Las previsiones se cumplieron: el lanzamiento de la teleserie The Wheel of Time (La rueda del tiempo, 2021) despertó el interés de los espectadores. Y me refiero no sólo a los lectores de los libros de Robert Jordan ―que nunca han sido demasiados, aunque sí por lo común fervorosos―, sino a quienes padecieron cierta forma de orfandad con el fin de Game of Thrones (2011-2019).
The Wheel of Time es un evento de primer orden. Sea que el espectador sienta inclinación por la fantasía, o no, el autor del ciclo novelístico compuesto por más de 10 entregas (un total de más de 10 mil páginas) se dio a la tarea de crear una cosmología en la que las fuerzas del bien batallan contra el mal, en tanto que el ser humano se ve obligado a actuar.
Algunos lectores conocieron el ciclo en formato de libro en las ediciones de la editorial Timunmas, publicadas en las décadas de los ochenta y noventa. Para suerte de todos, la editorial Minotauro, referente de la fantasía y la ciencia ficción en lengua española, reeditó los volúmenes con lo cual el ciclo queda canonizado como una parte fundamental del género.
No será fácil para los espectadores ocasionales, sin embargo, entrar al universo de Robert Jordan. Los referentes gnósticos y las apropiaciones de las antiguas sabidurías orientales, mezcladas con acentos de new age y otros guiños de aire posmoderno, mantendrán a raya a quienes buscan una serie para mirar con el ojo puesto también en otra actividad. Uno debe sentarse y atender a lo que sucede en la pantalla.
The Wheel of Time, al igual que la serie narrativa, es un producto que requiere atención y curiosidad por saber más del universo en el que ocurre. Tiene leyes que se parecen a las nuestras, aunque nunca demasiado. La serie no se entregará a la primera, incluso con la ayuda de los efectos especiales.
Mal hará quien la busque para encontrar vestigios de la obra de Tolkien (el santo y seña de cualquier escritor de fantasía) o de Game of Thrones. Estamos ante un producto diferente. En la batalla actual de las plataformas de streaming, Amazon Prime saltó al vacío con una apuesta de riesgo.
Robert Jordan no es un narrador menor. Tampoco un producto de la mercadotecnia. No es la vitrina de escritores fantasma. Elaboró su obra de manera pausada, a lo largo de las décadas, antes de que accediese al mercado editorial de alto octanaje. La adaptación televisiva llevará a muchos lectores a sus libros, y eso debe celebrarse.
En la parte literaria, The Wheel of Time es un ciclo ambicioso y monumental en sus proporciones. Se desborda de imaginación, historias alternativas y enseñanzas que se producen al buscar objetos mágicos. Todo se pone en entredicho: el destino, la ética, el trato a los animales, el uso de la magia, la totalidad de ese fenómeno que denominados “persona”.
Si el canon literario no fuese inflexible con los subgéneros, Jordan sería uno de los autores más célebres de nuestro tiempo. Hoy es posible atisbar en poco tiempo cuál es la razón.
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aquí hay muchas cosas que canalizar: shippeos, dramas, un final épico…
pero para eso está @andreacompton, para contárnoslo antes del 1×07 de #LaRuedadelTiempo! pic.twitter.com/KSwsgg2M3H
— Prime Video España (@PrimeVideoES) December 16, 2021