Metallica en México: nothing else matters

A 31 años de su primera visita a México, Hetfield y compañía, sexagenarios metaleros, arrancaron el viernes la despedida de su M72 World Tour en tierra azteca
Metallica en México A 31 años de su primera visita, Hetfield y compañía, sexagenarios metaleros arrancaron el viernes la despedida de su M72 World Tour, en tierra azteca. 
La sacudida de miles de mexicanos y mexicanas fue unánime cuando los primeros acordes de “Creeping Death” retumbaron en el escenario. Imagen: Metallica

A 31 años de su primera visita a México, Hetfield y compañía, sexagenarios metaleros arrancaron el viernes la despedida de su M72 World Tour, en tierra azteca. 

Pese a sus múltiples visitas a nuestro país, fue la primera vez que disfruté en vivo a Metallica, porque si bien no me considero una fan from hell, como melómana creo que no podía dejar de presenciar a la legendaria agrupación estadunidense.  

Y no me decepcionó; con lo que me quedo es con una extraordinaria explosión de rock y parafernalia de una de las bandas más emblemáticas de heavy, trash, speed y demás metal de la historia. 

El recital comenzaba a las 18:30, para recibir a dos bandas teloneras: Mammoth WVH y Greta Van Fleet, de las cuales sólo esta última me producía curiosidad, pues su interpretación ha sido catalogada por el propio Robert Plant como “Led Zeppelin I”, debido a la voz ronca de amplio rango y distorsión del vocalista principal Josh Kiszka. 

Metallica en México A 31 años de su primera visita, Hetfield y compañía, sexagenarios metaleros arrancaron el viernes la despedida de su M72 World Tour, en tierra azteca. Mi objetivo era llegar a las 19:30 cuando pisaría el escenario Greta, pero el caos vehicular y el deficiente operativo policial instalado en las inmediaciones de Iztacalco, para atender dos eventos masivos que se llevaban a cabo en simultáneo en el Palacio de los Deportes y el renovado Estadio GNP Seguros (que de extraordinario no le encontré nada, pero esa es otra historia), provocaron que en el lugar se congregaran, sin temor a equivocarme, poco más de 90 mil personas. La meta fue en vano. 

Después de tremenda carrera y la ansiedad a tope, Iván, mi esposo, y yo llegamos al filo de las 21 horas a nuestra grada, porque obvio, a estas alturas una ya está para disfrutar de los conciertos sentadita y con bebida tranqui en mano. 

Minutos después, el cuarteto conformado por el vocalista James Hetfield, el baterista Lars Ulrich, Kirk Hammett en la guitarra principal y Rob Trujillo en el bajo, aparecieron  

en el escenario de 360 grados en medio de una ovación que sería el preludio de la noche hard. 

El coro enardecido de los fans fue opacado cuando sonó “The Ecstasy Of Gold”, pieza magistral de Ennio Morricone que además de recordarnos la extraordinaria “The Good, the bad and the Ugly”, se ha convertido en melodía introductoria de Metallica desde el maravilloso sinfónico. 

“Hermanos y hermanas, esto es grandioso”, lanzó en español Hetfield, casi al inicio del show en un Estadio abarrotado. 

Y remató en inglés: Hoy es la primera noche de la invasión de Metallica a la Ciudad de México y me alegra que estén aquí”. 

La sacudida de miles de mexicanos y mexicanas fue unánime cuando los primeros acordes de “Creeping Death” retumbaron en el escenario circular acompañado por ocho pantallas de leds tubulares en la pista central, en las que se apreciaba el detalle de interpretación de cada uno. 

Le siguieron “Harvester Of Sorrow” , “Leper Messiah” y “King Nothing”. 

Y de repente, una especie de descanso para que Trujillo y Hammett unieran su melenas y talentos en un homenaje a Los Tucanes de Tijuana.  

“Kirk y yo vamos a tocar para todos ustedes, estamos muy nerviosos Kirk y yo, así que si se saben esta canción, por favor ayúdennos cantándola toda para Kirk y yo, es muy importante…here we go, man!”, dijo Trujillo, y se arrancaron con los acordes de “La Chona”. 

Así, los fans pasaron del ¡Yeah!  metalero, al ¡ajajai!, norteño. 

Pese al evidente paso de los años en el rostro de los músicos, la energía les deborda. 

 

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Así lo demuestra la velocidad de sus más recientes éxitos “72 seasons” y “If Darkness Had a Son”, las cuales sirvieron para que se armaran algunos grupitos de slam en la zona general. 

El alto voltaje continuó con la gran “The Day that never comes” y la emotividad estalló con “Orion”  dedicada a Cliff Burton, integrante fallecido, y “Nothing Else Matters”. 

Las pantallas tubulares se encendieron con “Fuel”, “Seek & Destroy”, para dar paso al gran cierre con “Master of Puppets”. 

Para ese momento, el público estaba completamete entregado a la banda en un solo grito “Master, master”. 

Dos horas después de saturar mis oídos de poderosos riffs, el toque final de la despedida de esa primera noche en la CDMX fue un  amplio espectáculo de pirotécnia  que, por momentos, recordó las más recientes festividades patrias. 

Entonces partimos tranquilos, con el buen sabor de metal en la boca. 

Tocará a otros disfrutar este domingo el segundo show de la banda en México. El setlist será diferente. Volverán a salir al escenario el siguiente fin de semana para agasajar a sus fans viernes y domingo, los que serán los últimos días de la gira de este año. No obstante, ya han anunciado nuevas fechas para abril de 2025, en Estados Unidos y Canadá. 

Larga vida para Hetfield y compañía. Yeah!  

“Life is ours, we live it our way… 

And nothing else matters”. 

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