Dios fulmine a la que escriba sobre mí fue otro de mis libros que adquirí en la FIL Guadalajara, editorial Sexto Piso, una de mis favoritas y con la grandísima suerte de estar firmado por Aura García-Junco.
El título es excelente y el contenido aún mejor. En la presentación del libro llamó mi atención que en la mesa hablaban más sobre sus experiencias al leer que del libro en sí, incluso comentamos que por qué no dejaban que Aura hablara más sobre su creación. Al comenzar la lectura entendí a las presentadoras. Aura, gracias a su narrativa, te invita a una plática, inevitablemente te lleva hacia experiencias personales, es como si te fueras a tomar un café o un mezcal con ella, por eso mismo nombraré solo algunas de las que trajo a mi mente.
Escribe sobre los libros, su significado, la obsesión tenemos algunos sobre comprarlos, también de quienes son más desprendidos, me hizo pensar que los libros siempre pertenecerán a su primer dueño, aunque alguien más los tenga y es un vínculo que tenemos con ese ser. Por ejemplo, en una relectura que tuve de Clarice Lispector con su increíble La hora de la estrella, yo tenía el ejemplar que era de mi papá, por un momento no lo pude localizar en el librero, sentí desesperación, al acercarse mi familia a preguntar qué pasaba, mi respuesta fue «estoy buscando un libro de mi papá».
Pero Dios fulmine a la que escriba sobre mí y Aura no solo hablan de la relación con los libros, me hicieron cuestionar mi papel como madre, recordar y repensar la relación con mi padre.
En la inevitable pérdida, no importa como haya sido la relación con tus padres, buena, mala, conflictiva, esa llamada provoca que te arranquen un pedazo de entraña.
De cómo los padres no queremos perturbar a nuestros hijos, pero es imposible, como hijos nos preocupamos y sufrimos por ellos aunque no quieran.
Dios… El arte, refugio y sanación
Aura nos relata su duelo, su relación con la biblioteca que hereda de su padre, objeto de ira, ahogo y con el tiempo una reconciliación.
De los libreros y sus ocupantes, ¿qué harán mis hijas?, pensé del incierto futuro de mis preciados objetos cuando yo ya no esté.
Me hizo recordar que en el momento cuando más enojada me sentía por la muerte de mi padre, Coetzee con El maestro de Petersburgo, me acompañó, comprendió y fueron sus palabras las que me ayudaron en mis noches de insomnio.
De la escritura como un novenario, del profundo vacío, del ínfimo frío que recorre el cuerpo cuando pierdes a alguno de tus padres.
Aura, con Dios fulmine a la que escriba sobre mí, también nos comparte una buena cantidad de títulos acompañados de fragmentos de libros imperdibles, si están buscando recomendaciones, aquí hay varias.
De la familia
Nos relata parte de la historia de su familia, nos habla del pariente incómodo y esta parte no tiene pierde, en todas las familias existen. Aunque Aura nos pone la vara muy alta con un tío nazi, pensé en los míos y, por mencionar alguno, en un tío que era un copulador obsesivo e irresponsable, un tipo que tuvo más de 80 hijos contados y un indeterminado número de mujeres abandonadas. Un alivio para la humanidad cuando falleció, sin entender por qué algunos atendieron a su funeral, tal vez solo para constatar que este pedazo de humano si había dejado de existir.
Los invito a que lean este fabuloso texto, Dios fulmine a la que escriba sobre mí. Sus pies de página pongan mucha atención, tiene significantes preciosos.
Busquen el libro, adquiéranlo, no presto el mío.
Y con todo el respeto para Aura, un shandy pascalizado para ella por haber escrito esta joya.
Hoy que me avisaron de la primera reimpresión de “Dios fulmine a la que escriba sobre mí”, además de que me puse muy contenta, me pareció una oportunidad para agradecer a todas las personas que han leído y recomendado el libro. Muchas muchas gracias. @EdSextoPiso pic.twitter.com/VEFAF4R3s6
— Aura García-Junco (@aauuurrraa) January 11, 2024