París. Pensaba yo que el mensaje de protesta había abandonado al rock, que el espíritu de rebeldía y de compromiso político de padres fundadores, como Dylan o Lennon, se había perdido en algún lugar de la larga historia de este género musical. Empero, siempre quise escribir “empero”, hay rincones del planeta rock donde esa actitud rebelde, anticonformista, contracultural y progresista sigue viva. Lo vine a descubrir ante dos veteranos grupos británicos, muy diferentes entre sí, por no decir opuestos, Massive Attack y Primal Scream, en los sendos conciertos que se me cruzaron al paso en París.
¿Cómo no ir a ver en vivo a estas dos agrupaciones históricas del rock? Massive Attack, el colectivo musical de Bristol, encabezado por Robert 3D del Naja y Grant Daddy G Marshall, pioneros del trip hop noventero; y Primal Scream, inventores del acidhouse en el Manchester de los años 80, con su legendario frontman Bobby Gillespie en la voz.
En el auditorio Zenith, con capacidad para 7 mil espectadores en el complejo cultural de La Villete, Massive Attack convierte su concierto en una verdadera manifestación altermundista y anticapitalista, casi woke, con la masacre en Gaza en primer plano. Y al día siguiente, en el teatro La Cigale para mil 700 afortunados, cerca de la plaza Pigalle, Primal Scream llama a la insurrección contra el neoliberalismo y los bourgeois bastards con Bobby Gillespie en plan de peleador callejero, a la manera del “Street Fightin’ Man” que cantaba en los años 60 su modelo más inmediato, Mick Jagger, el de los Rolling Stones.
Massive Attack no tiene nuevo material que proponer. Su último disco en forma data de 2010, pero sí muchas cosas por las que protestar: el exterminio de palestinos en Gaza por parte de Israel, el conflicto bélico en Ucrania, el calentamiento global, el egoísmo corporativo, la corrupción oligárquica y otros temas que el mundo se niega a ver.
Pero los que estábamos en el Zenith ¡vaya que los vimos, y en tamaño gigante, “on your face”! La música más oscura y densa de la banda, clásicas como “Teardrop” o “Karmacoma”, en sintonía con el ambiente cavernoso del auditorio, sirve de pista musical a un espectáculo visual impresionante, con imágenes explícitas, casi gore, de los horrores de la guerra, la hambruna, las caravanas migrantes, por tierra y agua, el desastre ecológico, la paranoia conspirativa, el hiperindividualismo, la tiranía del algoritmo… ¡Vaya mundo!
Massive Attack apoya la causa palestina
Que el concierto de Massive Attack sería una manifestación política se entendió desde que saltó a escena el grupo telonero, un potente trío palestino que se hace llamar 47Soul. Mezcla de influencias -electrónica, oriental, soul- , de letras en árabe e inglés, la actuación de este grupo establece la pauta de lo que está por venir: “Vamos a disolver el muro de México y de Belén… Palestino, latino, andino, no seremos silenciados”, dice la letra de su canción “Border control”. El grupo agradece la invitación de Massive Attack, el apoyo a la causa palestina, y el público responde con entusiasta ovación.
“Cada una de nuestras canciones es en solidaridad con Palestina”, dirá más tarde Robert del Naja, una vez que Massive se ha despachado temas emblemáticos de su cancionero, como “Inertia Creeps” o “Black Milk”, esta última en voz de Elizabeth Fraser, ex cantante de los Cocteau Twins, y frecuente colaboradora de este colectivo. Otro invitado, Horace Andy, ya de 75 años, canta muy al principio del concierto una versión fabulosa de “Risingson”, del gran disco Mezzanine.
En otra parte del show, Del Naja interrumpe la música para llamar a escena a una representante de Médicos sin Fronteras, que toma el micrófono para condenar a un ejército israelí que mata a doctores y trabajadores sanitarios, lo mismo que a periodistas, voluntarios de organizaciones no gubernamentales y a todo quien se atraviese por ahí, trátese de mujeres, niños, ancianos… como nos lo recuerdan las impactantes imágenes que se despliegan a espaldas de la banda, comprometida y activista.
La manifestación de Primal Scream es de otro estilo, más frenética y anarquista, de altos decibeles, más rocanrolera en una palabra. El concierto se convierte en sus mejores momentos en una auténtica rave party.
El grupo nació en el inmediato pospunk, su música una mezcla de rock sicodélico, electrónica, funk y gospel, mix que cuajó perfectamente en su tercer disco, “Screamadelica” (1991), obra maestra bajo cuya sombra ha vivido desde entonces.
El pequeño escenario de La Cigale no da para un despliegue multimedia como el de Massive Attack. El espectáculo recae en el histrionismo y la energía de Bobby Gillespie, secundado por la guitarra de su fiel cómplice, Andrew Innes, el bajo de la sexy y fabulosa bajista Simone Butler, apariciones del saxofonista Andrew White y dos cantantes negras para el toque gospel.
El mensaje de protesta y resistencia se encuentra en las letras de las canciones del nuevo disco que Primal Scream promueve en esta gira, Move Ahead.
Gillespie, héroe de la clase trabajadora, hijo de sindicalista, siempre ha tenido su corazón y su lírica muy a la izquierda, pero no se le había visto tan radical y desesperanzado.
En sus nuevas canciones ve un mundo sumergido en aguas muy oscuras, dominado por la ignorancia y la conspiración (“Into Dark Waters”); todos los sistemas han fallado, la tormenta se avecina, es necesaria una nueva revolución (“Love Insurrection”); la sociedad igualitaria que previó Karl Marx está más lejos que Marte, la teología del mercado ha hecho del mundo un casino de Las Vegas, la democracia es una gran mentira (“Innocent Money”).
Estamos perdidos, necesitamos otra dirección, el centro no ha logrado sostenerse, nos hemos ahorcado con una soga de oro (“TheCenter CannotHold”). ¡Vaya panorama el que nos dejan Gillespie y su banda!
¿Será que, ante este deprimente estado de las cosas, regresa el espíritu insurgente de los años 60? Quién sabe, pero empieza a haber similitudes: manifestaciones estudiantiles, ejércitos y guardias nacionales en las calles, tambores de guerra, políticos desquiciados, sociedades polarizadas… Los tiempos están cambiando, como diría Bob Dylan. Hagamos caso a Lennon: imaginemos otro mundo, uno más humanitario. Ese es el mensaje desde París.
— Massive Attack (@MassiveAttackUK) January 27, 2025