Tres poemas,
por Amy Glover
I
Viajo por el diccionario
nadando entre palabras resbalosas
en búsqueda de una perla, la idea precisa
La exploración misma disfruto
saboreo sinónimos
exploro raíces germánicas
tallo una cueva entre las páginas
Degusto vocales oscuras
contemplo opciones
que producen placentera decepción
consciente de que la exploración sigue
Me balanceo sobre una cuerda en las alturas de donde no quiero caerme burdamente al piso
un
bulto
de
desorden
sin
traducción.
II
Dedicada a Boa Sr, la última persona en hablar
Bo, idioma de la Isla de Andaman.
Por falta de oídos mundos enteros se desvanecen.
La boca no puede lograr su cometido
cuando los sonidos no encuentran eco.
Sonidos que distinguen
las siete sombras de mar turquesa
el olor a piedras húmedas
el murmullo del río
la túnica suave de musgo sobre un árbol.
Sonidos que ilustran
el dolor del parto
el miedo que nos visita al anochecer
la carcajada envidiosa de un amante
el sencillo placer de habitar el mundo.
Ella portaba en su pecho cientos de miles de sonidos
de nacimientos y muertes,
un tesoro oculto que compartía
con los pájaros de la isla en soledad.
Y ahora,
seguida por nadie,
daría la última palabra.
¿Quién llora cuando muere la lengua de un pueblo?
Se sepulta un diccionario entero sin desfile.
III La prisa
¿Adónde vas tan agitado jalando aire como si te ahogaras?
Detente.
Percibe el olor de lavanda
la carcajada del vecino
el juego del viento sobre el agua.
Mientras el hoy llora nuestra indiferencia
el zumbido de alas del colibrí
nos seduce con promesas suculentas del futuro.
Corremos hacia el mañana para despistar a la muerte
mientras ella
voluptuosa
jacarandosa
nos espera en la esquina
con ganas de bailar.
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It’s never too late to embrace joy ?? TGIF
— Amy Glover Drake (@chilangagringa) July 30, 2021