¿Por qué en pleno siglo XXI nos remitimos a una figura de la historia antigua para confiar en la capacidad que tenemos de cambiar el mundo?, se pregunta la periodista británica Angela Saini, para quien la necesidad de creer en un pasado más igualitario es sinónimo de una representación de un futuro más equitativo.
Tres momentos marcaron su vida: la contemplación de representaciones de la diosa Kālī, su visita al Vaticano y el descubrimiento de numerosas comunidades organizadas en líneas matrilineales en las que las mujeres desempeñan importantes roles de liderazgo.
Sus incisivos estudios, que unen la investigación periodística con el comentario social, conceden gran importancia al pasado como una forma de entender dónde estamos parados en el presente.
De ahí su interés por responder una de las preguntas que la acompañaron desde siempre: “me pregunto si no hubo un tiempo en que los hombres no gobernaban, un mundo perdido en la feminidad y la masculinidad no significaba lo que representa en la actualidad”.
Nuestra conversación inicia a la mitad de la tarde con la sorpresa de su mensaje para decirme que acepta mi propuesta. Le alegra el interés que en nuestro país suscita su obra traducida al español por las editoriales españolas Kairós y Círculo de tiza. Me reúno con ella en Querétaro, un lugar que durante el fin de semana del 6 al 8 de septiembre se llenó de libros y escritores.
Con su voz suave, que sabe dar espacio al silencio, Angela Saini conversa de su controvertido libro El patriarcado. Los orígenes de la dominación masculina, un interesante estudio sobre el patriarcado que lo describe como una estructura inestable con una necesidad de mantenimiento constante.
—¿Por qué es importante preguntarnos acerca de cómo sucedió el pasado?
—Pienso en el pasado como una forma del presente. Vivimos siempre en la sombra de cómo imaginamos que fue el pasado, en todas las formas posibles, no solo en las tradiciones o las costumbres, sino también lo que imaginamos que es posible en sociedad.
“Si no podemos creer que, por ejemplo, una sociedad igualitaria sucedió en el pasado en cualquier lugar del planeta, entonces es muy difícil que creamos que sería posible en el futuro. El pasado lo es todo”.
—¿cómo es que los hombres llegaron a gobernar o escalaron a la situación en la que actualmente estamos?
—Sí, pero no todos los hombres, sino una clase de hombres, un pequeño segmento de los hombres llega a ese poder. Tenemos que recordar que muchos hombres sufren desventajas en este sistema.
—Preguntarnos cómo construimos estas figuras de lo que asumimos que significa ser hombre o masculino ¿ayudaría a tener una mejor convivencia entre nosotros?
—Creo que el cambio ya está sucediendo. La forma en cómo entendemos el género ahora es muy diferente a cómo lo imaginábamos hace 100 años, no solo por el voto. Por ejemplo, hace 150 años la mayoría de las universidades europeas no otorgaban títulos a mujeres, no las admitían. La mayoría de las niñas no recibían la misma educación que los niños.
“Así que de cualquier forma posible las cosas están cambiando, en los últimos ciento cincuenta años. De hecho, en la historia de la humanidad esa porción de tiempo es una muy pequeña cantidad. Creo que tenemos toda la razón de estar esperanzadas, porque hemos alcanzado mucho en tan poco tiempo”.
—En el libro señalas que es más fácil describir cómo opera el patriarcado en lugar de definir exactamente lo que es, ¿puedes platicarnos más?
—Creo que tenemos la impresión de que el patriarcado es una conspiración, que es un sistema abstracto que siempre ha estado allí y siempre estará, de forma invisible, siempre buscando reprimir a las mujeres de una u otra manera.
“Así es como funcionan los sistemas de represión. Son cosas reales hechas por gente real, ya sea una ley o una dinámica familiar entre esposa y esposo, todo está construido por gente real, que elige vivir de cierta manera o como otras personas les han dicho que tienen que vivir.
“Pienso que es importante romper esta idea. Hay que preguntarnos cómo sucede esto. Todo tiene un punto de inicio, tiene una historia. Lo que intento hacer con este libro es explicar esa historia. Las cosas no sucedieron así desde siempre.
“De hecho, lo que conocemos como la historia de la humanidad ha sucedido en un muy pequeño periodo de tiempo, estamos entendiendo más cosas porque tenemos más información con ayuda de la arqueología, de la historia del género, incluso de las ciencias y de la genética.
“Entendemos la historia mucho mejor ahora, la vemos diferente, así que podemos empezar a contar esa historia de una mejor manera. En 100 años la contaremos mejor de lo que lo hacemos ahora, porque estamos recibiendo más información”.
—Hay otra idea que se desprende de tu trabajo: parece que el patriarcado es una estructura de poder frágil que debe rehacerse y reafirmarse constantemente, ¿cómo es esto?
—Como cualquier sistema en el mundo, el capitalismo, la democracia, cualquier sistema de opresión, las clases sociales, las monarquías, todas necesitan recordarle a la gente que tienen ese poder y fuerza.
“Por ejemplo, recientemente fui al Vaticano en Roma y lo que ves allí es una constante imagen de poder que se proyecta a través de la riqueza: grandes frescos en las paredes, en las puertas, en las ventanas, en los pisos de mármol. Hay tanto dinero, tanta riqueza y poder por todos lados. Y tantas imágenes de hombres por todos lados.
“Cuando caminas a través de los pasillos del Vaticano te das cuenta de que la mayoría de gente trabajando allí son hombres, hay muy pocas mujeres por allá, la gente empodera a los hombres. Pero también incluso en las pinturas, en el arte, son los hombres los que aparecen filosofando, peleando, inventando cosas, ellos hacen las cosas grandiosas.
“Las únicas representaciones de mujeres son, por ejemplo, la Virgen María, o mujeres virtuosas que aparecen al lado muy calladas. De esta forma es cómo el poder se representa, se crea de esta forma una y otra vez, necesita repetirse una y otra vez.
“El Vaticano lo ha hecho por tanto tiempo, y lo sigue haciendo, por ejemplo, cuando el Papa habla de que el lugar de la mujer es ser una buena madre o de cómo las mujeres italianas deberían tener más hijos, ¡lo acaba de decir recientemente! Él está, de nuevo, reafirmando el patriarcado, está recordándole a la gente cuál es su lugar en la sociedad.
“Sucede en muchas partes del mundo constantemente, de muy formas sutiles, se planta una idea en la imaginación de la gente de generación en generación”.
—Pero gracias a tu trabajo ahora entendemos que hay sociedades matriarcales, por ejemplo, los antiguos Nairs, una poderosa comunidad basada en el sistema de castas en función del linaje matriarcal, donde el trabajo se organiza por las mujeres y parece que hay una diferencia entre esas estructuras y las que hay, por ejemplo, en el Vaticano.
—Las Nairs son sociedades indias matrilineales, hay muchas sociedades de este tipo por todo el mundo. Las Nairs son del Sur de la India. No se trataba de sociedades tribales.
“En el siglo XVIII o XIX, había sociedades muy ricas e influyentes, en las que la propiedad y el linaje se pasaba de madre a hija, no de padre a hijo, así que el nacimiento de una mujer era una ocasión de celebrar, el poder se quedaba con mujeres y algunos hombres, pero que eran los tíos, es decir los hermanos de las madres, los padres quedaban fuera.
“Hay algunas sociedades matrilineales, por ejemplo, en China, en donde los padres no viven con los hijos, se encargan más bien de la crianza de sus sobrinos, pues viven en casa de su madre, con sus hermanas. Son distintas formas de organización y si piensas en que hay muchas formas en las que nos podríamos organizar, hace sentido que algunas personas elijan vivir de esta manera.
“Lo triste del patriarcado es que se trata de un solo sistema que ofrece tantos beneficios a un grupo élite de hombres que están en la cima y que se han convertido poderosos y dominantes en muchas partes del mundo.
“Es muy triste, porque es muy opresivo, y muchos nos sentimos inconformes, no solo las mujeres, creo que muchos hombres están inconformes también porque les exige mucho como hombres”.
Book The Patriarchs: The Origins of Inequality PDF Download – Angela Saini
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