Nick Cave Vancouver Bad Seeds Wild God Warren Ellis

Nick Cave en Vancouver: dios salvaje y “crooner” gótico

Lo acompaña su cómplice, Warren Ellis, que con su melena gris y barba, su histrionismo al violín y la guitarra, logra opacar por momentos al músico y escritor australiano

Vancouver. Nick Cave anda de gira por Estados Unidos y Canadá cuando alcanzo a verlo en su penúltimo concierto de esta gira, en el teatro Royal Elizabeth de Vancouver. Junto al grupo que formó en 1983, The Bad Seeds, el músico y escritor australiano promueve Wild God, disco con el que completa una especie de “trilogía del duelo”, tras la muerte de su hijo Arthur, de 15 años, en 2015, al caer de un acantilado cerca de su casa en Brighton (GB) luego de consumir LSD.

La muerte de este chico, el dolor, la culpa y los fantasmas han sido temas en los dos anteriores álbumes de Cave, Skeleton Tree (2016) y Ghosteen (2019), y también lo son en Wild God, pero ahora con un Nick diverso, más optimista y espiritual.Nick Cave Vancouver Bad Seeds Wild God Warren Ellis

El duelo persiste, pero ha pasado a una siguiente fase: “Joy” (Alegría) se llama una de las diez canciones del nuevo disco que Nick interpreta esta noche en Vancouver: cuenta del fantasma de un niño en llamas, rodeado de estrellas, que se le aparece en la noche para decirle entre sueños: “Ya hemos sufrido bastante/ Es tiempo de alegría…”. Rara declaratoria viniendo de alguien tan down como Nick (no confundir, como tantos otros, con el actor Nicolas Cage, porque además se parecen físicamente).

En la escena, este Nick, con la elegante estética de dandy dark, su larga silueta enfundada en un traje negro a la medida de la diseñadora Bella Freud; zapatos Gucci, a la medida también; su cabellera teñida de azabache y peinada decididamente para atrás, todo un crooner gótico, en la estela del gran Elvis Presley, su modelo más inmediato.

Cuando esta noche canta el estupendo blues “Tupelo”, con imágenes apocalípticas que presagian el nacimiento de Elvis, en Tupelo, Misisipi, la casa se viene abajo, es un delirio… ¿Alguien dijo Bob Dylan?

Veterano de la escena, conoce perfectamente sus “¡yeah, yeah!”, que ladra en cuclillas ante los afortunados fans de las primeras filas, casi montados sobre el escenario, elevando todos sus brazos para tocar o rozar a Nick, mientras que él canta “Frogs”, la excelente canción que abre el concierto: “I’m holdig your hand/ It’s Sunday morning/ And I’m searching for your hand …”.Nick Cave Vancouver Bad Seeds Wild God Warren Ellis

Hay algo de litúrgica celebración en la manera en que va por el escenario apretando las manos de sus extasiados fieles, se tiene el ambiente de un culto, todos en comunión. Un nuevo evangelio: “Rejoice, rejoice!”. ¡Regocíjense, pecadores! Qué raro suena esto, viniendo de alguien tan macabro como Cave.

Pero es que es el Nick tardío, casi de 70 años, curtido por los golpes de la vida, vuelto a nacer; parecía destinado a una eterna depresión personal y musical por el drama de su vida privada: en 2022 se le murió otro hijo, Jethro, de 30 años; al año siguiente pasó a mejor vida su madre, Dawn, a los 93; y luego, a los 61, su ex pareja y gran amiga Anita Lane, fundadora de The Bad Seeds. La mort dans tous ses états, la muerte por doquier.

A Nick Cave lo acompaña en escena su cómplice Warren Ellis

Nick viene de un lugar oscuro, como salido de las letras de alguna de sus canciones, de alguna balada asesina, como “Jubilee Street”, otra gran clásica de su repertorio, y que Nick y las Bad Seeds tocan esta noche de manera fenomenal, construyendo desde la nada un crescendo molto sostenutto, un gran momento de rocanrol, y en un gran momento de la vida para Nick que, pienso yo, encuentra en su ya tan avanzada edad su mejor versión, luminoso y solar.Nick Cave Vancouver Bad Seeds Wild God Warren Ellis

Es como si el también llamado “príncipe de las tinieblas” hubiese renacido a la luz, tal vez encontrado a Dios. Un Dios salvaje, capaz de castigarte de la peor manera, con la muerte de tus hijos, por ejemplo, pero también de brindarte paz y esperanza.

El punk furioso y heroinómano que hace casi 50 años fundó su primera banda, The Birthday Party, en Melbourne, se presenta hoy como un predicador cristiano: dicta sermón a ritmo de gospel, apoyado por un increíble cuarteto coro de cantantes negros: “¿Oh, quiénes son estos dioses que ahora defiendes / Y a qué vienen ahora, en el fin de los tiempos…?”, canta Nick bíblica y esplendidamente en “Final Rescue Attempt”, otro de los temas de Wild God en el set list de la noche, otro gran momento del show.

Lo acompaña en escena su cómplice y más cercano colaborador, Warren Ellis, quien con su melena gris y barba salvaje, su histrionismo al violín y la guitarra, logra opacar por momentos al mismo Nick. Colin Greenwood, el bajista de Radiohead, se ha unido a The Bad Seeds para esta gira, y toca formidable.Nick Cave Vancouver Bad Seeds Wild God Warren Ellis

En teclados, la canadiense Carly Paradis, primera mujer en formar part de The Bad Seeds desde 1995, cuando la difunta Anita Lane salió del grupo. (A la fecha, han pasado por The Bad Seeds 23 integrantes, más que un grupo, es un colectivo musical en torno de Nick, el fruto raro de estas malas semillas.)

En más de dos horas de concierto, Nick interpreta muchas de Wild God y pasa revista a varias de sus clásicas, como “Harry Lee”, en un dueto fabuloso con una de las negras del coro, o la balada “Into My Arms”, clásica entre sus clásicas (“I dont believe in an interventionist God…”), que interpreta con su voz cavernosa en solitario al piano, para cerrar desde lo más hondo el concierto. Tres mil fieles salen trascendidos de la experiencia.

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