El Colectivo Corazón Ñomndaa, una agrupación de 35 mujeres artesanas originarias de Xochistlahuaca, Guerrero, se dedica a la conservación y promoción del ancestral arte del brocado en telar de cintura, un legado cultural ñomndaá o amuzgo que han heredado de sus antepasadas.
Fundado en 2017, el colectivo no solo trabaja en la creación de huipiles o chuee, piezas fundamentales de la vestimenta tradicional de las mujeres ñomndaá, sino también en la comercialización de estas obras de arte textil.
Cada pieza, según el tamaño y entramado requiere tiempo y dedicación, por ejemplo, entre tres y cuatro días para una servilleta y de cinco a ocho meses, a veces hasta un año, para un huipil.
En entrevista, Alicia López Gómez, maestra artesana y miembro del colectivo, comparte su experiencia personal y la del grupo con respecto a la tradición, los materiales y la comercialización de su arte.
La artesana cuenta que desde los 8 o 9 años de edad comenzó su proceso de aprendizaje que le transmitieron su abuela y su madre.
«De ahí nació mi gusto, de ayudarla y cuando aprendí bien era para tejer servilletas para las tortillas,” recuerda Alicia.
Con el tiempo, Alicia y sus compañeras del colectivo han evolucionado en sus técnicas, incluso enseñándose mutuamente métodos complejos como la técnica de gasa fina.
“Cuando formamos el colectivo unas a otras nos comenzamos a enseñar, por ejemplo, la técnica de gasa fina, que no todas lo saben trabajar bien, porque es muy laboriosa y detallada, a esa nos piden mucha ayuda para aprender”, explica.
Comenta que el uso de materiales naturales es central en su trabajo, especialmente el algodón natural blanco y el coyuchi, un algodón criollo de color café o verde que se hila a mano.
Los tintes provienen de cortezas de árboles, hojas, semillas y tierra especial de su pueblo, resultando en una paleta de colores naturales.
“Todo este proceso es muy largo, de meses, entre la siembra del algodón y la cosecha, además del hilado”, explica Alicia, destacando el cuidado y la dedicación que requiere para la creación de cada pieza.
“Ya cuando tenemos las bolas de algodón hilado para hacer un huipil de 1. 70 de ancho, por ejemplo, si el brocado es sencillo, nos tardamos de 5 a 6 meses, pero uno que lleva mucho brocado, que esté tupido nos puede llevar de 8 meses a un año”, agrega.
A pesar de los desafíos en la comercialización de sus productos, el colectivo ha visto una mejora significativa al participar en exposiciones y eventos, elevando el reconocimiento de su arte.
“Siento que han hecho muy bien el trabajo para que la gente conozca el verdadero esfuerzo que hay detrás de una prenda, y eso hace que valoren mucho lo que hacemos como artesanas,” afirma Alicia.
A través de la perseverancia, el talento y la pasión, el Colectivo Corazón Ñomndaa sigue tejiendo no sólo textiles, sino también lazos de cultura y tradición que trascienden generaciones, asegurando que el arte textil de su comunidad permanezca vivo y sea apreciado en todo el mundo.
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Conmemoramos el Día Nacional del Huipil, una fecha establecida en el Congreso de la Unión con el fin de robustecer la identidad nacional y contribuir a la preservación del arte textil de los pueblos de México, así como a su defensa frente al plagio de las grandes marcas. pic.twitter.com/R5owYPUg5u
— Secretaría de Cultura (@cultura_mx) March 7, 2024