A dos años de su estreno en TikTok, el Museo Nacional del Prado ya tiene más de 400 mil seguidores, 40 mil en los últimos dos meses, y sus contenidos han alcanzado 3.5 millones de “me gusta”. Además, ha sido el museo internacional que más ha crecido en las redes sociales, tal y como señala el ranking publicado por The Art Newspaper.
Algo que no asombra a los familiarizados con las redes sociales, pues a raíz de la pandemia, el despegue y consolidación de TikTok han sido arrolladores.
Desde el lanzamiento de TikTok, hace apenas cinco años, la aplicación tiene más de mil millones de usuarios. Y se ha convertido en el rival a vencer de las redes sociales.
Y a pesar del éxito en el crecimiento de la red de videos cortos, la mayoría de las galerías de arte se resisten a apostar por la que fue la página web más popular de 2021 (según el estudio de Cloudflare). En contraste, aquellas que lo están haciendo están viendo recompensada esta estrategia comunicativa.
Y, como señala el trabajo de The Art Newspaper, aquellos museos que han ido aumentando su contenido en esta red social han ido subiendo escalones en el ranking total de seguidores en redes sociales. El Prado no es el único museo que apostó por TikTok y que se vio beneficiado. Lo mismo ocurre con otros museos como la National Gallery de Londres, cuyos seguidores en redes sociales han subido un 3.7 por ciento con respecto a 2020, y cuenta con más de 200 mil seguidores en TikTok. O la Galería Uffizi, que incrementó su público joven al entrar en la red social, donde tiene 125 mil seguidores. El perfil de su cuenta se caracteriza por utilizar los sonidos que son virales en la red social junto con las imágenes de las figuras famosas de sus cuadros como cuadros bailando, entre ellos la Venus de Sandro Botticelli o por crear historias con ellos a partir de agregar filtros y emojis a las obras de arte.
¿Cuál es el miedo de los museos y galerías a incursionar? ¿Acaso temen perder su status quo de santuarios del arte?
Al parecer los museos aún siguen considerándose como recintos sagrados que debe ser para los iluminados para aquellos que conocen de arte o pretenden aparentar saber. Nos hemos olvidado de la función comunicativa del arte. Esa función liberadora del arte para las masas del poder hegémonico de unos cuantos. El arte debe, como Promoteo, ser ese fuego liberador. Y no pasa nada si las bailarinas de Degas cambian el ballet por un movimiento a ritmo de Bad Bunny, si de esa manera se tienden puentes. Al final es la apropiación de las ideas de las que habla Platón, pero en el mundo posmoderno.
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