Ismaíl Kadaré (1936-2024) fue condecorado el año pasado con La Legión de Honor, máxima distinción que otorga el gobierno de Francia, en reconocimiento a la obra de quien Emmanuel Macron llamó “poeta balcánico” que se fortaleció en la adversidad, bajo la dictadura de Enver Hoxha, convirtiéndose en un “heraldo de la libertad” que encontró en París un refugio y un exilio durante una década.
Así se convirtió en un integrante de esa generación involuntaria de grandes escritores que se asentaron en los márgenes del Sena, algunos continuaron su obra directo en lengua francesa y dominaron gran parte de la segunda mitad del siglo XX, como el checo Milan Kundera, el marroquí Tahar Ben Jelloun y el chino Gao Xingjian, entre otros.
La obra de Kadaré transcurre entre la mitología y la lucha contra el estalinismo, entre la vocación pacifista y los relatos de guerra, sobre todo en obras como El general del ejército muerto (1963), obra maestra protagonizada en el cine por Marcelo Mastroianni, y su volumen Tres cantos fúnebres por Kosovo (1998), retratos de lucha por la vida en el Medievo en aquella asediada región de la antigua Yugoslavia, así como El Palacio de los Sueños (1981), combinación de alegoría, sátira y leyenda para denunciar la persecución.
Cuando ganó el Premio Booker Internacional en 2005, superando a monstruos como Philip Roth, Gabriel García Márquez, Günter Grass y Kenzaburo Oé, Kadaré declaró que el único acto de resistencia posible en un régimen estalinista clásico era escribir, y sabía de lo que hablaba, pues la dictadura albanesa mató a seis mil disidentes y encarceló a 168 mil. En su solicitud de refugio en París, en 1990, alegó que la literatura no es compatible con la tiranía.
Cuando recibió críticas por una supuesta doble moral, un proceder camaleónico, así respondió al Jerusalem Post: “La oposición abierta al régimen de Hoxha, como la oposición abierta a Stalin durante el reinado de Stalin en Rusia, era simplemente imposible. La disidencia era una posición que nadie podía ocupar, ni siquiera por unos días, sin enfrentarse al pelotón de fusilamiento. Por otra parte, mis libros constituyen en sí mismos una forma muy obvia de resistencia al régimen”.
Candidato sin éxito varias veces al Premio Nobel de Literatura, el narrador y poeta fue ganador de varios prestigiosos premios, como el Príncipe de Asturias de las Letras y el Jerusalén, además de ser miembro de la Academia de las Artes de Berlín. Gloria nacional en la actualidad, el gobierno albanés decretó dos días de duelo por la pérdida del escritor.
Su última novela, publicada en español por Alianza Editorial, es Tres minutos: sobre el misterio de la llamada de Stalin a Pasternak (2023) y corona una trayectoria de seis décadas en la que cultivó géneros como la poesía, la novela y el ensayo con una bibliografía que supera la cincuenta de títulos y que hoy tiene una baraja significativa publicada en español por Alianza Editorial. Su sello albanés, Onufri, fue el que informó sobre el deceso de Kadaré, víctima de un infarto, en un hospital de Tirana a los 88 años.
El PEN Internacional expresó sus condolencias por la muerte de una figura máxima de la literatura mundial, “gran promotor de la libertad de expresión”, mientras que la editorial Fayad lamentó la noticia y planteó que fue un honor y un privilegio haber publicado su obra en francés.
#IsmailKadare interviewed in 1998
Paris Review – The Art of Fiction No. 153 https://t.co/H0IvGmodRo
— Albana Kasapi (@AlbanaKasapi) July 1, 2024
Premian a Luis García Montero por la “belleza y finura de su lenguaje”