Al parecer el mundo cada día se vuelve más loco y esto lo podemos comprobar al conocer las recientes declaraciones de Benjamin Netanyahu, las órdenes de Donald Trump para prohibir que estudiantes extranjeros se inscriban en Harvard y la postura de la universidad ante las agresiones antisemitas.
En torno a la guerra desatada entre Israel y Palestina en la Franja de Gaza: a raíz de los ataques del grupo terrorista Hamas existe una guerra más que ha trastocado al mundo occidental. Y esta batalla es la de los posicionamientos políticos fervorosos a distancia, los llamados violentos a detener la violencia y las posturas totalitarias y o populistas buscando contención o llevar –como coloquialmente se dice– agua para sus molinos a los hombres fuertes de estos bandos.
Primero vayamos con Netanyahu. El primer ministro israelí condenó el asesinato de dos trabajadores de la embajada de su país en Washington, lanzando polémicas declaraciones en las que comparó la defensa a Palestina con el holocausto de los nazis.
«Para estos neonazis, ‘Palestina Libre’ es simplemente la versión actual de ‘Heil, Hitler’. No quieren un Estado palestino. Quieren destruir el Estado judío. Quieren aniquilar al pueblo judío, que ha estado en la Tierra de Israel durante 3 mil 500 años», dijo Netanyahu en una videodeclaración.
Si bien el primer ministro tiene todo el derecho de indignarse por el ataque artero que sufrió Israel con la incursión terrorista que dio lugar a la guerra, las reacciones violentas contra la población civil de Palestina no dan lugar para hacer una comparación tan desigual con la situación experimentada por la población judía durante la Segunda Guerra Mundial en el exterminio nazi (sobre todo, considerando el actual poderío israelí).
Querer equiparar ambos contextos minimiza la opresión y persecución que sus antepasados sufrieron durante el genocidio.
Por otra parte, es sabido que desde que comenzaron las acciones bélicas en la Franja de Gaza, en redes y en la vida real han surgido protestas contra Israel por su ofensiva, que ha sido percibida por muchos como excesiva y violenta contra la población civil palestina.
Respuestas de Israel dividen opiniones en Harvard
Mientras se esperaría mesura y una posición equilibrada en los recintos universitarios, en algunos casos como Harvard es innegable que se pasó de la protesta pacífica a la agresión directa contra estudiantes judíos, resultando irónico que en el nombre del alto a la violencia se usen frases racistas y agresiones para arremeter contra civiles.
La respuesta de Harvard fue decir que se privilegiaba la libertad de expresión y de protesta, olvidando que las libertades deben estar consagradas dentro del marco del respeto, no solo hacia las opiniones, pues al parecer se convirtió en delito ser judío dentro de dicho campus.
Para el remate de las locuras, el presidente Trump decidió que para que Harvard entendiera que no se debería de permitir la violencia contra un grupo poblacional, lo mejor era responder con una oleada de xenofobia hacia estudiantes extranjeros, impidiéndoles continuar sus estudios en la prestigiada universidad al considerarlos –con o sin razón– agitadores.
La realidad es que no nos encontramos con genuinos defensores de las libertades, sino con oportunistas populistas y wokes, que han terminado enredados por sus propias acciones. Y mientras tanto, los habitantes en la Franja de Gaza, de uno y del otro lado, sufren las consecuencias.
Redemption of Hostages: Staff-Sgt. Edan Alexander, at the emotional reunion with members of his family at Tel Aviv Sourasky Medical Center.
Family members recited the Shehecheyanu blessing: «…who has granted us life, sustained us and enabled us to reach this occasion.» pic.twitter.com/kaU6ozvzqt
— Prime Minister of Israel (@IsraeliPM) May 12, 2025