Isela Vega, cuando Playboy se rindió a sus encantos

En 1974 se convirtió en la primera latina en engalanar la portada del conejito
Isela Vega
Elenco de obra ‘Las arpías’, en 2011 Crédito: Arturo Durán

En febrero de 2011, Isela Vega posó para los fotógrafos y se retiró del escenario sin dar alguna entrevista. Se trataba de la conferencia para anunciar la segunda temporada de la puesta Las arpías.

Al subir al tapanco y comenzar con el chacaleo a las actrices y actores que participaban en la puesta, uno de los reporteros, al saber que doña Isela Vega ya no regresaría, lanzó típico comentario de “pues qué mamona”, pero no se dio cuenta que una de las compañeras de la sonorense estaba muy cerca.

Al concluir con una entrevista, se acercó al comunicador y le mencionó: “No, no es una mamona, es una dama que no sólo hay que tenerle respeto en donde sea, sino gratitud por lo que ha hecho por la actuación y a muchas nos ha enseñado a no tener miedo de ser nosotras misma, mostrarnos como somos y no dejar que nos digan que no”.

El reportero que había dicho tal improperio se alejó sin decir palabra, los demás empezamos la plática sobre la obra teatral con esa actriz, quien nos comentó: “La señora estaba muy apenada por no quedarse, pero tenía una cita que no pudo cambiar”.

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Lo dicho por la actriz no estaba nada alejado a la realidad, pues Isela Vega es catalogada como “el estandarte” de los sesenta y setenta por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, y cómo no puede ser así cuando desde su trinchera como actriz, guionista, productora y directora siempre se mostró rebelde a lo establecido por una sociedad machista a la que supo manejar a la perfección sin necesidad de utilizar la palabra “feminista”.

Sólo hay que recordar Mañosas pero sabrosas (Víctor Manuel Castro, 1961), S.O.S. Conspiración bikini (René Cardona Jr., 1967), Don Juan 67 (Carlos Velo, 1967), El deseo llega de noche (Manuel Zecena, 1969), Las pecadoras (Alfonso Corona Blake, 1968), Las golfas (Fernando Cortés, 1969), Las pirañas aman en cuaresma y La primavera de los escorpiones (Francisco del Villar, 1969 y 1971, respectivamente), para darse cuenta de lo que la joven Isela dejó ver en pantalla.

Mención aparte se merece La viuda negra (Arturo Ripstein, 1977), que con base en la obra Debiera haber obispas, de Rafael Solana, fue censurada debido a su “contenido erótico” por lo que la trama donde Matea Gutiérrez seduce al padre Feliciano (Mario Almada) se estrenó hasta el 18 de agosto de 1983.

Pero en el inter, julio de 1974, Isela Vega Durazo fue la portada de la revista Playboy de Estados Unidos, con lo que se convirtió en la primera mujer latina en engalanar, desnuda, la publicación mensual de Hugh Hefner, un golpe sumamente duro para aquellos que osaban decir que se trataba de una mujer vulgar.

La década de los ochenta terminó por ponerla en el lugar que merecía, con títulos como Navajeros (coproducción hispano-mexicana, Eloy de la Iglesia, 1980), Las tentadoras (Rafael Portillo, 1980), La Pulquería (Víctor Manuel Castro, 1981), Las mujeres de Jeremías (Tito Fernández, 1981) y, por supuesto, Las siete cucas (Felipe Cazals, 1981), así como la versión mexicana de Naná (Rafael Baldón, 1985) en donde Isela e Irma Serrano tienen un encuentro lésbico que Verónica Castro, quien interpretaba a “Satin”, seguramente no ha olvidado.

Pero esta actriz tenía otro atractivo, aceptaba su edad por lo que seleccionaba los papeles que debería protagonizar, por lo que en los noventa sólo participó en cinco películas, una de ellas, La ley de Herodes (Luis Estrada, 1999), con el rol de Doña Lupe.

Durante el estreno de esta cinta, doña Isela Vega comentó que definitivamente debía de participar en él ya que se mostraba cómo los políticos habían abusado de los mexicanos.

En 11 años, la actriz sólo laboró en 16 películas, hasta que en 2015,  la directora Catalina Aguilar Mastretta la convence para que sea parte del elenco de Las horas contigo para interpretar a Doña Mari.

Aquí, la mujer que había criado a su nieta Ema (Cassandra Ciangherotti) comienza a padecer los estragos de edad y poco a poco, postrada en su cama, va dejando que la vida se vaya.

En esta cinta doña Isela Vega ofrece una cátedra de actuación, pues sólo tienen unos cuantos parlamentos y el resto de la trama sean las gesticulaciones las que hablan por ella.

 

La ganadora del Ariel como Mejor Actriz por La viuda negra; Mejor Coactuación Femenina con La ley de Herodes, Fuera del cielo (Javier Patrón, 2006) y Las horas contigo, así como el Ariel de Oro por su trayectoria (2017), ya no está, pero en sus redes sociales —en las cuales hoy se han expresados todos los que la admiraban, algunos con comentarios como “mi novia platónica de juventud”— se quedó un video que grabó en Acapulco el 30 de marzo de 2020, cuando la pandemia por covid-19 nos obligó a guardarnos y en donde en esos 1:26 minutos, sin querer, dejó un epitafio.

“¡Ah qué hermoso!, es una puesta de sol increíble…!

“¡Amigos, soy Isela Vega y les saludo con mucho cariño a todos los amigos del canal TVNovelas!, ¿qué estoy haciendo?, todo lo que nos han recomendado, mucha limpieza. Estoy aquí en mi casa, en este bello puerto de Acapulco, entonces, a lavarse las manos, evitar salir…

“Es increíble, pero aquí puedo estar muy a gusto en la casa, limpiar todo; me he dado a la tarea de limpiar, de leer, hay tiempo para eso, compartir con mi familia. Aquí están mis nietos y mis hijos, y pues a gozar de esta vista.

“Qué les puedo decir, les recomiendo que ustedes también se cuiden mucho, a lo que se ha recomendado y sean felices, hagan algo que les encante hacer, gracias”.

Y sí, Isela Vega, la sex symbol, hizo lo que le encantaba: actuar y mostrarse como era.

Isela Vega
La actriz durante la presentación de la obra Las arpías en 2011. Crédito: Arturo Durán
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