El Museo de Bellas Artes de Bilbao presenta desde el 30 de abril la exposición Womanology, que da a conocer la colección del bilbaíno José Ramón Prieto. Una muestra particular de arte contemporáneo que ha sido reunida a lo largo de las dos últimas décadas y cuya singularidad consiste en estar formada exclusivamente por trabajos de mujeres artistas.
En el prólogo del catálogo editado por el museo para la ocasión se resalta una interrogante que hace cuestionar el avance del feminismo en el arte: “Aunque yo no era un experto cuando me inicié en el mundo del arte, ya entonces me preguntaba por qué, sabiendo de la existencia de tantas mujeres excepcionales en todos los ámbitos de la cultura, la ciencia, la política, esta realidad no se reflejaba de forma más rotunda en las artes plásticas o la música. ¿Cómo era posible que en el siglo XX la presencia de mujeres artistas estuviera aún tan silenciada teniendo ellas toda la capacidad, la formación, la inspiración y el talento?”
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De hecho, el nombre de la exposición, tomado de la obra homónima de Lynette Yiadom-Boakye, artista británica de padres originarios de Ghana, quien habitualmente retrata outsiders, se define como aquellos personajes que siendo reales se sitúan al margen de lo real, “algo que tantas veces ha sucedido a las mujeres a lo largo de la historia” [1]. En el catálogo intervienen la historiadora Manuela Mena, quien desempeñó el cargo de jefa de Conservación de Pintura del siglo XVIII, y la historiadora Ángela Molina. Esta última menciona que “predominan las obras de artistas que no disimulan su incomodidad hacia la herencia cultural que las empequeñece y limita”.
Esto ha sido una constante. Para Manuel Jesús Roldán en Eso no estaba en mi libro de Historia del Arte, la presencia de la mujer en el arte como creadora, no como musa, fue anulada. “Las mujeres no aparecen en los libros de arte ni suenan en el imaginario colectivo por culpa del concepto de Historia del Arte procedente del siglo XIX, centuria en la que se vetó especialmente la independencia creadora de la mujer…”[2]
Al famoso pintor impresionista Auguste Renoir se le atribuyen las frases de que “el arte es ajeno al espíritu de las mujeres” y de que “la mujer artista es sencillamente ridícula”. De su época a la actualidad no hemos cambiado mucho.
Se ratifica que el arte es lo social en el hombre. Y como constructo social no puede diferir de sus creadores. Prevalece la supresión de la mujer, relegada a ser inspiración, objeto estético, pero no a tomar control del espacio creativo. Es hora de que se entienda que en el arte las mujeres no somos simplemente las señoritas de Aviñón, las Majas, las Mona Lisas, las Venus, las bailarinas de Degas y las prostitutas de Toulouse-Lautrec. El enfoque de género debe darse con toques realistas, rostros definidos y firmas visibles, no como trazos impresionistas indefinidos. El arte debe tener rostro y pincel de mujer.
Marina Abramović, Ana Laura Aláez, Louise Bourgeois, Carmen Calvo, Ángela de la Cruz, Tracey Emin, Jenny Holzer, Donna Huanca, Cristina Iglesias, Barbara Kruger o Elizabeth Peyton son algunos de los nombres propios de la exposición “Womanology. Colección José Ramón Prieto”. pic.twitter.com/zWEmFFFhsP
— Museo BBAA Bilbao (@museobilbao) April 29, 2021
[1] Womanology. Colección José Ramón Prieto recuperado el 01-05.2021 de https://www.museobilbao.com/exposiciones/womanology-coleccion-jose-ramon-prieto-292
[2] Ellas, las mujeres que fueron borradas de los libros de Historia del Arte, El Confidencial 02/10/2017 – 05:00 Actualizado: 04/10/2017 – 11:52 recuperado el 01-05’2021 en https://www.elconfidencial.com/cultura/2017-10-02/mujeres-artistas-olvidadas-arte-silenciadas_1450809/
