Como miles de padres, asistí a la primera fecha de Olivia Rodrigo: GUTS World Tour en el Estadio GNP, acompañando a hijas e hijos de máximo 15 años de edad que fueron totalmente con el look de una de las artistas más importantes del momento.
Las fans de Olivia Rodrigo estuvieron presentes en el estadio horas antes del concierto, que comenzó justo a las 9:10 de la noche, hora en la que alrededor de 65 mil personas ya gritaban “Olivia”, “Olivia”, mientras sus outfits brillaban. Las faldas volaban a cada paso con zapatos, botas, sombreros morados, lentes y hasta bandas con leyendas como: “Obsessed” y diferentes excentricidades.
Algunos accedemos al concierto cuatro horas antes de la hora señalada en el boleto; otros se quedaron en el espacio destinado a los “padres resignados” que van a tener que esperar a sus vástagos afuera y hasta altas horas de la noche. “Ojalá no cierren el metro”, me dice Carlos, quien llevó a su hija de 16 años con dos amigas. Otro grupo se organiza y son mamás con sus hijas, todas vestidas de morado y listas para desembolsar hasta mil pesos por niña.
Es notorio: el público son mujeres de todas las edades, algunos hombres y parte de la comunidad LGTB, todos esperan emocionados.
Y sí, las noches se apagan para que Olivia Rodrigo aparezca y de inmediato los riffs, la batería y la poderosa voz de la cantante paralizan el foro como pocas veces lo he visto con “Obsessed”, un tema que me levanta del suelo y me pone a bailar pese al dolor de las rodillas.
No, no es un show de pop, es puro y absoluto rock ‘n’ roll, no hay parafernalia, son tres pantallas que la muestran plena y poderosa. Ella es capaz de provocar gritos de altos decibeles; las niñas se amontonan, bailan, gritan y vaya que gritan; nadie para.
Las mayores compran chelas de 200 pesos y no dejan de danzar: selfi por acá, por allá y hasta en el suelo. “Aquí ando, perras”, grita una acompañada de cinco amigas que cantan cada tema como si se les fuera la vida y eso que apenas comienza.
Temas como “Vampire”, “Lacy” o “Good 4 U” son el soundtrack de una generación donde Olivia Rodrigo no para; sube, corre, se avienta, se tira al suelo, se levanta, toca la guitarra, llegan sus bailarinas; se toquetean, juegan, brinca y la locura continúa sin parar; es una rock star de 22 años y nadie puede detenerla.
Me entero por las fans que Ocesa cambió el escenario, que no sacó una luna en el escenario, que cantó pocas canciones, que fue un show de festivales y no de gira de conciertos; así son los fans, nunca, nunca están en paz. Me pareció el tiempo necesario (una hora y 30 minutos) para un show poderoso que no necesitó de tiburones en el escenario, ni grandes coreografías o algún artilugio; fue un concierto lleno de adrenalina y sobre todo de rock.
Olivia Rodrigo consigue el silencio
Olivia Rodrigo pide silencio en el tema “Bad idea right” y sus fans lo respetan… silencio… Solo un vendedor grita: “Agua de a 50 pesos”. La cantante dice que es el show más grande que ha dado y la llora y con ella miles de fans, sus “Livies”, algunas solas, otras con chela en la mano y algunas de la mano de su padre, quien se ha puesto una playera “Gouts” y una pulsera de colores que intercambia con otras fans. Sí, lo hice… ¿Y qué? Me llevé como diez muy bonitas.
Al final, Olivia Rodrigo se despide, grita y pide que lo hagan sus fans y lo hacen hasta casi explotar los tímpanos de los presentes; las fans le responden todo y la adoran.
Entre un mar de gente, acompañado de mi hija adolescente, veo caras felices, algunas lágrimas, otras se abrazan, padres que saben que han cumplido la misión; y pienso que Olivia Rodrigo es la Janis Joplin de este tiempo. Creo que muchas de ellas sintieron lo mismo que cuando “la bruja del rock”, con 23 años, debutó en un festival cantando “Ball and Chain”. No sé, Rodrigo, Olivia solo tiene 22 años y ya conquistó al mundo.
watch the GUTS world tour from the best seat in the house… only on @netflix october 29th!!!🍿⭐️ https://t.co/ktutjFnuCY pic.twitter.com/YxlpH6dW4T
— Olivia Rodrigo (@oliviarodrigo) October 22, 2024
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