Mérida, México. Los descubrimientos en las legendarias ruinas de Sanxingdui, en el suroeste chino, demuestran que las ancestrales civilizaciones Shu de China y la cultura maya compartían similitudes, dijo a Xinhua el director del sitio arqueológico de Chichén Itzá, Marco Antonio Santos.
El arqueólogo mexicano ejemplificó que piezas de árboles de bronce halladas en fosas de sacrificio de las ruinas del Reino Shu tenían similitud con la ceiba sagrada de los mayas, un árbol que para la cultura que floreció en Mesoamérica simbolizaba la unión del cielo, la tierra y el inframundo.
«Son similitudes muy importantes y con relaciones, digamos, mentales, aunque si bien no se conocieron, pero las representaciones de árboles en ambas culturas nos dan un simbolismo muy similar», planteó.
Entre los más de 500 objetos recientemente desenterrados en las ruinas de Sanxingdui, en la provincia china de Sichuan, figuraban piezas de oro y jade, que son materiales con los que los mayas también representaron personajes y escenas relacionadas con la realeza y los dioses, apuntó.
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Santos explicó que las dos civilizaciones se desarrollaron en territorios con una latitud y clima similares, por lo que observaban el mismo cielo y, por ende, objetos materiales en los que plasmaron su cosmovisión tenían símbolos parecidos.
«Al final del día, el hombre sigue siendo el hombre independiente del tiempo y espacio, y lo que tenemos es que, en esta latitud, tanto esa cultura como los mayas miraban el mismo cielo, tenían las mismas estrellas en el horizonte», abundó.
China anunció el 20 de marzo que arqueólogos desenterraron los más de 500 objetos que datan de hace unos 3 mil años en seis fosas de sacrificio descubiertas en Sanxingdui, ubicada en la ciudad de Guanghan, a unos 60 kilómetros de Chengdu, la capital provincial de Sichuan.
Piezas de máscaras de oro, láminas de oro, máscaras y árboles de bronce, piezas de esculturas de marfil y elementos de jade figuran entre los objetos hallados en el área de pozos donde se ofrecían sacrificios al cielo, la tierra y sus antepasados, y se oraba por la prosperidad y la paz.
El Reino Shu existió hace al menos 4 mil 800 años y duró más de 2 mil años, mientras que en Mesoamérica la civilización maya empezó sus ciudades estado hacia el 200 d.C. y Chichén Itzá se desarrolló aproximadamente de los años 700 a 1200 d.C.
Santos comentó que el desfase de tiempo entre el milenario Reino Shu y la cultura que floreció en la selva del sureste de México era grande, pero los hallazgos demostraban la cercanía entre civilizaciones en extremos del mundo.
«En lugar de vernos como diferentes, resulta ser que cada hallazgo nos va posicionando en un tema de iguales independientemente del tiempo y del espacio. Es algo muy interesante», afirmó.
El director de la zona arqueológica maya de Chichén Itzá señaló que los nuevos descubrimientos en las ruinas de Sanxingdui, que se consideran uno de los mayores hallazgos arqueológicos de la humanidad en el siglo XX, mostraban una nueva cara de la cultura del bronce.
Los hallazgos eran relevantes porque supondrían que la antigua civilización conocía tecnologías que se pensaba que eran de culturas posteriores, planteó.
«Sería muy importante poder mostrar estos nuevos hallazgos en México para ver que no somos tan diferentes como pensamos, que más bien somos muy similares en ese sentido, con los mismos derechos. Que ninguna cultura es más que la otra, sino al contrario, que somos muy similares», dijo.
La ciudad prehispánica de Chichén Itzá, en el estado mexicano de Yucatán, fue la capital más sobresaliente de la cultura maya y, actualmente, es uno de los 10 sitios arqueológicos más visitados del mundo, con su pirámide de Kukulcán como un emblema de la cultura maya.
Un hecho destacable de los recientes descubrimientos en Sanxingdui, que ha impresionado al mundo desde las excavaciones de sus fosas de sacrificios No. 1 y No. 2 en 1986, era la tecnología utilizada por los equipos de arqueólogos chinos y el trabajo interdisciplinario, aseguró Santos.
Expresó que estaba impresionado por las cabinas de excavación y los sistemas operativos multifuncionales utilizados, al describir que con esa tecnología los arqueólogos chinos trabajaron como en una operación quirúrgica.
Hallan uno de los más grandes tesoros arqueológicos.
Créditos: Xinhua https://t.co/v2E8LM65kw#Arqueología #China #RuinasdeSanxingdui #CivilizaciónChina #Sichuan #Chengdu #Excavación #Esculturas #Cultura #Historia
— Fusilerías (@fusilerias) March 20, 2021
La tecnología que apoyó los trabajos permitió desenterrar objetos tan frágiles como residuos de seda, que seguramente otro tipo de métodos de excavación menos cuidadosos no hubieran logrado registrar, mencionó.
Santos señaló que sería importante una colaboración e intercambio de experiencias entre los arqueólogos chinos y mexicanos para poner en práctica conocimientos en proyectos de la zona de los mayas, donde el clima lluvioso y la humedad son problemáticos para la conservación de objetos.
Especialistas y autoridades de ambos países dialogaron en torno a las similitudes entre las dos civilizaciones a mediados de 2018 en Mérida, capital de Yucatán, cuando se realizó una exposición fotográfica y un seminario al respecto.
El arqueólogo mexicano indicó que sería «fabuloso» poder tener un mejor conocimiento de los mayas utilizando la tecnología con la que se lograron los nuevos descubrimientos en Sanxingdui, los cuales enriquecerán la comprensión de la misteriosa civilización Shu.
«Cada vez que aumenta el conocimiento de la cultura, independientemente de que hablemos un idioma u otro, lo que nos muestra es que seguimos hermanándonos cada día más, seguimos siendo culturas hermanas y, por lo tanto, el intercambio de estos conocimientos es fundamental», comentó.