Roger Waters: gira del adiós y debate político

El respaldo del ex Pink Floyd a los palestinos lo enfrenta ya no sólo con la comunidad y gobierno judíos, sino con autoridades alemanas, a las que ganó en la corte
Roger Waters en la gira del adiós. Fotos: Twitter de Roger Waters
Roger Waters en la gira del adiós. Fotos: Twitter de Roger Waters

Ciudad de México. Han pasado más de cincuenta años desde aquel día en que el popular chico universitario Roger Waters se acercó interesadamente a su compañero de clases de diseño y arquitectura Nick Mason, a quien jamás había dirigido la palabra en el semestre, para pedirle prestado su viejo vehículo. La mitad de la futura banda Pink Floyd, bajista y baterista, empezaba a tomar forma.

Estos días Waters recorre el mundo con su gira de despedida This is not a drill (Esto no es un simulacro, no es una broma), que incluye también la película de un concierto del rock star en Praga, séptimo tour en solitario desde su rompimiento con la banda británica, no exento de polémica por el discurso político que ha caracterizado su carrera.

Conocida su proclividad a abogar por el pueblo palestino y comparar a las autoridades israelíes con el apartheid ya erradicado en Sudáfrica como forma de gobierno, además de sus repetidos llamados a boicotear Tel Aviv como sede de conciertos, ahora su enfrentamiento tuvo ecos en el corazón de Europa, donde el consejo ciudadano de Fráncfort quiso, sin éxito, cancelar la presentación.

Estable en medio del enésimo desencuentro público con su ex compañero de banda, David Gilmour, y la esposa de éste, a propósito de las críticas de Waters a los extremistas ucranianos y a la OTAN y por su proyecto de grabar de nuevo todo el legendario álbum The Dark Side of the Moon, cuando tenía encima la restricción a su concierto en aquella región alemana.

El bajista se movilizó y además de interponer un recurso ante la justicia germana, abrió una cuenta de change.org para echar abajo la cancelación por “antisemitismo” con firmantes como Brian Eno, Peter Gabriel, Anwar Hadid, Tom Morello, Noam Chomsky, Cornel West, Susan Sarandon, Ken Loach, Nick Mason y Eric Clapton, entre miles más que argumentaron que las expresiones de Roger las comparten Amnistía Internacional, Human Rights Watch y hasta entidades israelíes promotoras de “los dos Estados”.

Superado el escollo y con la gira en curso con recitales en Europa del Este, Ámsterdam y París, Waters llegó a Alemania, donde se presentó primero en Colonia y después en Berlín, justo antes del disputado concierto de hoy domingo en Fráncfort. Sin embargo, la discusión no ha terminado y después de recibir severos ataques por el contenido de su espectáculo en la capital alemana, el bajista debió emitir un nuevo comunicado en el que denuncia un nuevo intento por “silenciarlo”.

“Los elementos de mi espectáculo que han sido cuestionados son una clara declaración en contra del fascismo, de la injusticia y la discriminación en todas sus formas. Los intentos por representar esos elementos como algo más sólo pueden tener motivaciones políticas. El retrato de un fascista demagogo ha sido constante en mis conciertos desde The Wall, con Pink Floyd, en 1980”, expresó.

“He pasado toda mi vida luchando contra autoritarismo y opresión en donde los veo. Cuando era niño después de la guerra, el nombre de Ana Frank se oía a menudo en casa y se convirtió en un recordatorio permanente de lo que sucede cuando el fascismo se impone. Mis padres combatieron a los nazis en la Segunda Guerra Mundial y mi papá pagó el mayor precio”, prosiguió Waters.

Y es que la guerra contra el músico no ha estado exenta de invenciones, como la de algún reportero que lo hacía despreciar el talento musical de Gilmour, a lo que también debió salir al paso, justo cuando la esposa del guitarrista, Polly Samson, acusó públicamente a Roger de “apologista de Putin, antisemita hasta la médula, ladrón, hipócrita, evasor, misógino, envidioso y megalómano”, todo respaldado por David en Twitter. Waters sólo respondió que los comentarios de la mujer eran “incendiarios y tremendamente falsos”.

Así llega hoy el músico a su controvertida cita con Fráncfort en la gira del adiós, que por cierto tocará innumerables recintos de América Latina a finales de año con localidades agotadas desde ya.

 

 

 

 

 

 

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