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Carta de Canadá: cambio de estación

Enfilado a las elecciones federales del 28 de abril, se sienten en el ambiente las grandes mutaciones políticas y culturales que van a redefinir el lugar de Canadá en el mundo

De viaje en marzo por la provincia de Quebec, me ha tocado el cambio de estación, tan notable en esta parte del planeta. De un día para el otro empieza el deshielo y se asoma la primavera, un cambio en la naturaleza, que este año sirve de metáfora para ilustrar los cambios que el país empieza a enfrentar ante el nuevo desorden mundial impuesto por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Enfilado el país hacia las elecciones federales del 28 de abril, se sienten en el ambiente las grandes mutaciones políticas y culturales que van a redefinir el lugar que ocupa Canadá en la escena internacional. Se respira también una especie de crisis existencial en este país que ha pasado, en cuestión de tres meses, de la incredulidad por los dichos de Trump al shock, al enojo y al pánico…Carta Canadá cambio estación trump Carney Quebec eu

¿Quién iba a pensar, hace apenas unos meses, que se estaría discutiendo la viabilidad de Canadá como país? ¿O la posibilidad de que Canadá se convierta en el estado número 51 de la Unión Americana? ¿Qué se estarían pronunciando palabras de tufo hitleriano como anschluss (anexión)? ¿O que se pensaría en revisar el tratado fronterizo de 1908?

Ideas que pueden parecer absurdas, producto de una mente enloquecida, pero que a la gente con la que hablé durante mi periplo por Montreal, la ciudad de Quebec, y los pueblos de los “condados del Este”, fronterizos con Vermont, se toman muy en serio. Para ellos, y creo que para una mayoría en el país, no hay duda: EU quiere, por medio de los aranceles al aluminio, al acero y a la industria automotriz, destruir la economía de Canadá y apoderarse del país.

Canadá vive ahora en carne propia aquello de estar “tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”. Intento explicar a los “primos” del extremo Norte el sentido de la mexicanísima frase. Y parecen entenderla…

“Tenemos fama de ser un pueblo muy nice, pero cuando se meten así con nosotros, en forma tan ofensiva, sabemos sacar nuestras garras de oso”, me comenta Marie-Laure, una periodista quebequense.

Acá en México, en el “patio trasero”, estamos acostumbrados al maltrato del vecino del Norte, pero en Canadá las agresiones provenientes del vecino del sur son algo insólito, incomprensible. Por ende, los canadienses se sienten humillados, ofendidos, sobre todo traicionados por una nación hermana.

No puedo olvidar la expresión en el rostro del ex primer ministro Justin Trudeau (que Trump degradó a “gobernador”) cuando, en una de sus respuestas a las agresiones del estadunidense, con ojos enrojecidos y refiriéndose a esa hermandad histórica, expresó: “Hemos derramado sangre juntos”, en alusión a las muchas guerras que, de Verdún a Afganistán, Canadá ha peleado junto a su otrora gran aliado.Carta Canadá cambio estación trump Carney Quebec eu

Resurge nacionalismo en Canadá

Ello ha llevado al surgimiento del nacionalismo, a una unión nacional contra Trump que ha sorprendido a los mismos canadienses, tan poco dados a las expresiones de patriotismo, y que también se siente con fuerza en la francófona Quebec, la menos “nacionalista” de las diez provincias de Canadá.

Me comenta Pierre Roy, jubilado de 70 años, quebequense de cepa, de ideas incluso independentistas: “Trump ha logrado que por primera vez me sienta completamente canadiense…”.

Le digo, a manera de guasa, que tal vez la “anexión” de Canadá a Estados Unidos sea la oportunidad para lograr, por fin, la tan anhelada independencia de Quebec. “Trump no va a querer a una bola de franchutes católicos en su versión wasp (blanca, anglosajona y protestante) de Estados Unidos”, añado, sólo por molestar.

Pero Pierre no aprecia mi broma y reitera: “Eso nunca va a pasar. Todos somos canadienses, este es mejor país del mundo…”. Y menciona todas las ventajas de Canadá sobre Estados Unidos, en particular su sistema de protección social, con salud y educación gratuitos para todo ciudadano.

Estamos de compras para la cena en un supermercado del viejo Quebec y Pierre me sigue comentando: “Nunca antes me había fijado en las etiquetas (de los productos), pero desde febrero las leo para no comprar ningún artículo americano”.

Las estanterías del supermercado local Metro (Pierre ha dejado de ir al Walmart de la avenida Jules Verne, que le queda más cerca) están todas adornadas con la bandera rojiblanca y etiquetas del símbolo nacional, una hoja de maple. Una escena que se repite en prácticamente todos los comercios de la ciudad con lemas como “Tienda orgullosamente canadiense”, “Compra local” y, también, “Elbows up” (“Codos arriba”), expresión del hockey, el deporte nacional, utilizada por Trudeau para indicar la estrategia defensiva ante el ataque estadunidense.

En la vinatería pasa igual: los anaqueles del vino de California están vacías, las botellas de Napa y Sonoma reemplazadas por banderas de Canadá. Hay que beber local: escojo un tinto del valle de Okanagan, la región vinícola de la Columbia Británica, excelente por lo demás.Carta Canadá cambio estación trump Carney Quebec eu

En la cena con los amigos de Pierre y de su pareja, Louise, descubro otros pequeños actos de resistencia al agresor estadunidense: Hélène y Greg ya no irán en las vacaciones de Pascua al roadtrip que habían planeado desde hace meses por Arizona; Isabelle ha cancelado su vuelo a Nueva York, donde vería a su amante; Dominique, de hermosa cabellera castaña, ha dejado de comprar su champú americano; su novio, Eric, ha dejado de lado los chocolates y la cerveza provenientes de Estados Unidos: “Ahora bebo solamente Molson (la chela canadiense) o Corona”.

En efecto, el boicot a todo lo gringo va muy en serio. En los medios de comunicación aparecen guías para consumir canadiense, desde electrodomésticos y trajes de baño, hasta sal de grano, tampones o mantequilla de maní.

Luego viene el brindis de Pierre: Fuck Trump! –y todos levantamos nuestras copas de vino de Okanagan–: “Fuck Trump!”.

Lo que viene…

El futuro inmediato de Canadá dependerá de los resultados de las elecciones del 28 de abril, en la que se enfrentan dos candidatos: Mark Carney, el líder del Partido Liberal que reemplazó a Trudeau el 14 de marzo, y Pierre Poilievre, del Partido Conservador.

A principios de año, los conservadores parecían tener el triunfo electoral asegurado, con 15 puntos de ventaja sobre los liberales. Pero, tras la grosera intromisión de Trump, la brecha se ha reducido al grado de que en este momento no se puede hablar de un favorito.

En caso de un triunfo del Partido Liberal, la prioridad será la defensa de la soberanía, como lo ha hecho saber Carney: “Jamás seremos parte de Estados Unidos. Somos dueños de nuestro país, estamos fuertes, con un gobierno y un pueblo unidos”, ha repetido durante su campaña. También puede esperarse su rapprochement con la Unión Europea, especialmente en cuestiones de defensa, y un reforzamiento de la alianza con México, el otro socio en el hoy destripado Tratado de Libre Comercio de América del Norte.Carta Canadá cambio estación trump Carney Quebec eu

Los conservadores, en cambio, intentarían negociar, buscar compromisos con Trump. En cualquier caso, Poilievre no debe apreciar las posturas de Trump, en principio su correligionario conservador.

Por un efecto bumerán, sus ataques a Canadá han favorecido a los liberales. El índice de popularidad de Trudeau, que estaba por los suelos, remontó notoriamente luego de su renuncia al liderazgo del partido y su defensa “codos arriba” de Canadá. Sería muy irónico que Carney se alzara con el triunfo gracias a Trump.

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