Cuando alguien me dijo que la memorable colección de ficción corta de la argentina Mariana Enríquez, Las cosas que perdimos en el fuego (Anagrama, 2021) fue adaptada como novela gráfica me sentí escéptico, por decirlo suavemente.
Sé lo apegados que están los lectores de Enríquez a las dudas que dejan sus personajes sobre si están locos o lo que sucede es sobrenatural, también sé cuánto aman el horror y lo sórdido que llena su escritura; parecía un poco improbable que se tomaran en serio una adaptación de sus cuentos a la historieta.
Pero ahí está. Una rara adaptación que enriquece la obra de Mariana Enríquez, en lugar de servir como una hoja de cuna ilustrada, esta versión de la memorable colección de ficción corta de la argentina irradia el tétrico gusto de la escritora.
Antes de su publicación en el sello Salamandra Graphic, el dibujante argentino Lucas Nine (Té de Nuez) ya había realizado una adaptación de Bajo el agua negra, cuento de la autora de Las cosas que perdimos en el fuego, y pensó, medio en broma, la posibilidad de sumar otros cuentos del mismo libro a la historieta.
Entonces, ¿cuál es el secreto? Al final creo que es que Nine logra abordar los cuentos de Enríquez con el doble registro que utiliza la autora en su prosa y que aparecen en los relatos originales. En muchos aspectos, su mensaje es extremadamente sombrío: sí, por ejemplo, en Pablito clavó un clavito: una evocación del Petiso Orejudo el narrador es un personaje que vive al límite de la psicosis y de desarrollar fanatismo exacerbado que se percibe de manera clara en la adaptación.
Una de las fortalezas del ilustrador es evitar dar explicaciones que el original no da al lector, el dibujante logra con éxito esquivar la tentación de interpretar para su lector aquello que Mariana deja abierto.
Los personajes retratados por Nine parecen retorcidos y abstractos, una expresión exterior de decadencia moral que se ajusta de maravilla a las visiones grotescas de traumas corporales que reflejan un país que aún se enfrenta a décadas de dictadura violenta.
Las cosas que perdimos en el fuego une cuatro relatos
Los cuatro relatos seleccionados —El chico sucio, Pablito clavó un clavito: una evocación del Petiso Orejudo, El patio del vecino y Bajo el agua negra— no están conectados formalmente, pero juntos crean una sensibilidad tan distintiva como la que se encuentra en la antología original.
Una mujer cree que el niño sin hogar que vive fuera de su edificio es víctima de una decapitación, luego descubre que su destino es mucho más complicado. El famoso asesino en serie llamado Petiso Orejudo, que sólo tenía nueve años, la magia negra, los celos, el desamor, supersticiones rurales, edificios abandonados.
Tenga cuidado, no es una lectura fácil. El detalle en la ilustración es asombroso. El trabajo de mancha crudo con acumulación de salpicaduras de tinta, de colores y texturas, más el dibujo de figuras con manierismos angustiosos rodeados de colores purpuras, verdes y rojos que hacen recordar el trazo del uruguayo Alberto Breccia.
En ocasiones, la acumulación de muchas viñetas —¡hasta 11 en una sola página!— hacen que algunos cuentos resulten cansados de leer. Pero el lector se sentirá bien después de haberlos superado.
Cada elemento técnico: el tamaño de las viñetas para crear ritmos narrativos, los encuadres que al dibujante da a los acontecimientos, las onomatopeyas, la apuesta por globos de texto o su ausencia y sustitución por cartelas para explicar lo que sucede en la historia ayudan al adaptador a sortear las limitaciones que implican una narración con imágenes.
Gran habilidad para entrelazar la oscuridad y la luz, lo real y lo irreal, El patio del vecino permite a Lucas Nine reflejar la locura y los miedos más elementales del ser humano y hace recordar el Informe sobre ciegos adaptado al cómic precisamente por Breccia.
La decisión de depender —casi en su totalidad— de viñetas de corte recto crea momentos neutrales en el que el argumento de cada cuento se desarrolla de forma pareja y sin sobresaltos y lo mejor de todo, no distrae al lector. La lista continúa positivamente.
Estoy totalmente de acuerdo con los editores que propusieron esta adaptación, es una lectura vital. Esta versión trágica y sombría de la obra de la autora de Nuestra parte de noche enviará a los lectores entusiasmados de regreso a la fuente y merece un lugar junto a ella en el librero.
El 6 de junio sale a la venta #LasCosasQuePerdimosEnElFuego, cuatro relatos de una de las obras narrativas de terror más originales y sorprendentes del siglo XXI. 🔥
Adaptación gráfica a cargo de Lucas Nine de la célebre recopilación de cuentos homónima de Mariana Enriquez. pic.twitter.com/LocKzdZYfj
— Salamandra Graphic (@SalamandraGraph) May 30, 2024