Una equis o cruz, lo que el público quisiera ver, fue el escenario 360 grados que se colocó en el centro del Palacio de los Deportes para que los fanáticos de Roger Waters pudieran verlo desde cualquier punto.
Minutos después de las 21:00 horas, el británico comenzó un velada de 150 minutos que para nada fue un simulacro, por el contrario, en la gira “This is not a Drill” que comenzó en 2019 y que debido a la pandemia no pudo llegar a nuestro país, ahora tocaba a Ciudad de México, dos días después de que hiciera lo propio en Monterrey escuchar rolas de The Dark Side of the Moon, Wish you Were Here, Animals y The Wall, de Pink Floyd, así como de su etapa fuera de esa gran banda como This the Life we Really Want?
Las megapantallas comenzaron a mostrar las imágenes de una ciudad en ruinas, apocalíptica, en donde sus habitantes eran simplemente zombis, mientras se escuchaba “Svefn-g-englar”, y después soltar “Comfortably Numb”, con la que las 20 mil personas que coparon el inmueble y ya le entregaban al intérprete, le mostró aún más su admiración.
“The Happiest Days of our Lives” fue el preámbulo para que Roger Waters obsequiara la que quizá es la más popular de las rolas de Pink Floyd: “Another Brick in the Wall, Part 2”, y dejar que la concurrencia se convirtiera en un gran coro, y rematar con la parte 3 de la esa canción.
Después, Waters ofreció “The Powers That be”, donde se mostraba en las pantallas diversas consignas como “el poder es de nosotros” y mostrando el nombre de personas “pérdidas” en Jalisco y otras partes del mundo, así como la brutalidad policiaca en el orbe.
Seguiría “The Bravery of Being out of Range”, con las caras Barak Obama, el primer presidente negro en Estados Unidos, y Donald Trump, como contrincantes, y remató con el actor y ex presidente Ronald Reagan.
Al término, se dirigió a sus fanáticos para comentarles que “voy a hablar en español: Quiero agradecer a todos por estar aquí, significa mucho para mí”, y de inmediato tocar “The Bar”, con pasajes en las pantallas de tierras áridas donde habitan tribus indias.
El show seguiría con “Have a Cigar” con algunas imagines del “El lado oscuro de la luna” y aquella época del Pink sesentero, para luego tocar “Wish you Were Here”, “Shine on you Crazy Diamond” con consignas en pantalla de que él y Syd Barrett estudiaron los Cambridge “y nosotros fuimos la banda”; y rematar con “Sheep”, donde mostró que las ovejas suelen ser muy fácil de encaminar.
Con ello Roger Waters hace un paréntesis para que la concurrencia aprovechara 15 minutos para lo que más le urgiera. Tras el receso, las luces del inmueble se apagaron y comenzó a escucharse “In the Flesh”.
Continuó la que no podía faltar: “Run Like Hell”, con el viaje en todo lo alto del llamado “domo de cobre” de ese cerdito que pone aún más emocionados a los melómanos.
El relax llegó con “Déjà Vu” y un reprise del mismo tema, así como con “Is This the Life we Really Want?”
Pero todo eso cambió con “Money” y el clásico ruido de las monedas, esas que, de acuerdo con la rola, corrompen los ideales de las personas.
Siguieron “Us and Them”, “Any Colour you Like” (con la consigna en pantalla de que en el mundo conviven un sinnúmero de razas), “Brain Damage” y “Eclipse2.
El setlist se complementó con “Two Suns in the Sunset”, y de nueva cuenta “The Bar” para cerrar con el muro destruido en pantalla acompañado de “Outside the Wall”.
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INCREDIBLE CROWD TONIGHT! MUCHAS GRACIAS MEXICO CITY!!! pic.twitter.com/vFDDbDbty0
— Roger Waters (@rogerwaters) October 15, 2022