De dibujar, pintar y jugar con plastilina durante su infancia, el artista plástico originario de Xalapa, Veracruz, Rabí Montoya Galán se distingue ahora en el área de la cerámica utilitaria contemporánea, obteniendo premios y menciones honoríficas por su aporte estético y artístico en este rubro.
“La cerámica utilitaria no demerita en nada el aporte estético o artístico ya que representa tres retos importantes: debe funcionar, tiene que ser cómoda para usarla y, además, debe despertar el interés para que realmente alguien la quiera tener consigo”, declara el ganador del primer lugar de la novena edición de la Bienal de Cerámica Utilitaria Contemporánea.
Para Rabí Montoya, el arte es un lenguaje, “una manera de hablar desde otras perspectivas. Hablar sin palabras. Cautivar los sentidos de otra manera”, comenta en entrevista el licenciado en Artes plásticas por la Universidad Veracruzana y maestro en estudios sobre el Arte por el Instituto Universitario Realia.
El entrevistado recuerda que desde pequeño le impactan los procesos de transformación de la materia, concretamente, la cuestión de quemar el material y ver esa transformación de los materiales y los esmaltes porque para bien o para mal, a veces salen objetos que superan sus expectativas, y otras no se acerca a lo esperado, aunque le tenía fe.
“Me emociona mucho abrir el horno, es como Navidad, es descubrir qué me trajo de regalo todo el trabajo que hice”.
La trayectoria del maestro ceramista comenzó cuando egresó de la universidad y empieza a descubrir la amplia gama de posibilidades que tenía, primero porque en la zona en la que vive hay muchos artistas que tienen talleres de cerámica enfocados a la línea artística, con quienes tomó diferentes cursos y talleres.
“Los trabajos de esos grandes maestros también me influyeron mucho para querer indagar en este mundo de la cerámica y definir mi propio estilo”.
Cuando viajaba, trataba de visitar lo más posible los talleres de sus colegas “quería conocer sus espacios, sus hornos, el trabajo que hay detrás de las piezas y poder platicar con ellos, como un networking que es como se le llama ahora a una red de vínculos que en un futuro nos servirá para apoyarnos y compartir técnicas también”.
Con las nuevas tecnologías el trabajo del artista es menos solitario, comenta, puesto que se puede estar en contacto con gente de cualquier lugar.
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“Tengo colegas que me ayudan cuando surge alguna duda, o también les pido consejos de dónde comprar insumos. Creo que es muy bonito porque el trabajo del artista que tiende a ser un poco solitario en el proceso de estar creando; uno está en sus espacios, es bueno, pero por otro lado a veces también es necesario compartir y aterrizar ideas y compartir con otras personas”.
El docente y técnico académico del Instituto de Artes Plásticas de la UV y restaurador de piezas arqueológicas de cerámica en el Museo de Antropología de Xalapa se dedica también a la investigación y producción artística, principalmente con medios cerámicos, complementando su investigación con artistas como Graciela Olio, Rafa Pérez, David Zimbrón, Elsa Naveda, Simon Leach, en 2007 trabajó como asistente de Nina Hole y Rocío Sagaón, y en 2008 fue residente del Centro de Investigación Cerámica Guldagergaard en Skaelskor Dinamarca.
Este camino lo ha llevado a participar en más de 30 exposiciones colectivas y 11 individuales, además de ser acreedor en tres ocasiones al Programa de Estímulos a la Creación Artística (Pecda) Veracruz en la categoría de Jóvenes Creadores, así como la selección en diversas bienales, resaltando en su trabajo su admiración por la naturaleza y la vida “porque el ambiente en el que vivo me inspira y el oro está incluido en mi paleta de esmaltes”.