El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó el jueves pasado una orden ejecutiva en la que pide el desmantelamiento del Departamento de Educación, una acción con la que pretende cumplir una promesa de campaña para eliminar una agencia que desde hace tiempo ha estado en la mira de los grupos conservadores, y que el propio magnate ha descrito como un nido de radicales, fanáticos y marxistas.
Trump afirmó que su gobierno cerrará el departamento más allá de sus “necesidades básicas”, preservando sus responsabilidades en relación con la financiación del Título I para escuelas de bajos ingresos, las becas Pell y el dinero para niños con discapacidades.
No obstante, el trasfondo no parece ser un interés genuino en los ahorros de los contribuyentes, sino más bien congraciarse con un sector que ha decidido anteponer sus propios intereses y dogmas al beneficio e interés superior por las infancias.
Pues ante un alegato de eliminar de la nómina excesos de la burocracia, en realidad están regresando la autoridad en temas controversiales y sobre derechos humanos a estados donde la batalla por estos asuntos se ha dado desde tiempos ancestrales.
Pero para Trump, “Estados Unidos no ha estado educando bien a sus alumnos desde hace mucho tiempo y todo el mundo sabe que esto es lo correcto”.
Al republicano se le ha olvidado que los derechos de las minorías no pueden estar a cargo de las mayorías, pues éstas quedarían aplastadas.
🇺🇸🍎Secretary of Education Linda McMahon explains why she would want to lead an agency that’s being eliminated:
“Education should be tailored to communities, and parents should be involved… with full transparency…” — @EDSecMcMahon pic.twitter.com/skOFBGcqWf
— The White House (@WhiteHouse) March 22, 2025
Al parecer, el presidente estadunidense desconoce o le conviene olvidar que el Departamento no está a cargo de los programas educativos o académicos, sino que su labor es velar por la preservación de derechos y contra la discriminación racial, y validar que el acceso a la educación sea para todos, sin que la pobreza sea un factor que aleje a los estudiantes de la escuela.
El representante demócrata Bobby Scott ha explicado que el Departamento “fue fundado en parte para garantizar la aplicación de los derechos civiles de los estudiantes; los defensores de la segregación en las escuelas públicas se opusieron e hicieron campaña por un regreso a los ‘derechos de los estados’” (AP).
Pero el sindicato de trabajadores de la educación no pudo expresarlo mejor: «No utilicen una ‘guerra contra lo woke’ para atacar a los niños que viven en la pobreza y a los niños con discapacidad, con el fin de financiar vales y recortes de impuestos para multimillonarios».
Trump encarga proceso a Lynda McMahon
Y al hablar de multimillonarios, no podemos dejar de lado a la actual secretaria de Educación, Lynda McMahon, quien es la magnate de la lucha libre, pero por ella sí parece estar preocupado el presidente Donald Trump, pues ha señalado que una vez que termine su encomienda de liquidar ese departamento “le encontrará alguna función que realizar dentro de la administración”.
Entonces al parecer eso de reducir puestos solo aplica para los empleados que dependen de su salario y de reducir inversión para los alumnos pobres, pues para sus amigos millonarios no importa que se mantengan en la nómina, aunque no exista la necesidad de su vacante.
Por desgracia, la llave que ha aplicado Lynda McMahon a la educación no es espectáculo, sino una agresión real.