Un, dos, tres. Veni, Ricky, vinci. Con poco más de medio siglo de vida, Ricky Martín saltó a la arena, partió plaza, saludó al público con la versión actualizada del siglo XXI de los gladiadores y dijo: “Vengo a entregarles mi alma”. E hizo un viaje sinfónico por su carrera marcada por vivir la vida loca.
Apenas hora y media de música, de bailes privados del boricua para poco más de 17 mil espectadores que acudieron al matadero de gritos y de besos de la Arena Ciudad de México –que no por nada está junto al antiguo rastro de Ferrería–, hicieron de la noche del miércoles 20 de septiembre un ritual pagano donde el tiempo se sacrificaba con gusto para devolver al espectáculo la comunión sin olvido.
El Rey del Pop Latino, como le apodan los que saben, quiso ser clásico y se puso otra vez sinfónico, como en julio de 2022 cuando agotó boletos en el Hollywood Bowl con la Filarmónica de Los Ángeles, bajo la batuta del eterno niño prodigio venezolano Gustavo Dudamel. Su gira, más modesta ahora con la orquesta sinfónica The House of Beat (en junio pasado el cantante había tuiteado que lo acompañaría en el tour la Camerata Metropolitana), con alrededor de medio centenar de músicos, se inició el 16 de septiembre en Cancún, pasó por Mérida, para finalmente hacer cabeza de playa en la arena capitalina.
Después de la andanada de besos forzados que la Kiss Cam aplica al público del foro de Azcapotzalco, Ricky Martin salió poquito después de las 21:30 horas. Presumió su físico, pero, sobre todo, presumió la buena noticia: la víspera, otra vez resultó nominado a los Grammy Latinos 2023 por su álbum Play.
Con Christian Nodal
También más adelante presumió su colaboración con Christian Nodal, a quien virtualmente invitó a través de las pantallas a cantar juntos “Fuego de noche, Nieve de día”, apenas reestrenada en video con orquesta sinfónica el día previo, versión a partir del éxito homónimo de 1996 del disco A medio vivir.
“Es un tema muy especial para mí”, contó Ricky Martin, que cambió de vestuario del negro al blanco, del rigor del luto posdivorcio al luminoso encuentro lunar con sus licántropos, que aullaban poseídos, en medio de las frágiles notas de los violines, de chelos, de violas, entre rudas baterías de percusiones.
Por allí andaba farándula, incluso. Alguien detectó con ojo clínico entre la masa pública a la actriz y conductora Rebecca de Alba, a quien se le relacionó sentimentalmente por una década con el cantante. La zacatecana tuvo así su reencuentro con el puertorriqueño, a quien fue escuchar con Mariana Yazbek.
“Buenas noches, México, ¿cómo estás?” Las palabras del ex Menudo apenas eran audibles por el griterío que subía y bajaba como una marea gutural, desde las lunetas hasta las gradas de los gallineros.
“Obviamente, una noche muy especial, en esta maravillosa ciudad que me ha dado tantas cosas lindas, empezando por las miradas, las sonrisas, el aplauso de esta audiencia. Esta noche me siento más afortunado, porque estoy rodeado de un talento tan maravilloso, talento mexicano, en este escenario. Muchas gracias, maestro, por su arte, por su talento, por su entrega”, dijo a Mario Santos, director de la orquesta sinfónica y ganador del Grammy Latino 2008 como productor del álbum Cualquier día, de Kany García, después de dar una probadita de hacia dónde iba el concierto con “Pégate” y “Volverás”.
Nadie recordaba ya que la orquesta Camerata Metropolitana anunció el 30 de agosto pasado que no participaría en la gira de Ricky Martin tras alegar que no se había logrado un acuerdo con la producción y aludir que, al ser una asociación civil, buscaba las mejores condiciones laborales para sus músicos.
“Hoy vamos a pasar por muchas emociones, desde lo romántico hasta la fiesta. ¿Están listos para pasarla bien? ¿Estamos listos? Vengo a entregarles mi alma, voy a dejar mi alma en este escenario”, continuó Ricky Martin el diálogo con los miles que respondían con gritos a su gurú del pop.
Después de “Gracias por pensar”, les cayó “La bomba”, la cosa linda, la cosa buena, esa gotita de nada.
Vinieron “Con tu nombre”, “Fuego de noche, nieve de día” y el video tras el escenario con Christian Nodal y sus tatuajes pop; “Disparo al corazón”, “Vuelo”, “El amor de mi vida”, “Te extraño”, “Asignatura”, “Vuelve”… Y llegó la fiesta latina a todo pulmón con “Lola”, “María”, “Mordidita”, “Livin’ La Vida Loca”, “Vente pa’acá”, “La copa de la vida” y el encore con “Tal vez” y “Tu recuerdo”.
Una veintena de temas que se escucharán también en sus presentaciones en Querétaro, el 22 de septiembre; en León, el 24; el 27, en Guadalajara, y el 29, en Monterrey, para cerrar su aventura sinfónica este país al que Ricky Martin repitió como un mantra: “México, mi alma es tuya. Te quiero”.
Si alguien dudaba que el cantante puertorriqueño estaba en su apogeo a dos meses de su divorcio; si alguien dudaba que la Arena Ciudad de México se iba a llenar (es lo malo de que citen a la prensa de espectáculos dos horas y media antes, porque el temor entre la tropa sí que había al ver medio vacío el centro de entretenimiento a las 21 horas); si alguien dudaba que a sus 51 años (cumplirá 52 la víspera de Navidad) ya no podía atraer nuevas generaciones, el múltiple ganador del Grammy, MTV Awards y premios Lo Nuestro demostró con su concierto Ricky Martin Sinfónico que también ya es un clásico.
Y “alé, alé, alé”. El Ricky está de pie.
🔥FUEGO DE NOCHE, NIEVE DE DÍA❄️ @ricky_martin @nodal 🇲🇽🤝🏼🇵🇷💚
Vayan a buscar ya mismo la canción y video mi gente! pic.twitter.com/CZ8alqjc3v— Ricky Martin (@ricky_martin) September 20, 2023