La inteligencia artificial (IA) nos ha alcanzado y sus tentáculos se extienden a más ámbitos; debido a que cada vez más decisiones públicas y privadas se toman a través de ella, crecen también las preocupaciones en materia de derechos humanos y ética.
Así alertó Eleonora Lamm, asesora Regional en Bioética y Ética de las Ciencias, de la Organización de las Nacional Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en Montevideo, al señalar que el desarrollo de tecnologías basadas en la inteligencia artificial puede generar sesgos y falta de acceso.
Estas preocupaciones fueron llevadas el martes al “Foro de Inteligencia Artificial. Primeros resultados”, que organizó la UNAM y la empresa Huawei.
La especialista acotó que en noviembre pasado, los 193 estados miembros de la Unesco aprobaron por aclamación la recomendación de la ética de inteligencia artificial, que se constituyó en el primer marco global en abordar la temática de manera comprensiva, respetuosa de las garantías fundamentales, inclusiva y justa.
Se trata, aseguró, de un instrumento ambicioso y amplio, que comprende rubros como respeto, protección y promoción de los derechos humanos y las libertades fundamentales; la necesidad de garantizar la diversidad y la inclusión; el bienestar del ecosistema y el medio ambiente; y vivir en sociedades pacíficas, justas e inclusivas.
Detalló que las recomendaciones de la Unesco “tienen diversas áreas específicas de acción como la política de datos, género, desarrollo y cooperación internacional, un área de acción política de medio ambiente y ecosistemas, salud y bienestar, comunicación e información, educación e investigación y cultura”.
Dichas líneas de acción política dan la pauta sobre cómo actuar para poner a la Inteligencia Artificial al servicio de la humanidad y, a diferencia de otros instrumento, tiene perspectiva de género, ya que aproximadamente 300 millones más de mujeres que hombres carecen de acceso a internet móvil y solo 25 por ciento de los puestos de trabajo en el ámbito de la tecnología son ocupados por ellas.
Sostuvo que uno de los dos principios globales de la Unesco es su preocupación para que en este instrumento no se reproduzcan los sesgos de género, “pero también nos ocupamos de aquellas poblaciones tradicionalmente discriminadas, como las personas con discapacidad. Sin embargo, el desarrollo de las tecnologías basadas en la inteligencia artificial dirigidas a este sector no considera la diversidad que implica la discapacidad, por lo que también puede generar sesgos y falta de acceso”.
También se busca generar conocimiento en poblaciones, principalmente discriminadas, para que exista literatura en español y partir de la región evidenciar lo que ocurre; se cuenta con un Mooc (curso abierto, masivo y en línea) sobre IA con el fin de que “nadie quede atrás a los efectos de socializar y democratizar el acceso a la información”.
Alianza con Huawei
La UNAM también celebró el panel “Inteligencia Artificial para la Solución de Problemas Sociales”, moderado por la investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales, María Josefa Santos Corral, que formó parte del primer foro.
En el encuentro, los autores de 10 proyectos sobre inteligencia artificial que fueron aprobados en 2021 como parte de la Alianza para Promover el Desarrollo de Capacidades Digitales en México compartieron sus experiencias.
Mediante este apoyo, los investigadores accedieron a espacios en servidores de Huawei, recibieron capacitación por parte de la Agencia de Cooperación Alemana para el Desarrollo Sostenible, interactuaron con otros grupos de investigación y se acercaron a experiencias de vinculación y transferencia de conocimiento.
Los proyectos se enfocaron a atender problemas de salud, agricultura, videovigilancia y medio ambiente.
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— UNAM (@UNAM_MX) August 9, 2022
