Antes de entrar, ¿por qué no?, la compañía Festín Efímero invita un trago de mezcal: hay que gozar, olvidar, hay que darse valor, que raspe, porque La ley del ranchero muestra con música, cabaret y risas la brutalidad a la que ha sido sometida la comunidad LGBT+ en México. No es la primera versión de la obra, pero la vigencia del texto hace ecos y llama a reintentarlo, como comenta Tania María Muñoz, quien forma mancuerna con Edgar Valadez en la dirección.
“Algunos integrantes de la compañía habían montado la obra hace 10 años en el contexto del Festival Internacional de Teatro Universitario, y esa primera versión tuvo una temporada en el foro La Gruta. Años después, nos dimos cuenta de que el texto sigue más vigente de lo que quisiéramos y sigue retratando a una sociedad profundamente machista, homófoba y misógina. Es por esto que decidimos volver a darle vida al texto y hacer una nueva versión de la obra con un nuevo equipo y con algunas modificaciones.
«Tuvimos una primera temporada de este nuevo Ranchero en noviembre de 2019 que nos reiteró la vigencia del texto y su fuerza para conectar con quien la observa, por lo que decidimos buscar esta segunda temporada que fue posible realizar gracias al Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales”.
Ni siquiera hay que esperar a que se apaguen las luces, en el lobby del Foro La Gruta se encuentra un muro de horror donde se exhiben los crímenes de odio, la tragedia que vivimos.
De la pluma del dramaturgo Hugo Salcedo y la dupla en dirección surge un entramado sin imperfecciones que encanta por su aspereza al narrar tres relaciones y una muerte vinculadas al bar El Ranchero, donde el prófugo Kid (Guillermo Revilla) se da sus “tres o cuatro” escapadas y a veces sólo pasa “a saludar” pero sin dejar de ser el hombre, el orgullo de su padre.
Mimí (un extraordinario José Juan Sánchez que impacta con su versatilidad dentro del propio personaje) da la bienvenida al público con el burbujeante carisma del espectáculo de imitación (al más puro estilo del mítico Francis) y prologa la crudeza de un mundo orillado a la marginación y toda la sordidez que conlleva la sevicia de quienes se niegan a aceptar o a aceptarse. Un retrato de lo reprimido que se expulsa de forma violenta: aquí nadie se da por enterado, que para eso se es hombre, aquí no hay maricones, jotos, aquí nadie es puto. Primero muerto
“Para nosotros el teatro es el espacio que tenemos para denunciar todo aquello que nos parece injusto, es el espacio en el que podemos gritar nuestra inconformidad y al mismo tiempo generar una reflexión”, continúa Muñoz. “Gran parte del equipo que conforma la obra pertenece a la comunidad LGBT y ha vivido en primera persona esta violencia y esta discriminación. La ficción nos da un marco que nos permite reflejar una realidad que buscamos modificar, y creo que la obra crea ese espacio de reflexión y de denuncia y de rabia, pero al mismo tiempo es para nosotros un espacio de gozo y celebración”.
Y corren las historias, también la sangre de varias formas, con Alfredo (Héctor Iván González) y Mayeli (Martín Villarreal), con Tito (Elías Toscano) y Toto (Antonio Saavedra), y un desvalido Max (Óscar Serrano) sumido en la desesperación, todo aderezado con las intervenciones de El Muñeco (Abrahan González). Cuadros que no se quedan quietos, escenas siempre vivas con tensión que desafía desde al espectador más escéptico hasta al cínico profesional.
El mayor reto escénico, describe la directora Muñoz, fue “intentar convertir el foro en el bar El Ranchero. El bar es un símbolo muy importante, representa un espacio de desahogo, pero es también un foco de violencia, en donde el odio que genera el no aceptar la propia preferencia sexual, ni la de los demás, puede llegar a ser un catalizador de crímenes atroces. Decidimos recrear el bar, con parte del público dentro de la cantina generando así una experiencia cercana y envolvente.
“Otro reto importante fue dar la temporada aun en medio de la pandemia, sorteando contagios, modificando algunas cosas que ocurrían en la temporada pasada y que ahora no fueron posibles por el covid-19, hacer teatro con la incertidumbre de cuándo puede ser la última oportunidad que tengamos para contar esta historia”.
Lo único de lamentar del proyecto, llevado a cabo gracias al Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales, es que termina su temporada este jueves 28 de julio, a las 20 horas, en el Centro Cultural Helénico, foro La Gruta. Los boletos se pueden adquirir en línea, en https://www.helenico.gob.mx/la-ley-del-ranchero/, y en taquillas.
No se arrepentirán, es fabulosa.
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💅Goodbye mamacitas, ya se va “La ley del ranchero”.
Está noche se pone buena la cantina en nuestra penúltima función a las 20 h en el Foro La Gruta del @Helénico.
Boletos en taquilla y en linea 👉 https://t.co/OwpQbpHDeR#FestínEfímero pic.twitter.com/JK7ca1PnHB— Festín Efímero (@FestinEfimero) July 21, 2022