes. Vivió un tiempo en Estados Unidos y ha vivido muchos años en México, con su pareja y su hija.
Es traductora y ha publicado la colección de cuentos La Vie des rats (2007), el ensayo literario Lectores entre líneas: Roberto Bolaño, Ricardo Piglia y Sergio Pitol (Aldus, 2011, Premio Lya Kostakowsky) y la novela Le Camion (2018).
Tras su lanzamiento en Francia, Triste tigre se convirtió de inmediato en el fenómeno editorial del año y ha recibido múltiples reconocimientos, entre ellos el Prix littéraire Le Monde, el Prix Blù Jean-Marc Roberts, el Prix Les Inrockuptibles, el Prix Goncourt des Lycéens y el Prix Femina en 2023 y el Grand Prix des Lectrices Elle y el Premio Strega Europeo (en su traducción italiana) en 2024.
«‘Triste’ tigre fue la sensación del mercado francés en otoño pasado, y ahora se publica en España con toda su crudeza.»
El testimonio de Neige Sinno entre los 25 libros más esperados de septiembre según @babelia_elpais: https://t.co/xKK2HtkWPd pic.twitter.com/4qulEKcHr5
— Editorial Anagrama (@AnagramaEditor) September 2, 2024
Mariana Enriquez, Premio Iberoamericano de Letras José Donoso 2024