Mientras que a algunos cientos de kilómetros Francia, el país vecino, vive su quinta jornada de disturbios por el asesinato de un joven árabe, Madrid ha vivido una de sus más apoteósicas marchas por el Orgullo LGTB+, con cálculos que van de los 800 mil al millón de manifestantes, cuyo arcoíris zigzagueante como una serpiente colorida devino también mitin político, porque el avance de la derecha española, que abjura de los derechos de esta comunidad que desfila, ha comenzado a tomar posiciones ante la debacle del presidente Pedro Sánchez y su partido socialista.
Carrozas, botargas, cuero, melenas, maquillaje y proclamas se han fundido a lo largo de las principales arterias de la capital española con un ambiente que ha combinado como nunca lo festivo con lo político, lo alegórico con lo propagandístico. “Lucha bailando, pero lucha”, dice un lema por aquí, y “Aquí en Madrid está el mejor orgullo”, se lee en otro cartel por allá, mientras que una muchedumbre avanza con los disfraces más variopintos, desde La Sirenita hasta las mariposas, de los shorts a las minifaldas y de los tops a las banderas.