El teatro para infancias, de vanguardia en México

El director Francisco Ibarra celebra ocho años de AldeaTeatro con la obra “Jaguar de Luna”, que se presentará del 14 de octubre al 19 de noviembre en el Julio Castillo
Teatro para niños, a la vanguardia en México, dice Francisco Ibarra. Foto: Pili Pala.
Teatro para niños, a la vanguardia en México, dice Francisco Ibarra. Foto: Pili Pala.

La mejor manera de celebrar el teatro es sobre el escenario y así lo hará la compañía AldeaTeatro, que festejará su octavo aniversario con Jaguar de Luna, de la dramaturga Verónica Maldonado Carrasco, la cual tendrá una corta temporada del 14 de octubre al 19 de noviembre en el teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque.

La obra, dirigida por Francisco Ibarra, director de AldeaTeatro, sigue la misma línea de interés que ha tenido la compañía desde que presentó su primera puesta en escena, El secreto para anotar goles: visibilizar la importancia de las infancias en la sociedad y reflexionar en torno a sus derechos. De acuerdo con Ibarra, “este es el punto de partida para crear una cultura de paz”.

Jaguar de Luna, que tuvo el apoyo de producción del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, cuenta la historia de Annerü, un niño que, después de una guerra que devastó su aldea, tiene que emprender un viaje en busca de algo que lo sane y para recuperar el corazón perdido de su hermano mayor y así salvarle la vida.

"Jaguar de Luna" está citado en el teatro Julio Castillo. Foto: Pili Pala.
«Jaguar de Luna» está citado en el teatro Julio Castillo. Foto: Pili Pala.

Annerü cruza el desierto, la selva, los llanos y un pantano, y en su travesía se encuentra con el alacrán, la serpiente, el armadillo, los micos, el venado y finalmente con el jaguar de luna. Ahí halla una pista que es fundamental para que pueda resolver su situación: se encuentra con su propia naturaleza para descubrir que, con la paz en las manos, los corazones regresan.

“De lo que habla esta historia es de cómo nos recuperamos de esas cosas que nos hacen sentir mal, cómo volvemos a traer la paz y la armonía, y cómo es que éstas se construyen, no de manera individual, sino de una manera conectada con nuestro entorno. Annerü tendrá que conectarse con todos estos paisajes de la naturaleza que visita para entender que la armonía y la paz se construyen en diálogo con todos”, explica en entrevista Ibarra, quien recién obtuvo la beca Jóvenes Creadores 2023 que otorga la Secretaría de Cultura federal.

El elenco está conformado por cuatro actores: Carmen Mastache, Ginés Cruz, Daniela Colibrí y Alexis Muñoz, quienes dan vida a los 25 personajes de la obra a través de títeres y objetos diseñados por Saira Lagunas y Alejandra Vega. Además, la puesta en escena cuenta con el acompañamiento musical en vivo de Héctor Martínez, el cual realiza con instrumentos tradicionales mexicanos.

La obra tuvo el apoyo del Inbal. Foto: Pili Pala.
La obra tuvo el apoyo del Inbal. Foto: Pili Pala.

La iluminación y la proyección de video de Édgar Mora enmarcan la historia en paisajes fantásticos que tienen lugar en una serie de telares de cintura que conforman la escenografía diseñada por Teresa Alvarado.

A la par de la obra, el público podrá disfrutar en el lobby del teatro la exposición virtual Ojeadas tras el Jaguar, que documenta fotográficamente el proceso de creación de la puesta en escena. Las 85 imágenes que conforman la muestra fueron realizadas por 11 personas con discapacidad que forman parte del taller Fotógrafo Viajero, impartido por Patricia Priego en colaboración con Pacos AC.

 

—¿Cómo abordas en tu teatro el tema de los derechos de las infancias y el concepto de cultura de paz?

—Con esta puesta en escena, AldeaTeatro cumple ocho años de trabajo con y para niños. Uno de nuestros enfoques principales es crear obras donde se muestre lo importante que son los niños y niñas en la estructura social. Y cuando hablamos de lo importante que son, también nos referimos a que todos tengan acceso a sus derechos, porque no puede haber paz si no hay derechos.

“Para que haya derechos y se puedan ejercer para todos tenemos que conocerlos y el teatro siempre es un medio magnífico para revelar ese tipo de información desde su conexión con las situaciones de la vida; para nosotros es muy importante compartirla.

Jaguar de Luna habla de un niño que a lo largo de toda esta historia conoce sus derechos y los ejerce. Es fundamental ese ejercicio para que, en nuestra sociedad, empiecen a tener una relación más cercana a su vida cotidiana con el ejercicio de sus derechos. Que sus derechos no sean como los del libro: ‘el número uno es este, el dos es tal’, sino que se vean reflejados en sus vidas, y el teatro, como un espejo inmenso de la vida misma, nos da esa posibilidad de verlos aplicados. Cuando vengan los niños a ver la obra, se encontrarán con situaciones o con perspectivas con las que podrán verse identificados.”

—Hablas de un teatro con perspectiva social que puede generar cambios…

—Eso nos ha parecido importantísimo en estos ocho años. Hemos visto el oleaje que esto hace en la vida de los niños y eso es muy motivante. De pronto creamos un proyecto que se llamó El lado salvaje en el que niños participaban como directores de escena, dirigían a los actores.

“Entender su interés, que esa posibilidad de diálogo se puede convertir en una estética y en una propuesta escénica para el disfrute de otros niños ha sido muy motivador, un regalo muy grande para nuestra búsqueda artística.”

—En tu opinión, ¿cómo ha abordado el teatro mexicano el tema de los derechos de la infancia?

—Creo que es un teatro de vanguardia en México; es uno de los movimientos vanguardistas en nuestro país. Lo que pensábamos hace diez años ha cambiado mucho en la sociedad, y el teatro ha estado constantemente escuchando esos cambios y los ha estado integrando como contenido. A partir del contenido que se genera, también ha estado poniendo obras que hacen oleaje en la sociedad.

“Ese teatro está en movimiento en México y ese movimiento ha sido y es producto de la transformación enorme que ha ocurrido en relación con qué pensamos de los niños. Al cambiarse la perspectiva, el teatro cambia.

“También hay un grupo específico de dramaturgas que le han dado vuelta a los temas y a las narrativas en el teatro para infancias. Una de ellas es Verónica Maldonado, la dramaturga de Jaguar de Luna. Ella ha hecho esta labor de crear obras en las que se hablan de temas tabúes y se plantean posturas, no sólo en términos de las situaciones de las familias, que empiezan a mirar los niños como parte fundamental de la estructura social.”

—En ocho años has dirigido 18 obras con AldeaTeatro. ¿Cómo ha sido esta aventura? ¿Cuál es tu balance?

—Antes de estar en AldeaTeatro ya trabajaba con y para niños. Yo soy de Ciudad Juárez, que es mundialmente famosa por muchas situaciones, entre ellas, los temas relacionados con la falta de derechos. Así que desde que estaba en mi ciudad, me parecía que era importante hacer el ejercicio artístico desde una perspectiva de derechos.

El dramaturgo Francisco Ibarra. Foto: Pili Pala.
El dramaturgo Francisco Ibarra. Foto: Pili Pala.

“Luego vine a Ciudad de México y aquí me encontré con la escuela de teatro, con colegas en el trabajo, y empezamos a pensar que podíamos hacer algo juntos, y así, hace ocho años de esta iniciativa, hicimos nuestra primera puesta en escena: El secreto para anotar goles.

“A partir de esa obra, de relacionarnos directamente con el público, de estar en el trabajo cercano con niños, de estar en teatros como el Julio Castillo, pero también de dar funciones en parques, escuelas, quioscos e incluso en la playa, nuestro corazón se llenó de entusiasmo por continuar este proyecto, por enriquecerlo y por buscar otras posibilidades y otros discursos sobre la infancia. Eso es lo que nos ha sostenido en el ejercicio de gestionar, crear y producir espectáculos para niños y personas que forman parte de su comunidad.”

—Y ahora tienes otro motivo para festejar: recién obtuviste la beca de jóvenes creadores que otorga la Secretaría de Cultura…

—La verdad es que me hace sentir muy orgulloso el reconocimiento, no sólo por el hecho de recibir un apoyo para producir, porque yo he trabajado con o sin apoyo, siempre encuentro la forma; creo que de eso se trata el teatro y la vida, de encontrarse uno la forma. Lo que me hace sentir muy especial, muy orgulloso, contento y comprometido, es que me eligieron entre muchas otras personas que tienen otros proyectos muy interesantes que también aportan algo a sus entornos sociales.

—¿Qué proyecto presentaste?

—Se trata de uno dirigido a la primera infancia. Será una puesta en escena creada con la perspectiva comunitaria de niños.

—¿Cuál es tu principal temor cuando presentas una obra al público?

—Mi máximo temor es que no haya público, que no venga. El teatro funciona porque hay público. Por lo demás, el público interpretará la obra y habrá quien se sienta conectado con ella, habrá quien no. Las audiencias tienen el derecho de interpretar libremente en relación con su gusto, sus necesidades, los temas que les importan.

“Como compañía tenemos una postura muy clara al respecto y es que no hacemos obras que les den clases de valores a nadie, sino que ponemos en la mesa de lo escénico un tema para que el público se lo lleve, lo pueda platicar y lo haga suyo.”

Una mirada tras bambalinas

Los asistentes a Jaguar de Luna podrán apreciar en el lobby del teatro Julio Castillo la exposición virtual Ojeadas tras el Jaguar. La conforman 85 fotografías que fueron tomadas tras bambalinas por personas con discapacidad, durante el proceso de creación de la puesta en escena.

Patricia Priego, quien instruye a los jóvenes a través del taller Fotógrafo viajero en colaboración con la asociación Pacos, comenta que “el objetivo es que el teatro se abra a otras poblaciones con distintas condiciones”.

Detalla: “La idea es plantear que al teatro pueden acudir públicos que tendrán una mirada diferente, pero también enriquecedora, porque también los espacios tienen que ser inclusivos a otras condiciones y a otros públicos”.

Sobre su enseñanza con los jóvenes fotógrafos, Priego menciona que más allá del manejo técnico de una cámara, su metodología es educar la mirada y tratar de mostrar distintas facetas de un mismo evento u objeto.

“Esto también va relacionado a cómo miramos a una persona con discapacidad: no encuadrarla en su condición, sino verla como una persona desde todos los ángulos, como hacemos con una cámara cuando enfocamos un objeto. La idea es fomentar que la persona con discapacidad tiene múltiples habilidades que pueden estar mucho más allá de su condición, y que eso es lo importante en la inclusión”.

Respecto a cuál ha sido la principal enseñanza que, a su vez, ella ha obtenido de sus alumnos, no duda en responder: “La capacidad de mirar lo que casi nunca miramos, de ver lo que puede ser invisible para nosotros”.

Jaguar de Luna se presenta del 14 de octubre al 19 de noviembre sábados y domingos a las 12:30 en el teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque. Costo: 80 pesos.

 

 

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