El arte imita y completa la naturaleza, señalaba Aristóteles. Y Banksy decidió llevarlo a la práctica.
Tal como describió en su momento una nota de la agencia AP, la obra de arte en el vecindario de Finsbury Park cubre la pared de un edificio de cuatro pisos y muestra a una figura humana sosteniendo una manguera de presión, similar a las usadas para rociar insecticidas, junto a un tronco real que ha sido severamente podado y mutilado. Por ello, chorros de pintura verde rociados sobre la pared del edificio replican su follaje ausente (al momento de escribir estas líneas se supo que la obra fue cubierta con plástico ante un acto de vandalismo en el que se le salpicó con pintura blanca).
Banksy se adjudicó la autoría de la obra publicando fotos del antes y después en su cuenta oficial de Instagram.
Algunos señalan su visión artística como política y satírica, con la que busca denunciar a los medios de comunicación, la policía, la guerra, el capitalismo y el sistema. Para otros el hecho de que sea arte callejero lo degrada del nivel artístico de los museos y lo convierte solo en una moda comercial o para hablar en redes.
Para muchos el debate de si Banksy es o no artista data de sus resabios elitistas. Este artista underground y de identidad desconocida, a excepción de que es británico, se cree nació a mediados de los 70, comenzó a hacer arte en los 90 y en los 2000 se volvió masivo a través del street art o arte urbano.
La relación entre el arte y la naturaleza fue concebida a lo largo de más de veinte siglos en los términos que Aristóteles estableció mediante el principio téchne mimeîtai phúsin, el cual tradicionalmente se tradujo como “el arte imita a la naturaleza”. No obstante, si nos guiamos por los preceptos renacentistas, esta idea tiene como propuesta principal que la naturaleza es bella; y si el arte es bello, entonces debe de imitar a la naturaleza.
Pero Banksy fue más allá. Puesto que el árbol no era bello sino ya imperfecto, demolido. Aquí es precisamente un actuar más bien kantiano.
Kant aclaró que el arte tiene la posibilidad de representar bellamente la naturaleza, aunque ésta no lo sea. Y eso fue lo que el grafittero hizo.
Algunos más lo clasifican como activista al denunciar causas ambientalistas o políticas. No obstante, no lo es. El hecho que su arte cumpla la función de comunicar y presentar temas que están en la agenda de la sociedad no es más que la función social del arte, donde el artista logra mostrar su pensamiento y entrar en diálogo con el espectador.
No es necesario un rostro sino un mensaje por comunicar y esto lo cumple Banksy. Su arte en ocasiones efímero por las locaciones nos demuestra lo cambiante de una sociedad en constante movimiento. Si Aristóteles o Kant lo validan. Y si no… qué más da.