Peñalta abre la veta de «La roca íntima de todo»

El arte y la ciencia se entretejen en la exposición del artista capitalino que toma a las placas pétreas por lienzo y que se puede apreciar en la Casa Universitaria del Libro
El arte y la ciencia se entretejen en La roca íntima del todo, una exposición de Alan Peñalta
La obra de Peñalta alterna con piezas de las colecciones del Instituto y del Museo de Geología de la UNAM. Foto: Especial

El arte y la ciencia se entretejen en La roca íntima del todo, una exposición de Peñalta (Ciudad de México, 1963) que toma a las placas pétreas por lienzo para sustraer de ellas las historias inacabadas que la naturaleza nos sugiere.

En la muestra, que se exhibe en la Casa Universitaria del Libro (Casul) en el contexto del Festival de Ciencia y Arte El Aleph, hasta el 22 de junio, el artista busca materializar la relación entre la geología, las artes visuales y la literatura, ya que la colección de piezas pétreas “dialogará con fragmentos de la obra del escritor Jorge Luis Borges”, resaltaron durante su presentación.

La obra de Peñalta alterna con piezas de las colecciones del Instituto y del Museo de Geología de la UNAM, entre ellas un fragmento del meteorito que cayó en 1969 en la población de Allende, Chihuahua, para generar un relato poético que resume la esencia del origen y configuración de nuestro sistema solar.

El arte y la ciencia se entretejen en La roca íntima del todo, una exposición de Alan Peñalta
«Hay capas de memoria que se encienden en nuestras neuronas en el momento en que estamos viendo formas ocultas en que el artista los devela», apunta José Gordon. Foto: Especial

José Gordon, curador del Festival de Ciencia y Arte El Aleph, aseguró sobre la obra de Peñalta que: «estamos hablando de que entramos en capas más profundas de la realidad, de ahí que la metáfora y la exploración con la geología sean tan afortunadas, porque estamos hablando de capas tras capas que nos van llevando a algo insondable.

«De hecho, Oliver Sacks también planteaba la misma idea: cómo el hecho de que estemos en este momento reunidos es realmente la conjunción de toda una serie de fuerzas de la naturaleza que van desde el Big Bang, pasando por capas y capas y capas de historia hasta que llegamos a este momento de conciencia en donde estamos reflexionando sobre la posibilidad de entender el un punto el todo.

«De ver cómo se asoman los rostros de todo el universo en piedra. Y esto es muy interesante porque cuando vayan a recorrer la exposición, van a encontrar eso, cuando empezamos a ver las piedras o las rocas, estamos hablando de que hay capas. La geología las investiga desde la ciencia, pero también hay capas de memoria que se encienden en nuestras neuronas en el momento en que estamos viendo formas ocultas en que el artista nos devela, que el artista nos revela».

Para Elisa Fitz, secretaria académica del Instituto de Geología, la exposición de Peñalta “nos muestra esta transversalidad que existe o debe existir entre las ciencias y las artes, porque en nuestra red neuronal no se ve la diferencia”.

La geóloga compartió que, al igual que el artista, ha contemplado durante cientos de horas a las rocas: sus formas, texturas, su composición mineralógica y sus fracturas, que como en el caso de los humanos  nos dan cuenta de su historia.

“En la ciencia, este acto de observación cuidadosa se orienta a tratar de descifrar los procesos geológicos, biológicos o meteorológicos que han sufrido o gozado las rocas hasta llegar al estado actual y también nos lleva a descifrar cuántos miles o, quizá, millones de años les tomó llegar a este punto”, resaltó la especialista.

Fitz, quien abogó por “restaurar la dignidad de las rocas al dejar de llamarlas piedras”, enfatizó que este ejercicio de observación la une profundamente a la obra de Peñalta.

Mencionó que, aunque este material se ha utilizado en el arte desde hace miles de años, Peñalta va más allá y “devela a través de su particular, pero retadora técnica, rasgos biológicos, fantásticos, antropogénicos y hasta un universo de emociones y un espacio onírico”.

El arte y la ciencia se entretejen en La roca íntima del todo, una exposición de Alan Peñalta
José Gordon, Guadalupe Alonso, Elisa Fitz, el artista y Luis Espinosa Arrubarrena. Foto: Diego Franco Reyes
Peñalta contagia de su arte

En su intervención, el jefe del Museo de Geología, Luis Espinosa Arrubarrena, celebró que desde el momento en que el artista entró en contacto con el equipo del recinto “nos contagió de su arte”.

Espinosa equiparó a los geólogos con los directores de orquesta, pues así como éstos últimos pueden imaginarse una sinfonía, los primeros analizan todos los elementos que hay en las rocas y “entran en contacto con algo maravilloso: el tiempo profundo”.

“Animo al público a ver esta obra con los lentes que muchas veces nos dan los estudios geológicos… los geólogos nos hablan de una tercera dimensión de las rocas al meternos en el tiempo profundo, pero Alan nos regala una dimensión más donde podemos disfrutar la voz, las imágenes y el espíritu que nos arroja el tiempo profundo de la geología”.El arte y la ciencia se entretejen en La roca íntima del todo, una exposición de Alan Peñalta

Fernando Gálvez inició su participación con la frase “el que esté libre de piedras que le entre a su primer pecado” y compartió los detalles de la curaduría que corrió a su cargo: “Nos propusimos exactamente hacer un juego de suiseki, que es el arte japonés de elegir piedras que tengan una forma que parezca un árbol, un ser humano, un corazón o cualquier objeto, sin tocarlo, nada más colocarlo.

“Las piedras, exceptuando la meteorita de Allende, fueron elegidas por sus formas poéticas… lo que ustedes van a ver desplegadas en las salas es una alternancia entre un libro petrificado y una pieza de Alan que cuenta como una página de ese libro una historia que él encontró, allí vamos a ver otra piedra que, según nosotros, nos refiere también a esos fenómenos formativos del sistema planetario o de las estrellas, del cosmos, de la vida”.

Al respecto, Peñalta, quien se dijo honrado, señaló: “Sé que existen, que ahí están y que llevan miles o millones de años, y entonces ya no me basta a mí con observar la naturaleza y con pintar o con expresarme de ella, sino que quiero ir a sus entrañas, quiero irme encima de ella y hurgar en la naturaleza que es la roca”.

 

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