Memento mori, “recuerda que morirás”, así que disfruta el ahora, es la idea que el ahora dúo musical Depeche Mode dejó en claro a lo largo de sus tres conciertos en la Ciudad de México.
Quizá la frase repercutió más por las edades de los presentes, quienes disfrutaron en familia las icónicas canciones de la agrupación pionera de la música electrónica.
La banda y su público lucieron lejos de los excesos y las locuras de antaño. Más bien, en las tres noches en el Foro Sol prevaleció un ambiente familiar, de camaradería y harta nostalgia.
Parejas con uno o dos hijos ya rondando la pubertad eran parte de los espectadores que aguardaban sentados en el piso la entrada de una de las agrupaciones emblemáticas de la música oscura. Y es que la telonera, Kelly Lee Owens, no logró arrancar la euforia de los presentes.
La recompensa por cinco años de ausencia de Depeche Mode en tierra mexicana fueron las poderosas melodías de Memento Mori: “My Cosmos is Mine” y “Wagging Tongue”.
Pero apenas fue el principio del exorcismo que ahí vivieron los “adultos contemporáneos” –entendidos los arriba de 40 años–, quienes se reconciliaron con su yo adolescente al cantar a todo pulmón hits como “Just Can’t Get Enough”.
Martin Gore demostró que su voz sigue intacta y embrujó a los presentes con la maravillosa y casi a capela: “Home”
Con un look vampiresco por los olanes en las mangas y cabello perfectamente relamido, Dave Gahan hipnotizó a sus seguidores con su extraordinaria voz e impecable dominio del escenario.
No obstante, a diferencia de cinco años atrás, cuando Depeche Mode se presentó con The Global Spirit Tour saltaron y bailaron por todo el escenario, en esta ocasión Gahan, de 61 años, lució más tranquilo y aunque sí corrió, realizó menos saltos.
Martin Gore demostró que su voz sigue intacta y embrujó a los presentes con la maravillosa y casi a capela: “Home”.
Depeche Mode evoca a Fletcher
Para quienes disfrutamos la agrupación cuando aún era un trío, sabemos que no sólo la edad, sino las experiencias hacen mella en las leyendas, y sin duda, el fallecimiento de Andrew Fletcher, tecladista y miembro fundador, ocurrido el año pasado, provocó una nueva faceta en la banda.
Por supuesto, para tan entrañable integrante era justo y necesario un homenaje.
Las palabras sobraron, fue con “World in my eyes” que Depeche Mode rindió tributo al buen Andy, mientras su fotografía ocupó las pantallas del Foro Sol. Las emociones de los presentes a flor de piel.
En total, fueron 23 canciones emblemáticas de discos que han marcado a generaciones completas: “Black Celebration”, “Violator, “Music For The Masses”, “Ultra”, “Songs of Faith and Devotion”.
En cada una, Gahan entregó toda su energía y no se cansó de interactuar con el público, a veces pidiendo a la gente alzar las manos, bailar o corear las canciones junto con ellos.
El gran cierre del concierto del sábado fue “Personal Jesus”, con la que Depeche Mode dejó un extraordinario sabor a nostalgia en la boca de los asistentes. Pero sobre todo, dejó en claro que contrario a su nombre elegido, no es una banda de moda pasajera.
