La escritora Irene Vallejo dictó una conferencia en la que abordó temas como la importancia que tienen los libros y, por extensión, la lectura, así como las ventajas que concede a las personas el simple acto de leer y, en el caso de la audiencia, promover la lectura en los centros educativos.
Durante la inauguración del Encuentro de Promotores de Lectura, con la temática “Libros por la paz”, Laura Niembro, directora de Contenidos de la FIL Guadalajara, y la directora de la fundación SM, Cecilia Espinosa, detallaron que la formación de los lectores del siglo XXI es un trabajo arduo, pues muchas veces hay que hacer llegar los libros a personas cuyas culturas están en un constante conflicto, y para quienes la lectura no es una opción, sino una imposibilidad.
Por lo tanto, el trabajo de los promotores de lectura es también una forma de activismo, uno que busca difundir el amor por la palabra escrita, esperando que esta alcance el corazón de las personas y les dé esperanza; un halo de luz en la oscuridad del mundo.
Los libros tienen la posibilidad de cambiar el mundo, no por nada en diferentes episodios de la historia han sido destruidos, quemados, literalmente bombardeados, por miedo a que las personas logren influenciarse con sus contenidos, abundaron.
Enseguida, la filóloga Irene Vallejo, acompañada por la escritora Socorro Venegas, sostuvo una plática cuya temática giró en torno a la lectura como una herramienta útil en la búsqueda de la paz.
Venegas comenzó leyendo fragmentos de los trabajos de Vallejo, entre ellos el ensayo El infinito en un junco, en el que la española hace un repaso de la historia del libro. Asimismo, puso sobre la mesa un manifiesto que Vallejo publicó en la universidad durante su doctorado. Ambos textos, explicó, tratan de la pasión que se debe tener al leer y promover la palabra escrita.
Después citó a la filósofa Simone Weil, quien decía: “Casi no se puede sino soñar con mundos tan lejanos”. En ese sentido, la obra de Irene Vallejo busca acercar mundos lejanos contenidos en diferentes bibliotecas a lo largo de la historia de la humanidad, explicó.
Con mucha emoción, Irene Vallejo comenzó comentando que el trabajo de los personajes de su obra no difiere tanto del oficio de las personas en la actualidad, ya que trata justamente de reflejar la supervivencia del conocimiento a lo largo de los años, gracias a la oratoria y a la palabra escrita.
La tarea de preservar el saber, en este caso la belleza de la literatura, es valiosa porque puede salvar vidas. Como ejemplo, compartió cómo durante la estancia en el hospital de su hijo recién nacido ella y otras personas pintaron las paredes, antes blancas y austeras, con cuentos e imágenes que le daban vida y esperanza al lugar pero, sobre todo, a las personas que ahí coincidían.
Asimismo, Vallejo ahondó sobre la literatura en la infancia, sobre los problemas de acoso que ella sufrió a lo largo de la suya y cómo eso afectó fuertemente su obra.
A todo esto la española le llama “el corazón palpitante de El infinito en un junco”, ya que estas anécdotas se ubican en el capítulo que se encuentra a la mitad del libro, que narra la desgarradora verdad de su infancia, desde cómo los libros le dieron esa esperanza de encontrar personas que la entendieran, y cómo viajar a mundos ajenos es la forma más bella de liberación.
Pues los libros, a fin de cuentas, agregó, ayudan a sobrellevar el sufrimiento, a ser fuerte y tener potencia en el imaginario de las personas.
De igual manera, Vallejo habló de las mujeres de su vida y cómo han influido en la manera en que se ha desarrollado. Compartió que sus abuelas no fueron a la universidad por darle esa oportunidad a sus hijos y esposos.
Para ella, ese es el verdadero heroísmo que vio, incluso, en su propia madre quien, si bien pudo estudiar, fue con muchas restricciones.
La autora concluyó diciendo que a lo largo de la historia la lectura ha sido considerada muchas veces como una actividad peligrosa para los gobiernos, ya que esto le permite a la gente crearse un juicio, pensar por sí misma.
Esta rebelión, añadió, se construye a la par de la bibliografía que los lectores arman a lo largo de su vida. Ahí, finalizó, radica la importancia de los promotores de lectura, que acercan a los lectores libros que pueden hacer realidad las rebeliones.
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Quienes leyeron apasionadamente la “Historia de la lectura”, de #AlbertoManguel entenderán lo que supuso inaugurar el #SalónCarlosFuentes de @FILGuadalajara con el maestro y junto a la gran Rosa Beltrán.
Cómo no amar México. pic.twitter.com/4t1GnlRVhK
— Irene Vallejo (@irenevalmore) November 29, 2022
