Al trabajar con objetos e imágenes de uso cotidiano, la artista multidisciplinaria Minerva Cuevas (Ciudad de México, 1975) permite repensar el rol de las corporaciones en la explotación de recursos naturales, así como en las condiciones de desigualdad que hay, de ahí la pertinencia de su obra Imaginar el fin de los tiempos: historias de aniquilación, apocalipsis y extinción.
La creadora inauguró las charlas en las que algunos autores de la muestra, vigente en el Museo Nacional de Antropología, compartirán con el público el proceso intelectual y creativo detrás de sus propuestas, las cuales se reúnen en esta exhibición, organizada por la Secretaría de Cultura en colaboración con el Käte Hamburger Center for Apocalyptic and Post-Apocalyptic Studies de la Heidelberg Universität, de Alemania.
El curador Adolfo Mantilla Osornio recordó que Imaginar el fin de los tiempos se compone de una variopinta colección, gracias a las facilidades de los institutos nacionales de Antropología e Historia (INAH), y de Bellas Artes y Literatura, y galerías, como Kurimanzutto, de la cual forma parte Minerva Cuevas.
En ese sentido, destacó la pertinencia de su obra dentro del discurso museográfico, ya que su trabajo abarca una amplia gama de soportes: instalación, video, fotografía, escultura e intervención del espacio público, los cuales utiliza para indagar en las políticas que permean los vínculos sociales y económicos.
Es así como, en la primera sala, Cuevas presenta botes de aceite antiguos que sostienen ramos de flores de plástico que crecen del líquido graso que había en los recipientes. En la conversación denominada “El piso es lava”, la artista enfatizó que su labor creativa deriva de proyectos interdisciplinarios en los que confluyen elementos de antropología, ecología y mercadotecnia.
Su materia prima es el análisis de las nociones de valor, intercambio y propiedad, inherentes al sistema capitalista y sus consecuencias sociales, así como la latente posibilidad de rebelión implícita en la vida diaria.
Rememoró que uno de sus proyectos, realizado en el primer lustro de este siglo, “abordó el papel de las petroleras, y partió de la propuesta del entonces presidente de Estados Unidos, George Bush, de extraer petróleo de Alaska a través de un oleoducto, lo que supuso un cabildeo ríspido entre la elite empresarial, los poderes legislativos y el gobierno de aquel país.
“Mi idea fue, aprovechando la instalación de una feria en las avenidas Revolución y Patriotismo, intervenir los carros chocones colocando los logotipos de las grandes petroleras; lo curioso es que se mantuvieron por ocho años”.
Mediante diversos proyectos, Cuevas ha realizado una deconstrucción en torno a la historia y el futuro de la omnipresencia del petróleo, preocupación que dejó patente en su primera exposición individual, Dark Matter, en San Diego, California, en 2022, en la que combinó tres cuerpos de trabajo, uno de ellos, representado por las piezas que ahora exhibe en Imaginar el fin de los tiempos.
La práctica artística, opinó, es una de tantas trincheras desde las que se puede dar batalla a la rapacidad de las grandes corporaciones, sean petroleras, farmacéuticas, etcétera, porque los bienes que detentan son de utilidad pública y un derecho humano.
“Desde siempre, muchas comunidades han peleado por tener una mejor situación de vida y una integración con la naturaleza, en formas que aún no tenemos el lenguaje para expresar. Hay que ampliar el horizonte de la batalla, para mí en eso radica la esperanza”.
La próxima charla, en el marco de la exposición temporal Imaginar el fin de los tiempos, se llevará cabo el 28 de febrero, a las 19:00 horas, con el tema “La gestación del mundo rarámuri y el Apocalipsis latente”, a cargo del profesor de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, Luis Eduardo Gotés.
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