“El siglo XXI debería inspirarse en Martin Luther King
y Nelson Mandela, no en fanatismos comunitaristas,
nacionalistas o identitarios”
Alain Touraine
Gran estudioso de México, que visitó con frecuencia desde 1953, el historiador y sociólogo francés se despidió del país con la traducción de uno de sus últimos libros, Defensa de la modernidad, con el que debuta en Siglo XXI Editores y que sale de la imprenta justo el día de la muerte del intelectual francés.
Touraine consideraba Défense de la modernité (Éditions du Seuil, 2018) como el más importante de los libros que había escrito, entre medio centenar de títulos acumulados desde la década de los 50. Aunque cuando apareció en Francia sostenía que el problema es que nadie sabe qué quiere decir la modernidad.
Siglo XXI Editores publica ahora su traducción, a cargo de Juan Carlos Rodríguez, que coincide con el deceso este viernes 9 de junio de uno de los intelectuales franceses más influyentes desde la posguerra.
La mayoría de sus libros habían sido editados en español por el Fondo de Cultura Económica (FCE).
No fue su último libro. La editorial francesa Seuil publicó en 2021 La sociéte de communications et ses acteurs y, en febrero de 2022, Les societés modernes. Vivre avec des droits entre identités et intimité.
En Defensa de la modernidad plantea el paso a la hipermodernidad, en un mundo que divide en tres zonas: la de un capitalismo financiero y cada vez más globalizado, donde el poder se concentra en unos cuantos hyperrich; la de los regímenes autoritarios y totalitarios, dominada por el nacionalismo; y la de movimientos y regímenes comunitarios e identitarios “cuya pasión más intensa es el odio al otro”.
Y apuntala la hipermodernidad: “La sociedad hipermoderna produce antes que otra cosa, y a diferencia de las sociedades que la precedieron, creatividad. Por ello, lo que llamamos, en términos generales ‘educación’ debe ocupar en la sociedad hipermoderna el lugar central y privilegiado que ocupaba el sector industrial en la sociedad anterior”, dice en la introducción de Defensa de la modernidad.
En la sociedad hipermoderna, agrega, “el poder ya no es sólo político y económico, como en la sociedad industrial, sino también cultural, pues las comunicaciones se han convertido en la información que transforma las conductas, actitudes y representaciones, los proyectos y los estilos de vida”.
En este sentido, sostiene que “habrá reforma social y recuperación política sólo si recuperamos previamente la confianza en nuestra creatividad y en los derechos que hemos ganado como creadores”.
Insta a movimientos y fuerzas políticas que pretenden resistir los poderes totales a actuar con una perspectiva global y defender no sólo los derechos particulares (políticos, sociales o culturales), sino al sujeto humano en sí, como sujeto que es, con sus derechos fundamentales: libertad, igualdad, dignidad.
“La idea de la modernidad no se fía del mundo y de las máquinas, sino de nosotros como creadores y libertadores de nosotros mismos”, remata Touraine, quien vuelve a poner al sujeto como su actor social.
“Si tuviera que resumir mi pensamiento en una palabra, ésta sería ‘sujeto’ o ‘subjetivación’, había dicho en entrevista en 2021 a la periodista Karina Tinat (traducida por la revista Otros Diálogos del Colmex).
Según Touraine, el adversario que con más constancia enfrentó no fue una dictadura sino un pensamiento dominante de determinismo económico, sostenido igual por izquierda que por derecha.
Incluso subraya que, por segunda vez en su vida, “relaciono mi confianza en la acción humana –y particularmente en la acción social y política– con la palabra modernidad”, en alusión a su libro Crítica de la modernidad, traducido y editado en México por el Fondo de Cultura Económica en 1994.
No obstante la sombra pesimista que ronda sus páginas, a contracorriente siempre, Touraine se define ahí como alguien que “admira con pasión a aquellos y aquellas que defienden los derechos frente a las leyes, las libertades frente a los poderes y la investigación frente a la prohibición”, al exponer sus tesis.
Touraine, cuyos conceptos centrales son sujeto, movimientos sociales, modernidad, democracia, la sociedad latinoamericana y la sociedad postindustrial, compartió en 2010 con su colega polaco-británico Zygmunt Bauman el premio Príncipe de Asturias de Comunicación.
Sus vínculos con México América Latina eran estrechos. Sus libros Actores sociales y sistemas políticos en América Latina (Prealc-OIT, 1987) o América Latina, política y sociedad (Madrid, Espasa-Calpe, 1989), entre otros, son testimonio. Incluso, se casó con una chilena, Adriana Arenas Pizarro, en Chile, donde fundó el Centro de Estudios para la Sociología del Trabajo de la Universidad de Chile.
También fue impulsor de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
Estudioso de los movimientos sociales, Touraine nació en Hermanville-sur-Mer, en Normandía, el 3 de agosto de 1925 y murió en París a dos meses de cumplir 98 años, a las 03:30 de la madrugada, en una capicúa luctuosa, según precisó su hija Marisol, ex ministra de Asuntos Sociales y de Salud francesa.
Sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial, atestiguó la historia desde lo más profundo, como las luchas obreras; de hecho, su tesis de doctorado abordó la situación de los trabajadores de la Renault.
Su presencia en México fue permanente desde 1953 cuando dictó su primera conferencia en la UNAM, apenas tres años después de haberse licenciado en la École Normale Supérieur de París, donde compartió clases con su gran amigo, el medievalista Jacques Le Goff y fue alumno de Lucien Febvre.
En marzo de 2001, en una mesa redonda sobre “Zapatismo y desafíos políticos en México”, organizada en la UNAM, sostenía que el EZLN representaba una transformación social, cultural y política de México, que entraba así, después de una larga paralización, a un proceso de transformación acelerada.
Conferencista reincidente en instituciones educativas mexicanas, dictó conferencias en el Colegio de México, la UNAM, la Universidad de Guadalajara para la Cátedra Julio Cortázar. Incluso, la Universidad Iberoamericana Puebla creó la Cátedra Alain Touraine, en la que se desglosa que sus libros se pueden englobar en tres categorías: “Las obras dedicadas a un actor preciso; aquellas que desarrollan una teoría general de la sociedad; y los análisis de temas de actualidad y de hechos recientes”.
Justo un intelectual que no rehuía al sujeto de sus reflexiones. No por nada, en aquella entrevista con Tinat, confesaba: “Me paso la vida escribiendo cuando, en realidad, lo que me gusta es hablar. Quiero decir –y (Claude) Lévi-Strauss piensa lo mismo– que hay en lo oral una presencia mucho más fuerte”.
Ha fallecido Alain Touraine, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010.
Alain Touraine, 2010 Prince of Asturias Award for Communication and Humanities, has died. pic.twitter.com/0tjqPbhWPi
— Fundación Princesa de Asturias (@fpa) June 9, 2023