Brenda lozano hay festival sonar como sueñan arbole

Brenda Lozano recurre a los misterios para descubrir nuestro lado oscuro

La escritora cuenta cómo se sumergió en la nota roja para su novela ‘Soñar como sueñan los árboles’, un thriller detectivesco ambientado en la Ciudad de México

Estamos en el Gran Hotel y le pregunto a Brenda Lozano si se considera una escritora de fórmula. Se queda callada y luego intenta una respuesta, más para ella que para mí: “esa es buena, no me la habían preguntado”.

Estamos en Querétaro, el edificio que opera como anfitrión fue parte del Convento Grande de San Francisco, Brenda Lozano llegó a la ciudad invitada por los organizadores del Hay Festival y participará en dos eventos. Hace anotaciones sobre su Moleskine y vuelve a avanzar sobre su respuesta congelada. “Lo más sincero sería decirte que no”.

Apenas unos minutos antes esperaba la llegada de la narradora mexicana en la terraza del hotel donde tendría una sesión de fotos. Cuando llegó me sorprendió su aspecto: tenía el pelo suelto, cuidadosamente desordenado, unos lentes oscuros y una camiseta rosa con la leyenda: “ciao bella”. En el lugar aguardaba el fotógrafo.

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Foto: Paulina Ortega

Cuando terminaron nos acercamos a los sillones especiales para los invitados y me explicó qué pasa con su escritura: “creo que sí, después de cierto tiempo y ciertas publicaciones caes en ciertos tips y ciertas mañas o conoces ciertos caminos o cómo terminar un texto, en el periodismo ocurre lo mismo”.

Su última novela se llama Soñar como sueñan los árboles, se lee con las claves de un thriller —hay un detective, esconde un secreto y tiene un giro inesperado—, contado por una narradora —que no es una voz masculina que todo lo sabe—, pero también como crónica e incluso posee tintes de novela histórica.

Al contrario de lo que se podría pensar, Querétaro no está tan soleado como otros veranos. Desde muy temprano el cielo está despejado y un sol que se antoja poco picante ilumina las calles coloniales de la ciudad. Desde hace nueve años la localidad es la sede del festival originado en el pueblo galés Hay-on-Wye, de tal forma que en esta época del año recibe escritores y artistas de varias partes del mundo.

Desde nuestro lugar podemos apreciar el movimiento de los demás participantes. Nos acomodamos y Brenda Lozano dice que está muy feliz con la novela.

—Aquí hay una historia que se caracteriza por mantener una alta tensión emocional y una trama llena de giros inesperados ¿lo haces de manera consciente, siembras aquí una trampa para el lector?

—Claro, totalmente, sí. Este libro nace de una conversación. Yo trabajo en El País, y estaba justo hablando de nota roja con un cuate que tengo ahí, a quien le debo en buena parte que me dio salida en esa conversación para una inquietud que yo traía. La nota roja en México es tan larga y tan leída que no tiene que ver tanto con el crimen, sino el morbo que nos dan estos hechos. ¿Por qué pasó? ¿Quién mata a esta persona? ¿Quién secuestra o roba?Brenda lozano hay festival sonar como sueñan arbole

Nadie se explica por qué en la ficción de Lozano se respira el sabor de la nota roja y se ambienta en la Ciudad de México de hace 70 u 80 años. Para eso hay dos respuestas. La primera es que esa fue la ciudad que vivieron sus abuelos, pero la autora no la conoció y la idea de explorarla desde la ficción le encantó.

La segunda es que le sedujo la idea de complejizar todas las aristas de un delito “tenía muchas ganas de centrarme en un crimen, visito muchos penales y encontré temas que me interesan mucho, el delito me dejó ver los dos lados de la moneda, lo ilícito y la justicia, a veces dudosa, y la bondad, también controvertible, de una persona, y ahí entra su maldad también.

“Cómo complejizar que una mujer puede ser buena —porque se nos exige que seamos así— pero qué pasa con esa complejidad, porque todos somo buenos y malos. A demás la nota roja era buenísima para explorar también el espacio de la cárcel que está en la tercera parte de la novela”.

Debe ser bueno alejarse de los temas conocidos. Durante todo el tiempo que pasé con ella muchos la reconocieron. Algunos con mayor curiosidad. —¿Será ella quién escribió Brujas? — y que, como buenos profesionales, apenas se atrevieron a sonreír tímidamente.

Desde el principio Brenda dejó claro que pensó en muchas historias, “iba a ser otro crimen, pero mi ensayo no resultó”, así que me centré en uno de aquellos que dio origen a la leyenda del “Robachicos”.

En un momento se caen las tarjetas en las que hacemos apuntes, Lozano quiere levantarlas y le digo: “no, esas son las de la suerte”, se ríe. Después de unos minutos de dar vueltas alrededor de “El dos poemas”, el detective que aparece en la novela, Lozano me lleva a otro lugar de su escritura. Nos detenemos en el tema del lector.Brenda lozano hay festival sonar como sueñan arbole

Las apariencias engañan. Le cuento a la escritora que Agatha Christie escribió una vez: “muy pocos de nosotros somos lo que parecemos” y ella no pierde tiempo para anotar en su libreta. Cuando el lector se enfrenta a Soñar como sueñan los árboles tiene la necesidad de investigar, ¿existió el secuestro?, las calles y los edificios que aparecen en la narración, ¿realmente existen? En cuanto al delito ¿era un niño o era una niña? ¿la o lo encontraron?

Pronto, el lector se convierte en el detective que exige la historia. Nos detenemos y me cuenta una anécdota: “una vez viajaba en el transporte público y dos chavas estaban platicando de lo que un novio le hizo a una de ellas. Estaba tan bueno el chisme que yo dije ¡No mames!, ¡qué le hizo esté güey! no pude dejar de escuchar y tuve que bajarme unas estaciones después porque yo tenía que averiguar cómo terminó la historia”, después de otro par de risas me dice “Te presento otra clave de la novela: el secreto”, pero me advierte: “en la novela es el camino lo más interesante, ¿cómo llegas a descubrir el secreto? ¿Qué pasó? ¿Por qué lo hizo? Y ahí tienes la clave de la historia”.

—Voy a decirte algo que suena a lugar común: “en el mensaje del suspenso —si es que hay una cosa como un mensaje— si hay una revelación es que el proceso siempre es más interesante que el fin. Puedes revelar quién es el asesino, por ejemplo, quién trae el maletín o quién secuestró a quién, pero el por qué siempre va a ser más interesante que otra cosa, en términos de historia, porque si hablamos de la vida real es el camino es otro.”

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Brenda Lozano, un relato caleidoscópico

Su debut como novelista de suspenso —por decirlo de una manera— sucedió este año. Soñar como sueñan los árboles está ambientada entre 1946 y 1955, la ficción, dividida en tres partes.

Arranca con un hecho real —el secuestro del niño Fernando Bohigas que en 1945 conmovió a todo México y se convirtió en uno de los episodios más emocionantes de la historia policial nacional— y luego Lozano ficciona alrededor del caso, cambia nombres, direcciones, años, géneros, para desplegar el abanico de temas que le interesan trabajar como escritora.

La primera parte pelotea entre la historia de la familia Miranda Felipe, que busca desesperadamente a su descendiente raptada; y la de la familia Fernández Valencia, que después de adoptar a su primera hija están sumidos en la desesperación por protegerla ante el progresivo rosario de robos de niños que azotó a la capital mexicana.

En la segunda parte la obra cambia a un relato en primera persona, la narradora cede la voz los protagonistas que localizaron a la niña retenida, la novela se convierte en la transcripción de las memorias de cada personaje, que sirven para resaltar su susceptibilidad y su acercamiento al hecho.Brenda lozano hay festival sonar como sueñan arbole

La tercera historia dentro de la trama es más significativa; incluida como coda, en ella el lector conoce a la responsable del secuestro y lo que pasó después del descubrimiento del delito.

El resultado es un relato caleidoscópico de una transgresión que enloqueció a la nación mexicana y en cuyo repaso la autora logra ofrecer una biografía de su voluble antiheroína y una cartografía de temas como: maternidades y paternidades, justicia selectiva o las desapariciones forzadas. Basada en la historia y formalmente ambiciosa, la historia tiene éxito en todos los frentes.

Diez minutos antes de las tres de la tarde acabamos la conversación. A las tres tendrá otra entrevista. La terraza está llena. A mi lado dos chicas acomodan una cámara. Soñar como sueñan los árboles no es una obra experimental, es un thriller en el que Lozano recurre a los misterios para descubrir más sobre nuestro lado oscuro. ¿Qué males acechan dentro de los corazones humanos? ¿Qué pecados somos capaces de cometer como especie? Y lo más importante ¿Por qué?

“En los penales conocí a una mujer que asesinó al feminicida de su hija. Escuché la historia entendiendo que no se trata de hacer apología del crimen y luego dices: es un personaje bueno y malo, la mujer está cumpliendo condena por un crimen, pero ahí es donde la cosa comienza a complejizarse. Todos los crímenes tienen un grado de complejidad cuando los miras de cerca. Lo que me interesó mucho fue mirar de cerca un crimen que tuviera muchos de los temas actuales”.

Observo a Brenda y me sorprende su faceta de entrevistada y lo mucho que disfruta hablar de su trabajo. Me parece que ahí, un poco lejos de las poses y de los lentes de los fotógrafos, se siente más tranquila.

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