Antoine

[Crónica] Virus, de Antoine d’Agata: el último fotógrafo de la muerte

Su relación con México es muy cercana, de cierta forma le salvó de la heroína, su amiga más hermosa y nociva

En aquellos sitios en los que otros ven vacío, soledad y enfermedad, Antoine d’Agata descubre la brutal belleza de la inevitable muerte. La regla es que con él no hay reglas, todo puede suceder, la entrevista puede durar tres minutos o tres horas o tres días o tres años o treinta, lo que le tome al periodista acercarse a su trabajo. Mirarlo a los ojos es un acontecimiento que no te deja indiferente, esos ojos llenos de ternura, cuyas cejas endurecen la mirada para que tomes distancia de él. Su mente va muy rápido, más que sus palabras, el lenguaje se desintegra igual que sus fotografías, en las que todos parecen fragmentarse, diluirse en él o la noche o la muerte. Mientras casi todo París estaba encerrado viviendo en un posfuturo vírico asesino, él salió a las calles para inmortalizar en sus fotografías un fragmento de la historia mundial, del caos, de la ruina y de la solidaridad en los hospitales. No hay salida, no podemos escapar del horror. Patricia Conde nos recibe, las manos forman parte de su lenguaje, sus impecables uñas rojas, el impresionante y bellísimo rostro que no pasa desapercibido, esa mirada que observa, que sabe si es arte o engaño, si eres una persona genuina o charlatana. La había visto en Zona Maco antes de la era del cubrebocas, el fotógrafo Ignacio García Lemacher y yo estábamos de cacería para comprar alguna fotografía y libros, recuerdo la fuerte impresión que nos causó su stand, su presencia. Patricia Conde, apasionada de la literatura, del arte de encontrar el talento más genuino, y su esposo, José Antonio Martínez, gran fotógrafo, son los fundadores de la Galería Patricia Conde: “el espacio más importante en México de la fotografía contemporánea”. La galería se encuentra en la calle General Juan Cano #68 colonia San Miguel Chapultepec. Esperamos a Antoine y con generosidad, ella nos muestra las placas en las que fueron enmarcadas más de mil cien imágenes para montar un violento-profundo mosaico enorme que traspasa tus ojos, una vez que lo miraste no hay vuelta atrás, estás atrapado. Patricia está muy contenta, no puedo evitar emocionarme cuando sostiene en sus manos uno de los marcos de las fotografías y después lo deposita en mis manos: “Cada fotografía enmarcada es una pieza única, es un trabajo hecho totalmente en México, las enmarcó un artista de la Ciudadela llamado Jesús. A las tres de la tarde José Antonio iba allá, porque estuvo muy cerca del proceso”.

***

Lo que está vivo y lo que ha muerto lo definen los colores de este mosaico de la pieza Virus. Negro, negro azulado, violeta, azul violeta, amarillo, naranja, rojo, Antoine disparó sus fotografías con una cámara térmica, este tipo de cámaras captan la radiación calorífica que emiten los cuerpos, ya había utilizado este tipo de cámara en los atentados de París de 2015. Cada fotografía es una pieza única. Cruza la puerta José Antonio Martínez, trae en sus manos la última pieza de la exposición: “Las bailarinas”, minutos después llega Antoine, nos saluda, sus ojos son fieros, de voz amable. Desempacan las fotos, con guantes blancos de tela manipulan las fotografías, entonces sucede ante nosotros un suceso privilegiado: ver a Antoine colocar a sus bailarinas para la exposición en un orden que sólo sus ojos entienden, no hay nada que lo distraiga, absorto, disciplinado. Cuando termina de colocarlas lo abordo, le pido hablar, que nos sentemos en la sala en la que está su “Autorretrato”, está oscuro, es perfecto. Frente a él las palabras, las preguntas que intenté estudiar durante más de una semana… se me olvidan. Lo escucho durante más de hora y media, llevamos cubreboca, nos miramos directamente, hablamos de la violencia del mundo, de la violencia que representa la vida y la muerte, me revela un vértice de la existencia: “Esa violencia es también mi violencia. Esa violencia aplasta y destruye a todos, hay violencias que vienen desde arriba, otras son una forma de sobrevivir”.

La calle fue su hogar, las casas okupa, los puentes, las calles, las estaciones de tren, los muelles, los bares, las banquetas, los subterráneos. En su caso tuvo elección de vivir esa vida, no las personas que fotografía, ellos no tenían ni tienen opciones, eso es tal vez lo que lo separa de ser totalmente devorado por una violencia brutal de la que pocos salen vivos.

“Con los años me volvía adicto a la intensidad de la noche, no extraño el sufrimiento, ni el dolor, sólo la fuerza de esas situaciones oscuras”, me dice.

Un pequeño tumulto de Hare Krishna que pasa frente a la galería cantando llega hasta nosotros, nos reímos, tal vez nos traen un poco de luz, ¿cómo saberlo?, las fronteras entre lo luminoso y oscuro son efímeras, se difuminan.

Prosigue: “La muerte se vuelve algo normal, se impone. Las personas muriendo en un hospital te permiten entender la aceptación de la muerte, aquí en México se vive de forma más normal, el cuerpo es tocado, despedido, es muy diferente esta muerte a la otra muerte de mis fotografías nocturnas. Me obligó a entender la muerte de otra forma”.

***

La relación del fotógrafo francés con México es muy cercana, la primera vez estuvo aquí en 1986, se fue al sur y después al norte, de ahí viajó hasta NYC. Regresó muchas veces, nunca se alejó de aquí, de cierta forma México le salvó de la heroína, su amiga más hermosa y nociva. Su libro de fotografías Mala noche (1998) es la muestra de esa relación sin límites con el mundo. Hablamos de la noche, de sus personajes, de Garibaldi.

Virus, de Antoine d’Agata, se inaugura hoy jueves 2 de septiembre en la Galería Patricia Conde a las 4 de la tarde y estará activa hasta el 17 de diciembre de 2021. La curaduría estuvo a cargo de Laura González Flores.

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agatha
Crédito: Ignacio García Lemacher

Patricia Conde

Galería

+52 (55) 5290-6345│5290-6346

Juan Cano # 68, colonia San Miguel Chapultepec

Alcaldía Miguel Hidalgo
Horarios
Lunes a viernes de 12:00 – 5:00 pm
Sábados: 12:00 – 5:00 pm

Antoine
Crédito: Ignacio García Lemacher
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