Figuras de palo fierro, tradición milenaria en Sonora

Los pápagos, habitantes ancestrales del desierto de Altar-Yuma, son expertos artesanos de piezas de alfarería, cestas y figuras de madera
Las figuras zoomorfas son talladas con hacha, escofina y lija. Foto: Museo Nacional de Antropología.
Las figuras zoomorfas son talladas con hacha, escofina y lija. Foto: Museo Nacional de Antropología.

Los pápagos, herederos ancestrales de los recolectores y cazadores que se asentaron en el desierto de Altar-Yuma, o de Sonora, hace 3 mil años, cultivan la artesanía en formas que van de la alfarería y cestas al tallado de figuras de madera endémica de esa zona conocida como palo fierro,  habilidad que atribuyen a las enseñanzas de un “Hermano Mayor”.

Correcaminos, especie común en la región. Foto: Museo Nacional de Antropología.
Correcaminos, especie común en la región. Foto: Museo Nacional de Antropología.

Esos herederos, los actuales tohonoo’otham (pápagos), piensan que fue I’itoi, el “Hermano Mayor”, quien les enseñó cómo sobrevivir y desarrollar su cultura en un medio inclemente y con recursos limitados, relata el maestro Donaciano Gutiérrez Gutiérrez, curador-investigador del Museo Nacional de Antropología.

Los pápagos se dedican actualmente a la elaboración artesanal de piezas de alfarería, cestas y figuras de madera tallada sobre una madera, el palo fierro, cuyo nombre científico es Olneya tesota y habita en las extensiones arenosas del desierto de Sonora, en la Península de Baja California, y llega hasta las regiones desérticas de Arizona y California. La madera de este árbol se caracteriza por su particular color oscuro y su extrema dureza.

El carnero es el símbolo del desierto de Sonora. Foto: Museo Nacional de Antropología.
El carnero es el símbolo del desierto de Sonora. Foto: Museo Nacional de Antropología.

Desde tiempos remotos, la madera de palo fierro ha sido de gran utilidad a las comunidades indígenas de la región que confeccionan con ella utensilios, instrumentos sonoros y artesanías, pero que también lo usan como combustible y para hacer carbón. Para los artesanos que tallan las figuras en la madera y para los carboneros esta especie es fundamental ya que constituye su fuente de materia prima.

La única diferencia entre ambas actividades, explica el maestro Gutiérrez Mirón, es que para las tallas y esculturas se necesita madera muerta y seca, y para hacer el carbón la madera verde puede servir igualmente. Las esculturas que tallan son en su mayoría representaciones miniatura de la flora y fauna de la región, como se ve en la figura de un borrego cimarrón, también conocido como “borrego de la montaña”, “carnero de las rocosas”, “muflón canadiense” o “muflón de las montañas”, especie que habita en el desierto de Sonora.

Las cactáceas reflejan el entorno. Foto: Museo Nacional de Antropología.
Las cactáceas reflejan el entorno. Foto: Museo Nacional de Antropología.

Tallada en palo fierro con hacha, escofina y lija, la escultura es de una sola pieza maciza, que incluye un soporte plano irregular que mantiene la escultura erguida. La obra no está compuesta proporcionalmente, dando relevancia a la parte superior, donde se encuentra la cabeza, unos grandes ojos tallados y se incorporan unos cuernos enroscados.

En la parte intermedia, expone el experto, se representa el torso que desencadena cuatro patas en estado de reposo. El acabado final es pulido sobre el color natural de la madera. Se trata de una obra con función de artesanía decorativa para la venta.

 

 

 

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