Amor al prójimo, novela de Gabriela Enriquez ganadora del premio Mauricio Achar / Random House 2023, es «una novela que retrata la vulnerabilidad en torno a las pérdidas, ausencias y la resiliencia frente a la desgracia que atraviesa el cuerpo. Una obra con un estilo depurado y precisión para construir a sus personajes y la intriga que los ata” en palabras del jurado compuesto por Fernanda Melchor, Julián Herbert y Alaíde Ventura.
Amor al prójimo se manifiesta como el responso por una muerta que no está muerta, pronunciado por una viva que ardió por dentro hasta convertirse en tronco. A Teresa y su hermana sus propios padres las aventaron a un orfanato. A la madre de ellas la casaron a los trece años con un hombre mayor, la boda fue a las diez de la noche y no hubo testigos. El padre es el penúltimo sobreviviente de la última rama de una estirpe que el tiempo aniquiló.
La tenebrosa tía Amelia, hermana del papá, a quien las madres Pasionistas le negaron su sueño de convertirse en esposa de Dios, se hizo monja clandestina. Teresa y su hermana comparten al mismo hombre, al que quisieran amar y que las ame. Pero éstos no son simples datos anecdóticos, constituyen los asuntos de redención que la narradora de esta novela ha venido a tratar con su hermana en coma.
Ella es Gabriela Enriquez, la autora de Amor al prójimo
Gabriela Enríquez, autora de Amor al prójimo, estudió Ciencias Políticas y es maestra en Estudios para la Paz. Por más de 20 años ha trabajado en el campo de la educación de adultos.
Es egresada de la Escuela Mexicana de Escritores y de Literaria Centro Mexicano de Escritores. Ha incursionado en la narrativa, poesía, dramaturgia nado y guion documental. Codirigió y escribió el guion del documental Adónde vas, loco, y es guionista del documental Ofrenda.
Estudió actuación en el Centro Dramático de Michoacán. Sus obras dramáticas Nieve en agosto y La oración en Getsemaní están publicadas en la colección de textos de La Capilla, y Tragaluz fue publicada por la Universidad Autónoma de Chiapas. Actualmente trabaja en Cefral, en Pátzcuaro, Michoacán.